Hace años que el sector II de Gran Sabana, mejor conocido como Core 8, parroquia Unare de Puerto Ordaz, enfrenta una crisis sanitaria y urbana sin precedentes. Calles anegadas por aguas negras y tubos rotos se han convertido en la normalidad que soportan sus habitantes.
La situación ha escalado a niveles alarmante, aunado a basuras acumuladas, olores pestilentes y la proliferación de insectos amenazan la salud de la comunidad.
El problema no es exclusivo de unas pocas manzanas. Andrés Gutiérrez, residente de la zona, expresa la desesperación que se siente todos los días y afirma que “los cachimbos de las casas están obstruidos. Las aguas fecales se devuelven y llegan hasta nuestras pocetas. Vivimos en un estado de podredumbre constante.” Su queja representa la voz de muchos que ven cómo las autoridades no han dado soluciones reales.
La calle 19 con las manzanas aledañas como la 45 y 46, los brotes de aguas fecales y aguas blancas se acumulan en una de las vías principales, haciendo imposible el libre tránsito automotor y perjudicando la salud de los residentes.
Deporte y enfermedad: una relación fatal
Junto al estadio de béisbol en el sector La Constituyente, una poza de aguas residuales pone en peligro a más de 150 niños y adolescentes que entrenan allí.
Las bocas de visita obstruidas y tuberías rotas han convertido este espacio en un foco infeccioso.
Los practicantes, futuros bateadores, corren riesgos que van más allá de perder un partido, enfrentan enfermedades derivadas del contacto con las aguas negras, entrenadores han recibido amenazas de eliminar este semillero por la laguna de aguas fecales que no desaparece de esta zona.
Deterioro integral y abandono
Juan Plaza, otro vecino, describe un barrio en descomposición no solo por las aguas servidas, sino también por calles intransitables, fallas eléctricas, deficiencias en el transporte y una inseguridad creciente.
“Esto es otro nivel de abandono. Nadie responde ante nuestras denuncias. Es como si fuéramos invisibles para las autoridades locales y regionales”, apunta con frustración.
En este panorama, la basura se acumula en puntos estratégicos: detrás del Centro de Diagnóstico Integral, en la avenida Caracas, en la vía hacia UD 388 y entre sectores de la urbanización Gran Sabana.
Estos basureros al aire libre agravan la contaminación y la insalubridad que sufren los habitantes del Core 8.
Un llamado urgente a la acción
Vecinos, deportistas y familiares conviven diariamente con riesgos sanitarios y sociales que no pueden postergarse más. La falta de respuestas institucionales y la prolongación de este abandono solo acrecientan la crisis de la comunidad.
La salud pública, la seguridad y la dignidad de quienes viven en el Core 8 claman por la atención urgente y eficiente de las autoridades responsables de dar respuestas a los vecinos.
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