Ante el aumento de catástrofes climáticas que desestabilizan las comunicaciones que son necesarias para que los organismos apoyen a los afectados, miembros de la Universidad de Stanford y la Universidad Americana de Beirut (AUB) crearon una antena plegable para tener cobertura permanente.
Desde el año 2000 han incrementado los desastres naturales en un 134 %, esto según reportes de la ONU, y estas crisis ocasionan un daño a las infraestructuras de telecomunicaciones, donde miles de personas quedan sin línea para llamar a las autoridades.
Los expertos de la Universidad de Stanford y la AUB, crearon una antena portátil desplegable que logra establecer comunicaciones con satélites de forma precisa.
«Las soluciones de última generación que suelen emplearse en estas zonas son pesadas antenas parabólicas metálicas. No son fáciles de desplazar, requieren mucha energía para funcionar y no son especialmente rentables», indicó la profesora de Aeronáutica y Astronáutica en Stanford, autora de la investigación, Maria Sakovsky.
Es por ello que la antena que crearon «es ligera, consume poca energía y puede alternar entre dos estados de funcionamiento. Es capaz de hacer más con lo menos posible en estas zonas donde faltan comunicaciones».
Similitud con los satélites
Para el diseño del dispositivo se basaron en los elementos de los satélites y las naves espaciales, además de tomar en cuenta las limitaciones de masa y la cantidad de combustible, por lo que optaron por componentes ligeros, capas conductoras y flexibles para que fuese plegable.
Al estar en la órbita deseada, elementos como los paneles solares se extienden hasta quedar con su estructura completa, llegando a realizar sus funciones correspondientes.
Es por ello que los componentes fueron fabricados a base de fibra y un diseño en espiral para facilitar el cambio de su figura ejerciendo poca fuerza.
«Como queríamos que la antena pudiera plegarse hasta adoptar una forma compacta, empezamos con esta estructura que nos llevó a un diseño de antena muy poco tradicional. Estamos utilizando formas que nunca antes se habían empleado en antenas helicoidales, y hemos demostrado que funcionan» destacó Sakovsky.
El prototipo posee una forma de anillo de 8,5 centímetros de ancho y 2,5 de alto, impulsando la conexión de la señal de alta potencia. Al desplegarse puede alcanzar los 30 centímetros de largo y tener una respuesta omnidireccional.
«La frecuencia a la que se quiera trabajar determinará el tamaño de la antena, pero hemos demostrado que, independientemente de la frecuencia a la que se trabaje, este principio de diseño puede ampliarse para conseguir el mismo rendimiento», sostiene Sakovsky.
Etapa de pruebas
Hasta ahora, se ha sometido a diversas pruebas en Stanford, desde despliegues hasta rendimiento estructural, al tiempo en que los de AUB evaluaban su radiación electromagnética, logrando resultados óptimos.
Sin embargo, los expertos consideran que aún requiere de otros componentes, como un transceptor para enviar y recibir señales, un plano terrestre donde ver las ondas de radio, y más elementos electrónicos, sin que supere un kilogramo y se mantenga flexible.
A pesar de requerir de otros componentes, la idea de implementarlo en el espacio está en desarrollo, ya que se puede revolucionar en la comunicación satelital.
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