Evangelio del Día. Mateo 21,23-77:

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«En aquel tiempo, Jesús había entrado al Templo y estaba enseñando, cuando los sumos sacerdotes y las autoridades judías fueron a su encuentro para preguntarle: «¿Con qué derecho haces todas estas cosas? ¿Quién te lo ha encargado?» Jesús les contestó: «Yo también les voy a hacer a ustedes una pregunta. Si me la contestan, yo también les diré con qué autoridad hago todo esto. Háblenme del bautismo que daba Juan: este asunto ¿de dónde venía, de Dios, o de los hombres?» Ellos reflexionaron: «Si decimos que este asunto venía de Dios, él nos replicará: Pues ¿por qué no le creyeron? Y si decimos que era cosa de hombres, ¡cuidado con el pueblo!, pues todos consideran a Juan como un profeta.» Entonces contestaron a Jesús: «No lo sabemos.» Y Jesús les replicó: «Pues yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas.» 

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a Santa María de la Rosa, religiosa, enfermera y fundadora de la Comunidad de las Siervas de la Caridad, aprobada oficialmente por el papa Pío IX.  Nació en Brescia, Italia en 1813 y murió en Brescia, el 15 de diciembre de 1855

 Y la liturgia diaria nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Mateo capítulo 21, del verso 23 al verso 77. En el que narra la discusión que JESÚS sostiene con los fariseos, después de haber expulsado a los mercaderes del Templo. Acción que genera una reacción de los sacerdotes y expertos de la Ley, que, se acercan al Maestro para pedirle cuenta por Su Actuación. Y le preguntan qué con qué autoridad Él había expulsado a los mercaderes y con qué Autoridad Él enseñaba.

Y es que la irrupción de JESÚS en medio de la sociedad de Israel era «un verdadero torbellino», Su Autoridad no dejaba indiferente ni a sus seguidores ni a sus adversarios. Era tan llamativo, que le preguntan de dónde le viene tal Autoridad,  JESÚS no les responde directamente, sino que les replica «con un retruque». Tampoco se enfada ni castiga a quien la pone en duda, simplemente, ejerce una vez más, Su «Soberana» Autoridad, Su Escandalosa Libertad, para Hacer lo que es correcto ante los Ojos de DIOS.

Y aun cuando JESÚS era lo que hoy llamaríamos un simple laico, que respetaba a los sacerdotes de DIOS y a las autoridades judías, en este encuentro les demuestra que, si quieren pedir cuentas, deben estar listos para dar una respuesta sobre las cosas de DIOS cuando el pueblo se lo solicite. Y por eso les interroga sobre el Bautismo de Juan Bautista y ellos no quisieron dar esas respuestas, por su conducta ambigua y cualquier respuesta que dieran les comprometían.

 Al confrontarnos con el texto, y ponernos en el lugar de los los contemporáneos de JESÚS y revisar nuestra conducta frente a los desmanes de muchos y a las actitudes protestarías de pocos. Seguramente que a muchos de nosotros nos molestan las actitudes protestarías de esas personas que viven una verdadera libertad frente a las ataduras del mundo. Y puede que nos incomoden porque son personas con autoridad. O lo que es lo mismo, personas que «no mandan» ni se imponen. Tampoco ambicionan el poder de la fuerza o de la imagen o del prestigio, simplemente, dicen lo que piensas y hacen lo que creen mejor, y nos molesta porque no actúan amoldados a normas que la mayoría de las veces van contra la dignidad de las personas, pero como nos hemos acostumbrado tanto a ellas, cuando levantan su voz de protesta, nos parece que son unos desadaptados.

 Sin tener en cuenta que la «autoridad» no se amilana, se ejerce y se revela en actitudes de amor o de odio, de justicia o de injusticia, de paz o de guerra. Porque la autoridad no es un discurso teórico, es un modo de vida que nace en la aplicación de criterios deontológicos en las acciones y relaciones con nuestros semejantes y con el medio ambiente que nos rodea. Por eso es que a menudo reaccionamos a ella con desconfianza. La ambicionamos desmedidamente o la rechazamos como si del mismísimo demonio se tratara. Quizá porque confundimos autoridad con autoritarismo y abusos de poder por quienes ejercen los cargos públicos, ya que es a lo que nos hemos acostumbrados, a ver en el día a día, de nuestras vidas.

De allí que hoy sea el día para reflexionar sobre la Autoridad que le otorgamos a la Palabra de DIOS, para dirigir nuestras vidas. Ya que, como los sabios del pueblo de Israel, podemos tener nuestros propios prejuicios y reservas sobre el Mensaje de JESÚS. Pero como siempre el Maestro, con Su Paciencia y Comprensión, nos llama con AMOR, para que reconozcamos Su Autoridad y podamos enmendar nuestras vidas de acuerdo al Anuncio del Evangelio y a la CONVERSIÓN que nos hace Juan Bautista en este tiempo de Adviento.

 Señor JESÚS, cúbrenos con la Autoridad de Tú AMOR, para expulsar de nuestros corazones todos los ídolos que nos hacen renegar de nuestra condición de cristianos y nos permitas ser Tus Testigos que Anuncien el Evangelio y Denuncien las injusticias. Amén

 

Luis Perdomo

       

 

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