El Ministerio de Pesca y Acuicultura ha anunciado que se exportarán cuatro contenedores con aproximadamente 65 toneladas de medusas bola de cañón, cuyo nombre científico es ‘Stomolophus meleagris’, para el continente asiático, incluyendo naciones como Malasia.
Esta decisión tiene como objetivo contrarrestar la proliferación de este espécimen marino en las costas de Venezuela.
La exportación se llevará a cabo gracias al desarrollo en el acuerdo del Protocolo de Inspección, Cuarentena y Sanitario, que establece las normas y cláusulas para exportar productos acuáticos silvestres de Venezuela a China.
El cargamento de medusas procesadas son originarias de la fábrica Lucky Pesquería, situada en el estado Falcón.
La inspección de los contenedores se ejecutó desde las áreas de Bolivariana de Puertos (Bolipuertos) en Puerto Cabello, estado Carabobo, para certificar el cumplimiento de las regulaciones de exportación. Tal supervisión fue realizada por Insopesca, aseguró el instituto de pesca y acuicultura.
El Centro Nacional de Investigación de Pesca y Acuicultura (CENIPA), en asociación con los pescadores, ha evaluado el comportamiento y la extensión de este ejemplar marino en el territorio venezolano. La finalidad es garantizar su beneficios sostenible y comercial.
El Ministerio del Poder Popular de Pesca y Acuicultura reafirma su compromiso con la pesca sustentable y la conservación de los recursos hidrobiológicos a lo largo del tiempo.
Llegada de las medusas
Desde que diversos pescadores de Chichiriviche (Falcón) e Higuerote (Miranda) reportaron la presencia masiva de medusas “bola de cañón” a principios de abril, los especialistas han buscado las maneras de disminuir la proliferación de la especie.
Dicho avistamiento masivo alertó a la comunidad, ya que es la primera vez que se registra en Venezuela.
Incluso el biólogo de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Joxmer Scott Frías, señala que esta especie suele experimentar incrementos poblacionales o avistamientos masivos con baja frecuencia en la nación.
Sin embargo, la comunidad científica se mantuvo investigando las causas detrás de este fenómeno para comprender mejor su impacto en el ecosistema marino y, recientemente, encontrar una solución sostenible y comercial.
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