Evangelio del Día. Mateo 17,10-13

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«En aquel tiempo cuando bajaban de la montaña, los discípulos le preguntaron: «¿Por qué dicen los maestros de la Ley que Elías ha de venir primero?» Contestó Jesús: «Bien es cierto que Elías ha de venir para reordenar todas las cosas. Pero créanme: ya vino Elías y no lo reconocieron, sino que lo trataron como se les antojó. Y así también harán sufrir al Hijo del Hombre.» Entonces los discípulos comprendieron que Jesús se refería a Juan el Bautista».

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 La Iglesia Universal, celebra hoy la fiesta entre otros santos, en honor a San Dámaso I. Es elegido Papa en el año 366, y fue quien encomendó a San Jerónimo la traducción de Los libros Sagrados al latín, cuya compilación lleva el nombre de la Vulgata. Es el primer Papa en llamar a la Sede Romana, Santa Sede. San Jerónimo lo llamó el Doctor de la Iglesia Virgen.

 Y la liturgia de hoy nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Mateo capítulo 17, del verso 10 al verso 13. En el que se narra un diálogo entre JESÚS y sus discípulos, quienes lo interrogan sobre la venida de Elías. Ya que, en ámbito de la espiritualidad judía, se pensaba en una venida simbólica del profeta Elías quien tendría la tarea de preparar la venida del Mesías. Y es que Elías es el Profeta más importante del judaísmo, que de acuerdo a la tradición no había muerto, sino que había sido arrebatado al cielo (2Re 2,11).

 JESÚS les responde que Elías ya había venido en la persona de Juan Bautista y les añade que aun cuando lo había esperado con tantas ansias, para preparar el corazón del pueblo en la acogida del Mesías, lamentablemente fue rechazado y calumniado, por ellos, diciéndole que estaba endemoniado porque no comía, ni bebía.

  Muy oportuno es destacar que Juan el Bautista es un personaje clave en los Evangelios según Sinópticos, ya que en él se une y se distinguen los dos períodos de la historia de la Salvación: el «Camino» y el «Cumplimiento». Y es que, al identificar a Juan con Elías Mateo señala el cumplimiento de las expectativas Antiguas y subraya con ello la continuidad de lo Nuevo con lo Antiguo, y al mismo tiempo señala la superioridad inaugurada por Nuestro Señor JESUCRISTO.

 Al confrontarnos con el texto, vemos que Juan no solo es el Precursor de JESÚS, porque lo anuncia y lo muestra ya presente, sino también porque anuncia su destino y su muerte violenta. JESÚS continuará la obra de Juan, construirá la comunidad y nos revelará a DIOS como PADRE y a todos nosotros nos invitará a considerarnos como hermanos. Él pondrá en un mismo nivel el AMOR a DIOS y el AMOR al prójimo, resumiendo de esta manera a la Ley a los Profetas y dándole unos valores excelsos y unas normas de convivencia a su comunidad de discípulos.

 La confrontación también nos invita a entender el hecho de que, si rechazaron al Precursor, nada hay de extraño que también rechazaran al Mesías, así lo hace saber JESÚS una y otra vez, a lo largo de Su Predicación. Y es además nos da una exhortación para que abramos los ojos y los oídos al anuncio del Evangelio, ya que como el propio JESÚS profetizó: «el que los escuche a ustedes, a mí me escucha y el que los rechace a ustedes a mí me rechaza» (Lc 10,16). Y es esta la enseñanza que hoy no da El Maestro de rechazo o aceptación.

 Por eso es que, en este segundo sábado de adviento, tenemos el gran regocijo de identificarnos con la persona de Juan el Bautista, y prepararnos adecuadamente para el gran acontecimiento de recibir al Hijo de DIOS en medio de nosotros, y es una oportunidad para entender que, así como los primeros discípulos comprendieron estas etapas de la historia de la Salvación, también nosotros estamos invitados a comprender ese Proyecto Salvador de DIOS y hacernos parte de él.

Señor JESÚS, danos un corazón honesto para discernir entre la verdad y la mentira, entre el camino que nos conduce a la vida o el que nos conduce a la muerte y con esa claridad hacer realidad Tu Mandamiento de AMOR en un mundo signado por la indiferencia y la exclusión. Amén.

Luis Perdomo

 

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