Ciudad Guayana.- Una frase recurrente entre los venezolanos era “hay más licorerías que farmacias”, para referirse al auge que tuvieron desde los años 90 este tipo de negocios.
Casi se convirtió en una constante en urbanizaciones y zonas comerciales.
Hoy, este sector económico pende de un hilo. Los negocios que han podido mantenerse en pie, pese al cierre por la cuarentena que en Venezuela suma más de cuatro meses, están cambiando de rubro.
Ahora podemos decir que “hay más bodegones que farmacias” en época de coronavirus.
Consumo disminuido
Es paradójico que a la par del incremento del número de licorerías en los 90, el consumo de bebidas alcohólicas fue disminuyendo, hasta llegar a 107 litros per capita por año en 2007.
Esto, sin embargo, no produjo una merma de expendios de licor, ya que la torta del mercado se repartió entre muchos mientras los precios, apalancados por la hiperinflación, iban en aumento vertiginosamente.
Hoy en día, los licoreros de Ciudad Guayana atraviesan un momento crítico porque buscan obtener la licencia para expender víveres y alimentos.
Recientemente, Fidel Hernández, presidente de la Cámara Licorera del estado Bolívar, informó que varios de estos establecimientos ya contaban con la doble permisión. Sin embargo, la mayoría busca afanosamente obtenerla para subsistir.
Incluso, desde el mes de mayo, cuando se efectuaron reuniones entre los sectores público y privado para tratar el ámbito económico en Caroní, esta posibilidad quedó pendiente.
A riesgo
Los licoreros en el municipio Caroní, sin embargo, han optado por hacer el cambio a pesar del riesgo que corren.
El equipo de Soy Nueva Prensa solicitó una entrevista a la Superintendencia de Tributos para conocer la situación desde el ámbito oficial, pero no fue posible ya que no están autorizados para declarar, a pesar que siempre han accedido a la prensa.
Los licoreros aseguran que es la única manera para evitar la quiebra y perder su patrimonio. Unos 219, del universo de 300 que registra Calicor Bolívar, permanecían cerrados en junio.
“Estamos haciendo las diligencias pertinentes. Mientras tanto, debemos incorporar los víveres y alimentos que son permitidos para la venta, guardar los licores, y al mismo tiempo establecer el contacto con la Alcaldía para los respectivos permisos”.
Este trámite es apoyado por la Cámara de Licoreros del estado Bolívar, que mantiene comunicación directa con la Superintendencia de Tributos de Caroní.
Mercado negro
Una de las aristas de las crisis económicas y las restricciones severas, es la proliferación del mercado negro de productos de cualquier índole.
Medicamentos, alimentos, licores, entre otros artículos, son expendidos clandestinamente.
Ante esto, los licoreros son firmes y se niegan a involucrarse en esta trama que no contribuye a cambiar la situación.
“Tenemos casi cuatro meses cerrados totalmente, ya que nos ajustamos a la legalidad y a las providencias de las autoridades”, dijeron.
El panorama en el último cuatrimestre del año es gris para el sector.
De hecho, algunas discotecas y bares también están haciendo la migración a la venta de víveres y alimentos, como bodegones, supermercados y mercaditos.
Se estima que este tipo de negocios no tendrán actividad “normal” hasta 2021.
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