Un informe de la red de organizaciones medioambientales palestinas PENGON, junto con la universidad inglesa de Newcastle, denuncia un «ecocidio en Palestina» por el impacto de los ataques de Israel y su «genocidio en Gaza».
Según la investigación difundida esta semana, una de las consecuencias del conflicto es el aumento en al menos dos veces de la salinidad en el agua de riego de las tierras de cultivo, lo que perjudica el crecimiento de los olivos y las verduras.
Los autores relacionaron en su estudio el incremento de la salinidad con el bombeo excesivo de agua subterránea desde el área de Almawasi para abastecer a las personas desplazadas.
Por su parte, los investigadores también detectaron cambios en la textura y estructura del suelo agrícola debido a los bombardeos, que provocaron la pérdida de fertilidad así como la contaminación con metales pesados tóxicos, como cromo, níquel, cobalto y plomo.
Los ataques causaron la quema del suelo «acabando con los organismos beneficiosos de la tierra», lo que «mata árboles y deforma sus frutos y la materia orgánica desaparece totalmente con la sucesiva pérdida de fertilidad», señalaron.
Las ONG apuntaron que los cultivos se deterioraron también «debido al impacto de maquinaria pesada como buldócers y otros vehículos».
PENGON Amigos de la Tierra Palestina constató además que «el sector ganadero está completamente destruido por la falta de disponibilidad de alimento para el ganado».
Impactos de los ataques de Israel
Otro de los grandes impactos de la ofensiva israelí es el surgimiento de al menos 63 vertederos no regulados al lado de campamentos de personas desplazadas, por la imposibilidad de acceder a los oficiales.
Estos vertederos acumulan unas 1,2 millones de toneladas de residuos sólidos, lo que representa «un inminente desastre para la salud pública», advirtieron.
Según los expertos, los residuos no tratados suponen «una fuente de transmisión de enfermedades, ya sea por contacto directo con niños o adultos o a través de insectos».
Las ONG expresaron su preocupación por la aparición de más de 72 estanques con aguas residuales sin tratar y recordaron que las instalaciones de tratamiento fueron inutilizadas por el Ejército israelí.
Los ecologistas indicaron que más del 50 % de los niños en Gaza contrajeron hepatitis A y son varias las enfermedades que se transmiten por el agua a la población.
Además de la hepatitis, se dan casos de vómitos, fiebre amarilla, tracoma, malaria o cólera, y el Ministerio de Salud detectó también la presencia del virus de la poleo.
El informe denuncia que actualmente las personas desplazadas no reciben más de 3 litros de agua potable diarios mientras que el agua disponible para otros fines disminuyó de 80 litros a 15/20 litros por persona al día.
Las ONG alertaron de que la contaminación está también llegando ahora a los embalses subterráneos, que son la principal fuente del agua para el consumo a través de algunos pozos municipales que aún quedan u otros de propiedad privada.
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