Simpatizantes del expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, participan en una manifestación este domingo, en la ciudad de São Paulo (Brasil). EFE/ Sebastiao Moreira

Miles de simpatizantes de Jair Bolsonaro protestaron este domingo en varias ciudades de Brasil en defensa del expresidente y exigieron una amnistía «amplia y general», en medio del juicio oral que enfrenta en el Supremo por un supuesto intento de golpe de Estado.

Entre gritos de «Bolsonaro, vuelve» y carteles de apoyo al mandatario estadounidense, Donald Trump, la manifestación más multitudinaria se celebró en la Avenida Paulista, en São Paulo, y tuvo réplicas al menos en Río de Janeiro, Belo Horizonte y Brasilia.

En la capital paulista se juntaron unas 42.200 personas, según una estimación de la Universidad de São Paulo (USP).

La familia de Bolsonaro se dividió para respaldar la inocencia del líder ultraderechista, en prisión domiciliaria desde el 4 de agosto pasado y que previsiblemente la próxima semana conocerá el veredicto del Tribunal Supremo.

Michelle Bolsonaro contra la «dictadura judicial»

La esposa del exmandatario, Michelle Bolsonaro, participó en la concentración de São Paulo, y el senador Flávio Bolsonaro, uno de sus hijos, estuvo en Río.

Ambos reivindicaron la inocencia del capitán retirado del Ejército, en compañía de aliados políticos, a dos días de que se reanude la fase final del juicio, en el que Bolsonaro se enfrenta a una posible pena de hasta 40 años de prisión.

Michelle se mostró confiada en que Brasil «se librará de la dictadura judicial».

«Hemos visto toda la maldad, la injusticia, la persecución, pero nosotros creemos en el verdadero juez (por Dios) y venceremos porque estamos con la verdad», aseguró entre lágrimas, en un discurso que terminó con un padrenuestro.

La Fiscalía ha pedido condenar al ex jefe de Estado y a siete de sus colaboradores, entre exministros y mandos militares, acusados de conspirar para mantenerse en el poder, tras perder las elecciones de 2022 frente al actual gobernante, el progresista Luiz Inácio Lula da Silva.

El juez instructor del caso, Alexandre de Moraes, ya insinuó que propondrá una pena dura y hoy fue objeto de duras críticas.

El pastor evangélico Silas Malafaia, amigo íntimo de Bolsonaro, tachó al magistrado de «dictador de la toga» y promotor de «una persecución política y religiosa». El religioso también es investigado en el Supremo por supuestamente intentar obstruir el juicio de Bolsonaro.

Por su parte, el gobernador de São Paulo, Tarcísio de Freitas, apuntado como posible sucesor del líder ultra, afirmó que «no hay ninguna prueba» y exigió al Parlamento votar una amnistía «amplia» porque el proceso contra Bolsonaro está «viciado».

 «Es todo muy frágil, muy tenue, ¿cómo vamos a admitir una condena? La única forma de resolver esto es con una amnistía (…) Nadie más aguanta la tiranía de un juez como De Moraes», señaló.

La jornada de protestas coincidió con el Día de la Independencia de Brasil, una fecha que Bolsonaro explotó mientras estuvo en la Presidencia (2019-2022) para movilizar a sus bases.

De hecho, la Fiscalía se apoyó en algunos de sus discursos pronunciados el 7 de septiembre para reforzar la tesis de que buscó romper el orden constitucional.

Con todo, los simpatizantes del expresidente sostienen que la investigación es un «invento» para sacarlo del tablero político y defendieron que pueda volver a disputar unas elecciones.

«Es un juicio absolutamente absurdo. Han fabricado tantas mentiras contra Bolsonaro y contra la derecha porque somos muchos», afirmó a EFE la empleada doméstica Silvia Patricia Chávez, boliviana de 58 años, quien lleva más de una década viviendo en Brasil.

Sin embargo, Bolsonaro está inhabilitado hasta 2030 tras ser condenado por la Justicia Electoral por abuso de poder en la campaña de 2022.

Los bolsonaristas también desplegaron una bandera enorme de EE.UU. en São Paulo para mostrar su respaldo a Trump, quien sancionó a varios jueces del Supremo e impuso aranceles del 50 % a buena parte de las importaciones brasileñas en represalia por lo que considera una «caza de brujas» contra su aliado.

Un simpatizante sostiene una figura del expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, durante una manifestación este domingo, en la ciudad de São Paulo (Brasil). EFE/ Sebastiao Moreira

La izquierda también sale a la calle

Mientras, militantes de izquierda, movimientos sociales y sindicatos también aprovecharon este 7 de septiembre para salir a la calle con una agenda radicalmente opuesta: rechazar la amnistía, clamar contra Trump y exigir una condena para Bolsonaro.

Hubo concentraciones con esas banderas al menos en Brasilia y São Paulo, donde se reunieron casi 9.000 personas, según la USP.

En la capital brasileña, Lula encabezó en la mañana el desfile cívico-militar por la Independencia, marcado por la defensa de la soberanía nacional frente a las intromisiones de Trump.

En una alocución divulgada el sábado en cadena nacional, el líder progresista afirmó que Brasil «no acepta órdenes» de ningún otro país, en aparente alusión a EE.UU., y subrayó que «no puede interferir en las decisiones de la Justicia».

Simpatizantes del expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, participan en una manifestación este domingo, en la ciudad de São Paulo (Brasil). EFE/ Sebastiao Moreira

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