El presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr. (izquierda), junto al secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin III (derecha), durante la visita del norteamericano al país asiático. EFE/EPA/GERARD CAREON / POOL

Manila y Washington firmaron este lunes un acuerdo para compartir inteligencia militar con motivo de la visita del secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, cimentando la alianza de seguridad entre ambas naciones frente a las aspiraciones territoriales de China en la región.

El Acuerdo de Seguridad General de Información Militar (GSOMIA) es un «paso crítico para mejorar el intercambio de información y profundizar la interoperabilidad entre Filipinas y Estados Unidos», señaló el Departamento de Defensa del país asiático.

Austin y el secretario de Defensa de Filipinas, Gilberto Teodoro, firmaron el acuerdo en un acto oficial. El secretario estadounidense también fue condecorado con una medalla por «las importantes contribuciones al fortalecimiento de los lazos bilaterales de defensa entre Filipinas y Estados Unidos y la promoción de la seguridad regional en el Indopacífico».

El jefe del Pentágono, embarcado en una gira por Asia antes de que Donald Trump asuma la Presidencia de EE.UU., tiene previsto mantener una reunión este lunes con el presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr, y mañana, martes, Austin y Teodoro visitarán un centro militar en la isla de Palawan.

Entre los objetivos de la visita se encuentra reiterar el «firme compromiso» con el tratado de defensa mutua y la aplicación de 500 millones de dólares en financiación militar extranjera anunciada durante el viaje el pasado julio a Filipinas, según un comunicado del Departamento de Defensa estadounidense.

Joe Biden

Filipinas mantiene desde 1951 un tratado de mutua defensa con Estados Unidos, que el actual presidente, Joe Biden, fortaleció con acuerdos complementarios durante su administración con un mayor entendimiento bilateral tras el mandato del expresidente filipino Rodrigo Duterte (2016-2022), quien se acercó a China.

Este tratado ha cobrado una especial relevancia en los últimos años debido a las disputas territoriales entre Filipinas y China.

Las autoridades filipinas defienden que los atolones en disputa están dentro de las 200 millas náuticas (370 kilómetros) de su zona de exclusividad económica, que según la ley internacional le da derecho a la explotación de los recursos aunque sean aguas internacionales.

Pekín alega razones históricas para reclamar casi la totalidad del mar de China Meridional, rico en recursos y clave para el comercio mundial.

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