Madrid, España. Mientras el coronavirus hace estragos en el mundo entero, la cuarentena domiciliaria agudiza el ingenio de los amantes del deporte, ya sean profesionales o no. Hay que buscarse la vida, unos para volver a competir al máximo nivel y los anónimos para no engordar y despejar la mente.
Los profesionales están preparados para coyunturas especiales, como el mal tiempo o la recuperación de una lesión, y la mayoría cuenta con un gimnasio en sus casas o con espacio para habilitarlo, pero los aficionados de a pie están improvisando formas caseras de no echarse a perder físicamente.
Descartados deportes como la natación, la hípica, la escalada…, hay que pensar en lo práctico en espacios mínimos. El atletismo y la gimnasia de suelo se llevan la palma. Sin pistas al uso, hay que habilitar el salón de casa, la terraza, el pasillo, las habitaciones….como en la guerra, cualquier palmo de terreno conquistado es un éxito.
La imaginación toma el poder en estos tiempos difíciles. Un pasillo y un salón son los puntos de partida para establecer un circuito de «running» en casa. El resto de dependencias también sirven, siempre y cuando se despejen los elementos susceptibles de ser derribados y provocar algún conflicto personal.
Como si nada pasara, Alfonso cuenta desde el madrileño barrio de Chamberí que se ha hecho un recorrido de unos 40 metros, «desde la habitación del fondo hasta el ascensor, abriendo incluso la puerta de la calle».
Vestido con las zapatillas de siempre, las mallas y el chubasquero, Alfonso se levanta todos los días a las 9, «importante la disciplina», desayuna y empieza la marcha. Pasillo a un lado, cocina, recibidor, ascensor, vuelta hasta el salón, donde suena la música rockera que tanto le gusta, luego hasta la habitación del fondo. Y así hasta completar 40-45 minutos.
«La música ayuda mucho. Pongo música marchosa, y cuando coincide una canción que me gusta me pongo a botar sobre el terreno, rodillas, arriba, abajo, a los lados….y sigo por el circuito». Parece una tontería, «pero acabo bañado en sudor».
Yolanda, desde la sierra de Madrid, opta por el pilates y la gimnasia «por vídeos que me mandan», e incluso monta quedadas con un grupo de amigas mediante videoconferencia, el invento de moda.
Todos los días hace 35 minutos de ejercicios de suelo, muy completos, trabajando todos los grupos musculares.
«Cuando vuelvo de trabajar de la clínica me subo las escaleras de casa 10 ó 12 veces. Luego planto la esterilla y a trabajar. Me pongo música, agarro unos cuantos libros a falta de pesas y a trabajar. Si no hiciera ejercicio me faltaría una de las constantes esenciales de mi vida cotidiana!.
Son recursos para una situación excepcional, pero cuidado, el escenario no está exento de riesgos. Hay lesiones. Las más comunes las contusiones contra el pico de la cama o la pata de una silla. Sin contar los errores de cálculo que terminan con media vajilla por el suelo. «Accidentes también hemos visto en el gimnasio», dicen Alfonso y Yolanda.
En casa también se ejercitan los grandes campeones del deporte mundial. Los profesionales del ciclismo echan en falta desarrollar la resistencia que solo proporciona el trabajo en la carretera, pero la fuerza la cubren en el gimnasio y en el rodillo mantienen el estado de forma genera.
Alejandro Valverde, Chris Froome, Egan Bernal, Vincenzo Nibali, Nairo Quintana, representan a un pelotón de elite que se adapta a los tiempos que corren. Todos anteponen la salud al calendario ciclista, en espera de que acabe la pesadilla de la pandemia.
EFE noticias
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