El tabloide británico The Sun ha tenido acceso al documento que se publicará la próxima semana y en el que el Gobierno ha estado trabajando los últimos meses, después de que la creación de la Superliga, con seis fundadores ingleses, y la entrada de inversores de Arabia Saudí, haya obligado al fútbol inglés a reciclar sus normas.
Según lo que detalla el documento, la nueva normativa impedirá que entren nuevos dueños a la liga que no sean capaces de probar de dónde procede su riqueza. Además se introducirá un nuevo test a dueños y propietarios que tendrá en cuenta aspectos hasta ahora inéditos, como el respeto a los derechos humanos, un tema muy discutido cuando el fondo de inversión de Arabia Saudí compró el Newcastle hace ahora un año.
Los aficionados, hasta ahora sin voz ni voto en la toma de decisiones de los clubes, podrán parar movimientos como el cambio de diseño de las camisetas o del escudo. Además, tendrán el respaldo de un regulador independiente que estará financiado por los propios impuestos de los clubes y que será el encargado de decidir si los nuevos propietarios son aptos para un club, si los aficionados están teniendo protagonismo y de evitar que los equipos se unan a nuevas competiciones.
Con estas nueva legislación se trata también de evitar los colapsos económicos que ha sufrido toda la pirámide del fútbol inglés desde la introducción de la Premier League en 1992. Desde entonces, 60 clubes se han ido a la bancarrota.
El objetivo del ministerio de cultura y deporte es que esta nueva regulación esté en marcha para el comienzo de la temporada 2024-2025.
«Necesitamos más transparencia; y esta vendrá con la nueva regulación», aseguró Tracey Crouch, exministra de cultura y deporte que impulsó esta reforma del deporte.
Crouch explicó que una de las razones de poner en marcha esta nueva normativa es para evitar casos como el de Roman Abramovich, que se hizo con el Chelsea en 2003 y que tuvo que abandonar el club el año pasado por su implicación en la guerra de Rusa contra Ucrania.
«Es importante saber de dónde viene el dinero. Por eso siempre hubo dudas en torno a Roman Abramovich, por ejemplo», añadió Crouch.
Sin embargo, esta reforma no ha convencido a todo el mundo en Inglaterra y Fair Game, plataforma que vela por los intereses de los equipos más modestos del país, la ha calificado con un notable.
«No es perfecta. Hay que trabajar para que llegue a ser un sobresaliente. El fútbol necesita un cambio cultural. Necesitamos un flujo financiero más justo que sea controlado por un regular que recompense a los clubes bien dirigidos. Clubes que sean sostenibles económicamente, que tengan una buena dirección, que escuchen a los aficionados y que tengan unos estándares de calidad importantes», dijo Fair Game en un comunicado.
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