Evangelio del Día. Marcos 8,14-21

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«En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían más que un pan en la barca. Jesús les recomendó: «Tengan cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.»  Ellos comentaban: «Lo dice porque no tenemos pan.» Jesús se dio cuenta y les dijo: «¿Por qué comentan que es porque no tienen pan? ¿No acaban de entender? ¿Tan torpes son? ¿Para qué les sirven los ojos si no ven, y los oídos si no oyen? A ver, ¿Cuántos cestos de sobras recogieron cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Se acuerdan?» Ellos contestaron: «Doce.» «¿Y cuántas canastas de sobras recogieron cuando repartí siete entre cuatro mil?»  Le respondieron: «Siete.» Él les dijo: «¿Y no acaban de entender?»

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 La Iglesia universal celebra hoy, la fiesta entre otros santos, en honor a San Onésimo. Esclavo que logra ser bautizado por San Pablo. El bautismo significó para él, «libertad» de cuerpo y alma, y se transformó en un gran catequista. Vivió en la ciudad de Colosa, la cual recibió de San Pablo, la Carta a los Colosenses. Este Santo nos dejó con su nombre un gran legado: es mejor ser útil que importante.

Y la liturgia de hoy nos presenta al Evangelio de JESUCRISTO, según San Marcos capítulo 8, versos del 14 al 21. En el que JESÚS, hace un símil, comparando las actitudes humanas, con la levadura, y que en este contexto significa las motivaciones interiores que corrompen y amenazan a una persona. La levadura de los fariseos, es su religiosidad hipócrita y su búsqueda de prestigio religioso; la de Herodes es sus ansias de poder y su violencia opresora.

 De allí que, JESÚS, comience advirtiendo a los discípulos, que se guarden de la «levadura», de los fariseos, así como de la de Herodes. Les previene del peligro que suponen, dejarse guiar por intereses mezquinos que representan cada uno de esos sectores, unos desde el ámbito religioso y desde el ámbito socio-político, ya que ambos son un «fermento» dañino para «la masa», que es el pueblo de Israel.

 Pero los discípulos no entienden esta comparación, y creen que se refiere al pan material, que se les había olvidado. Son como ciegos y sordos espirituales. Por eso es que, JESÚS les reprende y les confronta con severidad, haciéndoles una serie de preguntas, mediante las cuales pretende que reconozcan Su Mesianismo, desde los «Signos» que le han visto hacer. Los exhorta para que abran su corazón y reconozcan con los ojos de la Fe, la verdadera identidad de quien, en la multiplicación de los panes, se les ha Revelado como el Portador de la Salvación definitiva.

 Al confrontarnos con el texto, y ponernos en el lugar de los discípulos, nos genera unos sentimientos de profunda aflicción. Ya que la Palabra nos recuerda hoy que nosotros también podemos ser de los que, a pesar de llevar tiempo en los Caminos del Señor y ser asiduos a la Iglesia, muchas veces no entendemos, lo que Él nos dice a través de Su Palabra, y es por eso que no asumimos de manera clara y contundente nuestra Misión de ser agentes, o «levadura», transformadores de un mundo que está sometido por las fuerzas del mal, tanto en el plano material, como espiritual.

 Por eso es que, JESÚS, nos recuerda a sus discípulos de todos los tiempos, que debemos de estar atentos, para no dejarnos contagiar por la levadura de la incomprensión y de la incredulidad que nos rodea y nos advierte de las tentaciones que podemos tener continuamente, ya que, a pesar de haber sido seleccionados como depositarios del Misterio del Reino de DIOS, no somos inmunes a la ceguera, a las desviaciones y a la inmediatez del mundo que nos rodea.

 El Maestro también nos confronta sobre todas las cosas buenas y las bendiciones que a lo largo de nuestras vidas hemos recibidos, los cuales la mayoría de las veces lo celebramos como éxitos personales, sin dar gracias a DIOS, pero cuando tenemos una situación difícil, entonces acudimos a DIOS para reclamarle Su Presencia o Su falta de Asistencia. Por eso es que hay la necesidad de esta corrección Fraterna que DIOS nos hace y nos hace ver que, la historia de Amor de DIOS con nosotros incluye momentos de confrontación y corrección.

 Y que la Palabra y la vida nos ponen en ocasiones ante cuestionamientos de los que conviene aprender, para enderezar el rumbo, y en definitiva para llegar a ser los discípulos que JESÚS necesita, para continuar la Misión que Él nos ha encomendado, de ser «Luz» para un mundo que camina en tiniebla y «levadura» para transformar la sociedad perturbada por el egoísmo, la indiferencia y la exclusión.

Señor JESÚS, líbranos de nuestra ceguera espiritual para poder entender Tu Palabra y con Su claridad, asumamos la Misión que Tú nos ha encomendado, de ser «Luz» para un mundo que camina en tiniebla y «levadura» para transformar la sociedad perturbada por el egoísmo, la indiferencia y la exclusión. Amén.

Luis Perdomo

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