Cracovia, Polonia. Polonia ha prohibido la difusión de medios rusos para evitar «propaganda del Kremlin», ha elevado su alerta contra ciberataques desde Rusia y cada día los medios polacos desmienten noticias falsas sobre la invasión de Ucrania: es parte de la batalla contra la desinformación en esta guerra.

El sábado, la Agencia Efe y otros grandes medios internacionales suspendieron temporalmente su cobertura desde Rusia, tras la aprobación de una nueva ley que prevé penas de hasta 15 años de cárcel por difundir lo que las autoridades de Moscú puedan considerar «información falsa».

Al día siguiente, la autoridad polaca que controla los permisos de difusión a medios prohibió continuar operando en este país a todos los medios rusos tanto en televisión por cable como por satélite o por internet.

Estas acciones forman parte de la «guerra híbrida» que tiene lugar en el ámbito informativo en conflictos actuales modernos. Cuando Moscú vetó a varios medios occidentales establecidos en Rusia el mismo día que comenzó la invasión de Ucrania, quedó patente que la información sería una extensión del campo de batalla.

Esta misma semana, las tropas rusas atacaban con misiles la torre de televisión de la televisión estatal ucraniana en Kiev, un ejemplo más de la importancia estratégica que tiene la información en esta guerra.

Actualmente, el Gobierno polaco mantiene el segundo nivel de alerta informática más alto en todo el país, para combatir los ciberataques que se vienen detectando desde hace un mes en los servidores, redes y páginas web de organismos públicos e instituciones estatales de Polonia.

Desde el organismo que centraliza los créditos bancarios y transferencias entre bancos y la administración hasta compañías energéticas, pasando por escuelas militares e incluso portales de noticias privados, numerosos sitios de internet fueron objeto de ciberataques en Polonia.

En junio del año pasado, Varsovia acusó «de manera inequívoca» a Rusia de robo de información contenida en los correos electrónicos privados de diputados del Gobierno y la oposición, lo que provocó una sesión parlamentaria a puerta cerrada en la que se retiraron los móviles, aparatos eléctricos, maletines y bolsos de los parlamentarios, se desconectaron las redes inalámbricas y los teléfonos fijos.

Se trata, en ambos casos, de hechos inusitados que hasta ahora nunca habían tenido lugar en Polonia.

Michal, un experto en seguridad informática que trabaja para un gran banco polaco en Cracovia y que no desea revelar su nombre completo, explicó a Efe que «el control de las comunicaciones y la información de un país es la única manera en que una nación menos poderosa militarmente que otra puede ganar una guerra».

No sólo los Gobiernos, sino también «cibermercenarios» que a cambio de dinero prestan sus servicios, o incluso los «cibervoluntarios», que de manera espontánea pero interesada trabajan para apoyar una causa o un país, toman parte en esta guerra.

Tras la proliferación de los comentarios agresivos en la información publicada en internet sobre la guerra de Ucrania, muchos medios polacos decidieron deshabilitar la participación de lectores en foros.

Las redes sociales también tienen su protagonismo en esta batalla: desde sus cuentas en Twitter y Facebook, la cancillería del primer ministro polaco desmintió informaciones sobre supuesta discriminación racial de las autoridades polacas, que habrían impedido el acceso de personas no ucranianas a la ayuda humanitaria en los centros para refugiados.

Del mismo modo, la oficina del presidente polaco, Andrzej Duda, apelaba a la «responsabilidad de los medios de información» para que no reprodujesen declaraciones de ningún miembro del Gobierno polaco no verificada o publicada por los canales oficiales.

Aun así, es fácil comprobar que los vídeos desactualizados, las imágenes usadas de manera errónea o incluso fotografías manipuladas acompañadas de información sin confirmar o de fuentes dudosas encuentran un amplio eco en internet, y el caso de la guerra de Ucrania no es una excepción.

A diario, los medios polacos analizan casos de imágenes sospechosas de manipulación, intentos de intoxicación informativa y datos demasiado llamativos para ser aceptados sin una comprobación exhaustiva. Son precisamente las noticias falsas las que logran una mayor difusión entre los ciudadanos.

Pero también algunos medios de información importantes se pueden dejar llevar a veces por la tentación de presentar la información bajo sus propios filtros: la versión polaca del semanario Newsweek, en su número de esta semana, publicó un retrato del presidente ruso, Vladimir Putin, con un texto en ucraniano colocado encima de su labio superior para caracterizarle sutilmente como a Hitler.

Por su parte, la televisión pública polaca no escatima calificativos hacia Putin, al que rutinariamente llama «bandido» y «asesino». Hace pocos días, el principal programa informativo de la cadena presentaba un montaje con el rostro de Putin en forma de calavera con dos huesos cruzados junto al texto «Achtung Russia!» («atención, Rusia», en alemán), y una tipografía que evocaba a las tropas «SS» del ejército nazi.

EFE noticias

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