Evangelio del Día. Marcos 6,30-34

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Marcos 6,30-34: “En aquel tiempo al volver los apóstoles a donde estaba Jesús, le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Jesús les dijo: «Vámonos aparte, a un lugar retirado, y descansarán un poco.» Porque eran tantos los que iban y venían que no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron solos en una barca a un lugar despoblado. Pero la gente vio cómo se iban, y muchos cayeron en la cuenta; y se dirigieron allá a pie. De todos los pueblos la gente se fue corriendo y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio toda aquella gente, y sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles largamente”. 

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

La Iglesia universal, celebra hoy la fiesta entre otros santos, en honor a San Pablo Miki y compañeros. En el año 1549 San Francisco Javier llegó al Japón y convirtió a muchos paganos. Ya en el año 1597 eran varios los miles de cristianos en aquel país. Y llegó al gobierno un emperador sumamente cruel y vicioso, el cual ordenó que todos los misioneros católicos debían abandonar el Japón en el término de seis meses, so pena de ser asesinados. Al no cumplir con dicha orden el gobierno ordenó la ejecución de un grupo irreductible, entre los que estaba Pablo Miki y compañeros. Fueron 26, martirizados el mismo día, 5 de febrero del año 1597.

Y la liturgia del día nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Marcos capítulo 6, verso 30 al verso 34. En el que se narran dos acciones, que, aunque tienen un mismo denominador, que es la preocupación del Maestro por las personas, están bien diferenciadas en cuanto a sus destinatarios. En la primera JESÚS sostiene un encuentro fraterno con sus discípulos, que tiene tres momentos:  primero: ellos le cuentan lo que había hecho; segundo: Él los invita a descansar y hacer una revisión; tercero: con un gesto fraterno y solidario, decide hacer un alto en las actividades para que los discípulos tomen sus alimentos y descanses.

 Y es que JESÚS, los Ama tanto que está pendiente hasta de sus necesidades básica. Por eso los invita al descanso, es consciente de que el trabajo de la Misión es arduo, ya que debían predicar, expulsar demonios y curar enfermos, por eso no les queda tiempo ni para comer. Sin lugar a dudas que este texto, apunta aspecto que tienen que ver con una pedagogía integral e integradora, de las necesidades vitales del cuerpo humano, con las necesidades afectivas hacia sus semejantes.

 En la segunda acción, nos dice que la genta al percibir que, JESÚS se había marchado al otro lado del lago, corrieron para alcanzarlo. JESÚS siente lástima de ellos porque estaban como ovejas sin pastor, se trata de personas que no han encontrado todavía una verdadera comunidad y JESÚS siente compasión por ellas, y se pone a enseñarles muchas cosas, como un Pastor que cuida y da la vida por las ovejas. Hablando como los profetas, nunca los encerraba en sus problemas personales: su propia superación iba a la par con una renovación de su ambiente. Los veía abrumados de dificultades, pero les levantaba el ánimo mostrándoles «signos de esperanza».

 Al confrontarnos con el texto, vemos que, los Apóstoles están cansados. Al final de esa misión necesitan descansar y a la vez hacer un recuento de sus experiencias. Porque JESÚS no los instruye sólo con la Palabra, sino que los forma ayudándoles a reflexionar sobre lo que hicieron y lo que vieron. También nosotros al final de cada jornada, necesitamos postrarnos a los pies del Maestro para contarle nuestros éxitos y fracasos, nuestros desencantos ante tantas dificultades y Él con su Pedagogía Excelsa sabrá darnos el consuelo y la orientación necesaria para continuar la marcha.

 Y en cuanto a la segunda parte del texto, nos podemos confrontar a modo de interrogatorio: ¿somos pastores para nuestra sociedad que está urgida de DIOS? ¿Por qué tan a menudo esperamos a que los sacerdotes, las religiosas o algunos laicos cuidadosamente escogidos tomen la iniciativa de formar nuevas comunidades? ¿Por qué somos tan tímidos para proponer a «los que están fuera» la luz de la fe que hemos recibido gratuitamente y permitirles así que descubran en familia, en comunidad, esta riqueza?

 Señor JESÚS, danos la fuerza necesaria para configurarnos contigo y poder ir al encuentro de todos nuestros semejantes, comulgando con sus vidas, sus sufrimientos y sus esperanzas, y en comunidad podamos hacer cambiar el rencor por el servicio y la exclusión por la solidaridad. Amén

Luis Perdomo

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