Bruselas.- Un año después del primer confinamiento por la pandemia, este jueves se inaugura en Bruselas un museo temporal y colaborativo para homenajear y preservar el relato de este «periodo insólito».
Al entrar en la sala, llama la atención un kayak de color rojo que descansa sobre el suelo del pasillo central, como si alguien lo hubiera sacado del trastero para utilizarlo, después de bastante tiempo sin hacerlo, y luego lo hubiera olvidado allí.
Cerca, a la izquierda de una serie de fotografías de personas realizando tareas cotidianas como comer, tejer o jugar al ping-pong, cuelga del techo una larga cortina hecha de rollos de papel higiénico, que hace las veces de mampara de separación con la entrada a la galería.
Un poco más adelante, cerca del kayak olvidado, emerge la figura de un coche de pequeño tamaño que, sin embargo, el hecho de ser de cartón le otorga el mérito de ser bastante grande.
En una de las paredes próximas al pequeño gran coche, Loïc muestra orgulloso una de sus fotografías, en la que aparece un chico caminando dentro de una enorme nave industrial abandonada, que hace dos siglos era una gran fábrica y que ahora los jóvenes visitan como entretenimiento,»ya que lo demás está cerrado», dice a Efe.
“MI MADRE LLORA”
«Mi madre llora. Está llorando porque aún no sabe qué pasará con ella y con mi padre».
El texto expuesto al lado de las fotografías también es de Loïc. Lo escribió durante el confinamiento y lo publicó en Facebook, donde poco después se hizo viral.
«A pesar de perder contacto social, el hecho de estar con mi familia fue muy reconfortante para mí»; reconoce a Efe Loïc Crobbedu, estudiante de la Universidad Libre de Bruselas (ULB) y uno de los cientos de alumnos que han querido aportar sus obras, objetos y testimonios a la exposición.
Los padres de Loïc tuvieron que echar el cierre a su pequeño negocio debido a las restricciones por la COVID-19, motivo por el cual escribió esa carta abierta, en la que se queja de la falta de ayudas para los autónomos del país.
UN MUSEO TEMPORAL COLABORATIVO
En el espacio reservado a las imágenes realizadas por el fotógrafo Charles Chojnacki en el primer mes del confinamiento en el Hospital Erasmus de Bruselas, Nathalie Levy, miembro del departamento de Cultura de la ULB, explica a Efe que en realidad no se trata de una exposición, sino de un «museo temporal», puesto que «no tenemos fechas».
La idea de crear el museo nació de dos departamentos de la ULB: el de Cultura reunió más de 150 objetos, dibujos, historias, fotos, montajes e, incluso, vídeos musicales, mientras que el de Archivos recogió testimonios, manuscritos o digitales, escritos por miembros de la comunidad universitaria.
En la exposición, que se puede visitar en la Sala Allende de la Universidad Libre de Bruselas, se pueden ver dibujos y pinturas, vídeos, relatos y poemas e, incluso, mamparas faciales de protección con dibujos de escenas que evocan a todo lo que se ha vivido en esta pandemia.
«Nos quedamos muy sorprendidos de recibir tantas cosas», reconoce Levy, quien asegura que el objetivo principal del museo era «reunir objetos que hicieran que la gente recordara lo que hemos vivido todos juntos».
Además, aunque el «museo» se inaugura este jueves, 18, aún está incompleto, ya que los organizadores invitan a los visitantes a que sigan aportando los recuerdos que tengan de su confinamiento para ampliarlo.
«Queremos crear una historia común», indica con entusiasmo Nathalie, «queremos preservar la memoria de esta situación, porque tenemos la sensación de que estamos viviendo algo nuevo en la Historia».
EL ARTE COMO FORMA DE EXPRESIÓN
El coche de cartón, explica Levy, lo construyó una mamá para sus hijos, con la intención de poder «llevarlos» a comprar una hamburguesa a una cadena de comida rápida tras el confinamiento duro.
La canoa, que tanto destacaba al entrar en la galería y que es la imagen del museo, es una irónica referencia a la recomendación que hizo el primer ministro belga de ir a hacer kayak tras el confinamiento, lo que la mayoría de la población «se tomó a broma», relata a Efe Nathalie. Misterio resuelto.
«Creo que estas obras de arte deben ser conservadas, porque son, básicamente, parte de nuestra historia», argumenta Loïc, quien cree que preservar la memoria y estos recuerdos es importante para «darnos cuenta de cómo la gente se siente» en estas situaciones.
«Creo que el arte es la mejor manera de expresar algo cuando estamos en crisis, porque es muy difícil hacerlo con palabras en una conversación», sentencia, después de hacerse la foto de familia con los organizadores delante del gran mural de retratos dibujados con mascarilla.
Mientras tanto, «nadie más que yo verá o escuchará las lágrimas y sollozos de mi madre», concluye su texto Loïc, uno más de los millones de personas que han vivido una historia, una memoria común, y que según los organizadores de esta muestra merece ser conservada.
Ricardo Ruiz Varo/EFE
¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!