“En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gadarenos. Desde el cementerio, dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino. Y le, dijeron a gritos: «¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?» Una gran piara de cerdos a distancia estaba hozando.
Los demonios le rogaron: «Si nos echas, mándanos a la piara.» Jesús les dijo: «Id.» Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo y se ahogó en el agua. Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados. Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
La Iglesia universal celebra hoy la fiesta de los santos Protomártires Romanos. El martirologio jeronimiano es el primero en conmemorar el martirio de más de 900 personas en tiempos de Nerón con fecha 29 de junio, el mismo día de San Pedro y San Pablo. Mientras que se le atribuye a San Pío V la primera mención en el Martirologio Romano de estos protomártires con fecha 24 de junio. En la actualidad, la Iglesia los conmemora cada 30 de junio.
Y la liturgia del día nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Mateo, capítulo 8, verso 28 al verso 34, en el que se nos presenta: a dos endemoniados, una piara de cerdos, unos demonios, y a la población que le suplica a JESÚS que se vaya de sus contornos. Encontramos también los símbolos del mar, Gadara territorio de los paganos, los sepulcros, el camino, el tiempo, los pastores y el acantilado. Además de eso podemos percibir realidades de violencia, tormentos e inseguridades.
Sin lugar a dudas, que, muchas de estas referencias simbólicas apuntan a describir la situación de sometimiento, marginación y exclusión, que vivía la gente de ese tiempo por parte del imperio romano. Y por eso se hace referencia a que los endemoniados habitaban en los sepulcros, lugares no aptos para la vida. Lo que contrasta con la expresión de los endemoniados, que tratan a JESÚS: “como Hijo de DIOS”, que ha Venido antes del Tiempo a atormentarlos.
JESÚS, por Su parte debe superar los prejuicios de la gente y acoger a los endemoniados, sin importarle el hecho de que habiten en el cementerio y de estar en contacto con cerdos que los vuelve mucho más impuros. El Maestro Relativiza esos prejuicios sociales sobre la impureza y pureza, e interviene para transformar la situación de exclusión de los poseídos por los demonios y los devuelve a la vida, por lo que pueden volver a sus casas.
La acción es Buena, pero la gente del lugar no acepta lo que hace JESÚS y coloca a sus prejuicios por encima de las necesidades de esos dos marginados y oprimidos. Pero JESÚS ha ganado una batalla fundamental contra el mal, y ha Restablecido el Reino de DIOS. Por eso podemos rezar “Venga a nosotros tu Reino” y “Líbranos del mal” confiadamente. Ya que JESÚS Opta siempre por el bienestar de las personas y no por costumbres y legalismos que contravienen los Planes de DIOS a favor de la Vida.
Al confrontarnos con el texto y ver que tanto los endemoniados, como los habitantes de la ciudad, le piden a JESÚS que los deje solos. Pareciera que Su Presencia era demasiado desconcertante para ellos; por lo que preferían permanecer en su sufrimiento, antes que entrar en la lógica liberadora de DIOS. También a muchos de nosotros nos pasa algo parecido. Antes que asumir las incomodidades de hacer el bien preferimos la comodidad de seguir como estábamos, aun cuando sepamos que eso no es lo correcto, ni lo más conveniente, ni para nosotros, mucho menos para los que nos rodean.
Sin embargo, nuestro Señor JESUCRISTO no Se Resigna y Hace lo imposible por librarnos de los demonios tales como el miedo, la ansiedad o el resentimiento, que hemos permitido que nos esclavicen. Y Actúa con la Fuerza de Su Espíritu para que todos aquellos que lo aceptemos como nuestro Señor, podamos ser liberados y protegidos de esas fuerzas del mal, y comencemos a actuar como verdaderos hijos de DIOS, en el que bien de todos, nos importe a todos.
Señor JESÚS, líbranos de los demonios del miedo, la ansiedad o el resentimiento, que hemos permitido que nos esclavicen, para entrar en Tu lógica liberadora, en la en el que bien de todos, nos importe a todos y así podamos vivir la fraternidad tan deseada por Ti, para nosotros. Amén.
Luis Perdomo
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