El Mocho Agustín huyó de la casa con su esposa, luego de sacar todos los enseres de la casa

El hallazgo del cadáver de Josué Enrique Mata Jiménez de 16 años conmocionó a la comunidad del sector A de Gran Sabana, parroquia Unare de Puerto Ordaz, también conocida como Core 8.

Por semanas, familiares, vecinos y amigos buscaron al joven desaparecido desde el 9 de noviembre, hasta que su cuerpo fue localizado con una herida de bala en la espalda, en un terreno baldío y no en la precaria vivienda de “El Mocho”, un hombre con discapacidad en ambas piernas.

Josué, estudiante de quinto año de bachillerato en el Colegio Fe y Alegría, jugador de fútbol y practicaba karate salió de la casa de su hermana aquella noche del día domingo 9 de este mes en curso, tras ayudar a sus sobrinas con tareas escolares.

La víctima desapareció con su bicicleta esa noche luego que abandonó la vivienda de su hermana, iba rumbo a la casa de su padre pero nunca llegó, esa misma noche el velocípedo reapareció en manos de un supuesto amigo, quien en los actuales momentos está preso por este macabro suceso.

Existen versiones de manera extraoficial que Josué, estuvo secuestrado desde el día domingo, hasta que el día lunes vio la oportunidad de escapar y es cuando recibe un tiro en la espalda.

Al parecer, en la casa de El Mocho, tenían secuestrado al estudiante, hasta que dicho delincuente decidió matarlo por la espalda

72 horas

La angustia y la incertidumbre sumieron a la familia Mata Jiménez en un desesperado recorrido por la justicia y la esperanza.

Desde el primer momento en que Josué desapareció, buscaron apoyo en las autoridades policiales para denunciar su ausencia. Sin embargo, la respuesta fue dolorosa: debían esperar 72 horas para poder realizar la denuncia oficial.

Pero para unos padres que no veían a su hijo regresar, el tiempo era un enemigo cruel. Sin esperar esas horas, decidieron no resignarse y organizaron una intensa búsqueda con vecinos, amigos y el apoyo de las redes sociales. Se adentraron en senderos montañosos, visitaron casas de amigos y recorrieron cada rincón en el que su niño pudiera estar, sin hallar rastro alguno.

Entre tanto dolor colectivo, el hallazgo de una fosa común llamó la atención y encendió temores aún mayores. ¿Estaría allí el cuerpo de alguna víctima más? ¿O acaso los responsables planeaban desaparecer para siempre el paradero de Josué?

Pasadas las 72 horas exigidas por ley, la movilización policial finalmente cobró impulso. Pero el teléfono celular del joven permanecía apagado, aumentando la desesperación. En medio de la investigación, fue detenido el hombre que tenía en su poder la bicicleta que Josué había desaparecido junto a él, un indicio prometedor que sugería alguna respuesta en el oscuro caso.

Así, la búsqueda se tensaba con nuevos datos y la esperanza se mezclaba con el miedo. La comunidad seguía expectante, mientras las instituciones comenzaban a actuar y el retrato de una tragedia encarnaba el drama de tantas familias que claman por justicia.

En la vivienda del lado izquierdo funcionarios del Cicpc, sacaron la carrucha en la que trasladaron el cadáver hasta la zona boscosa de este barrio

Hallazgo del cadáver

La angustia de los padres de Josué Enrique Mata Jiménez alcanzó su punto más doloroso cuando la noticia que temían se confirmó; el joven de 16 años ya no estaba vivo. A pesar de haber albergado la esperanza de encontrarlo con vida, la realidad se impuso cruelmente al saber que su cuerpo fue hallado sin vida.

El motivo exacto del asesinato permanece en el misterio. Expertos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) manejan diversas hipótesis, siendo el robo de la bicicleta uno de los posibles móviles. Sin embargo, tampoco se ha podido determinar con certeza la data del fallecimiento.

Mientras se cumplían las 72 horas que la ley exige para iniciar formalmente la búsqueda de un desaparecido, “El Mocho” Agustín, el presunto responsable, junto a su esposa, organizaban su escape hacia Brasil. A pesar de ser discapacitado de las dos piernas, logró evadir la justicia, lo que ha generado indignación y descontento en la comunidad.

El caso mantuvo a la comunidad en vilo, que a través de las redes sociales y en cultos de oración, acompañaron con plegarias a la familia. Ahora, exigen a las autoridades policiales una justicia pronta y efectiva para Josué.

En el barrio, “El Mocho” Agustín, es conocido como un distribuidor de drogas con múltiples antecedentes policiales, capturado en reiteradas ocasiones pero liberado poco después.

Los vecinos exigen que esta vez la justicia sea firme y que actos como este no queden impunes, reclamando seguridad y protección para los jóvenes de la comunidad.

El sujeto que cargaba la bicicleta acompañó a los pesquisas al sitio en el cual abandonaron el cuerpo, en un terreno enmontado detrás del barrio Kavaneyen, el cadáver lo trasladaron en una carrucha de dos neumáticos que localizaron en la casa de una joven que vive en este mismo sector, su hermano fue detenido de manera preventiva.

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