Mientras el pacto de Ligas Menores del venezolano Carlos Carrasco con los Guardianes estaba cerca de concretarse en la temporada muerta, el serpentinero comenzó a comunicarse con el encargado del clubhouse de Cleveland, Tony Amato, y le envió una foto de Ben Lively, quien se perfilaba a llevar el número 59 que Carrasco codiciaba.
Varias cosas debían salir bien para que siquiera pudiera comenzar a pensar en ponerse otra vez dicho número con el equipo. Primero, debía firmar. Luego con su contrato, Carrasco debía luchar para ganarse un puesto en el roster del equipo grande.
En ese momento, la rotación abridora ya se había concretado. El bullpen tenía uno o dos puestos por decidirse. Su camino hacia un regreso a la organización con la que debutó hace 15 años no estaba tan claro, pero el derecho tenía las esperanzas que este emotivo regreso podía hacerse realidad.
Este fin de semana, Carrasco se enteró de que había sido nombrado el quinto abridor para comenzar la campaña.
«Por su reacción parecía que era la primera vez que se ganaba un puesto en el roster del Día Inaugural», señaló el presidente de operaciones de béisbol, Chris Antonetti.
«Estaba contento. Fue algo maravilloso».
Por su parte, Carrasco lo describió de la siguiente manera: «Cada vez es algo emotivo, incluso cuando estuve aquí por tantos años, siempre venía a ganarme un puesto».
«Jamás pensé que tenía algo asegurado. Nunca fue así porque de igual manera en que trabajé en las Ligas Menores para llegar aquí, ahora hay varios que están haciendo lo mismo. Por eso siempre di todo mi esfuerzo».
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