Muchas especies atraviesan un marcado declive, y una de las principales causas es la falta de hábitats adecuados. Conservar las poblaciones y mantener el equilibrio de los ecosistemas requiere que el ser humano proporcione y preserve espacios naturales.
Una investigación publicada en la revista Science, con la colaboración de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y el Instituto de Agricultura Sostenible (IAS-CSIC), plantea aumentar la superficie de hábitats naturales dentro de las áreas agrícolas y garantizar su calidad y permanencia en el tiempo.
El compromiso europeo no alcanza
Según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Estrategia de Biodiversidad de la Unión Europea establece que al menos un 10 % de la superficie agraria debe destinarse a elementos paisajísticos como setos, árboles no productivos, muros de terraza o estanques antes de 2030.
Sin embargo, este compromiso resulta insuficiente para asegurar la supervivencia de polinizadores como abejas, abejorros y mariposas.
Resultados del estudio
El equipo científico analizó 59 estudios realizados en 19 países para evaluar la relación entre extensión y calidad de los hábitats y la salud de los polinizadores. Los resultados indican que las abejas solitarias necesitan al menos un 16 % de hábitat natural, los abejorros un 18 % y las mariposas hasta un 37 %.
Aunque la calidad de las áreas sea alta, no sustituye la necesidad de contar con suficiente superficie. “Si no se alcanza el mínimo de hábitat natural resulta imposible mantener poblaciones de polinizadores sanas”, señaló Ignasi Bartomeus, investigador del CSIC.
Ampliar y mantener los espacios
Los especialistas subrayan que la prioridad debe ser aumentar primero la superficie de hábitats, antes de centrarse en gestionar pequeñas áreas temporales. Además, advierten que las políticas actuales, como las franjas de flores silvestres junto a los cultivos, generan beneficios puntuales, pero no soluciones duraderas.
“En cultivos frutales se puede conservar la biodiversidad sin afectar la producción, pero en sistemas más intensivos se necesitan compensaciones económicas”, apuntó Bartomeus.
Finalmente, los investigadores concluyen que es necesario establecer mecanismos de apoyo estables para integrar la conservación de polinizadores dentro de la gestión agrícola, con el fin de asegurar su permanencia y equilibrio a largo plazo.
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