Tegucigalpa.- Combatir la trata de personas en Honduras, que para el año 2019 se registraron 262 víctimas, por lo que requiere de una respuesta mundial, el objetivo es mejorar la investigación para desmantelar esas redes y atender mejor a las afectadas por esa lacra, dijeron las autoridades hondureñas.
La secretaria ejecutiva de la Comisión Interinstitucional contra la Explotación Sexual Comercial y Trata de Personas en Honduras (CICESCT), Rosa Corea, indicó que el 94 % de las víctimas de ese delito en el país son mujeres y niñas.
La cifra es «preocupante desde la parte de género porque vemos que la mujer y las niñas se exponen a una situación de mayor vulnerabilidad para la comisión de este delito», agregó.
Muchas de las víctimas, especialmente mujeres jóvenes, son «captadas a través de falsas ofertas de empleo fraudulentas» y luego son «trasladas a otro país, especialmente Belice», en donde son explotadas sexualmente, señaló.
Fortalecer prevención
Las autoridades hondureñas rescataron a 262 víctimas de trata en 2019, año en el que, además, la Justicia emitió 38 condenas por ese delito, enfatizó Corea, quien aseguró que los principales desafíos del país son fortalecer la prevención en el combate a este negocio ilícito y atender a las afectadas.
«Lamentablemente por las condiciones de vulnerabilidad que tiene nuestra sociedad se da la posibilidad que el mismo sea aprovechado por personas sin escrúpulos, tratantes y explotadores que se están lucrando de la venta de seres humanos», destacó.
En su opinión, las mujeres y las niñas pobres son «las principales víctimas» de este flagelo considerado el tercer negocio ilícito más rentable del mundo.
En el país centroamericano la trata está ligada a la migración irregular debido a que muchos hondureños emigran en busca de mejores condiciones de vida, pero en el trayecto son sometidos a explotación sexual o reclutados por grandes redes, añadió.
Explotación sexual, principal manifestación
Según la funcionaria, la explotación sexual supone la principal manifestación de este delito en este país, que en el año 2019 se adhirió a la campaña «Corazón azul» de la Oficina Regional de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) para crear conciencia contra la trata de personas.
Otro reto que enfrenta Honduras es hacer visible la trata de personas con fines de explotación sexual o laboral, subrayó Corea, quien destacó que su país ha hecho «esfuerzos» para combatir este flagelo.
«La mayoría de las víctimas están sometidas a la trata con fines de explotación sexual, pero también tenemos personas sometidas a la explotación laboral, en condiciones de servidumbre, niños y niñas utilizados para actividades delictivas a través del crimen organizado», apuntó.
Por otra parte, la trata de personas es un delito «complejo», por lo que su combate requiere una policía especializada y el fortalecimiento del Ministerio Público de Honduras, indicó la funcionaria, quien insistió en la necesidad de fortalecer la capacidad institucional para obtener una «respuesta más eficiente».
Frente a este delito se requiere, además, «una respuesta «local, nacional, regional y mundial», así como la participación de entes que apoyen a las víctimas.
Corea presentó este martes el informe «Estado de la situación de la trata de personas en Honduras. Avances y desafíos», en un acto al que asistió la ministra de Derechos Humanos, Karla Cueva, diplomáticos y representantes de sociedad civil.
Delito de «Puertas para adentro»
Cueva manifestó que, Honduras ha avanzado en el combate contra la trata de personas, pero todavía enfrenta «muchísimos» desafíos como fortalecer la investigación y los equipos de respuesta inmediata.
De igual forma es importante destacar que, La trata de personas es un flagelo «muy encubierto, es un delito como le llamo de puertas para adentro, porque las características de la explotación sexual, comercial y laboral ocurren dentro de los ámbitos privados», enfatizó.
Las víctimas de ese delito tienen «mucho miedo de denunciar», subrayó Cueva, quien destacó la importancia de especializar los equipos de investigación para «asegurar el castigo a los responsables».
Este flagelo es «una grave violación a los derechos humanos y un crimen de lesa humanidad» porque los traficantes se «lucran del sufrimiento de las víctimas», señaló la ministra hondureña.
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