El extremista Itamar Ben Gvir, ministro israelí de Seguridad Nacional en el nuevo gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu, asiste a la reunión semanal del gabinete en Jerusalén, el 3 de enero de 2023. EFE/EPA/ATEF SAFADI/POOL / POOL

Jerusalén.- El nuevo ministro israelí de Seguridad Nacional, el extremista Itamar Ben Gvir, visitó esta mañana por sorpresa la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, a pesar de las amenazas del movimiento islamista Hamás de que su entrada al reciento podría provocar otra escalada de violencia.

«Nuestro gobierno no sucumbirá a las amenazas de Hamás», señaló a los medios Ben Gvir, líder de Poder Judío, partido ultranacionalista, religioso y supremacista judío.

La Explanada de las Mezquitas es sagrada tanto para musulmanes -alberga la importante mezquita de Al Aqsa y el Domo de la Roca, donde Mahoma ascendió al cielo-; como para judíos, que lo llaman Monte del Templo porque creen que allí se levantó el Segundo Templo.

«El Monte del Templo es el sitio más importante para el pueblo de Israel, y mantenemos nuestra libertad de movimiento allí», afirmó el político, condenado en el pasado por incitación al racismo y apoyo a organización terrorista.

Ante la intención expresada en los últimos días por Ben Gvir de visitar de nuevo la Explanada, el movimiento Hamás -que gobierna en Gaza pero con presencia también en Cisjordania y Jerusalén este- acusó al político israelí de «echar leña al fuego» al pretender «profanar y asaltar la bendita mezquita de Al Aqsa», por lo que pidieron a los jóvenes palestinos de la ciudad actuar para evitarlo.

«Lo digo muy claramente. La visita de Ben Gvir hará estallar la situación y abrirá la puerta a otra Intifada. Debemos estar preparados y hacemos un llamado a todos los que puedan, para que vayan a Al Aqsa y eviten que entre», señaló ayer el portavoz de la Yihad Islámica Palestina en Gaza, Daoud Shihab.

Pese a las advertencias, Ben Gvir entró hoy al recinto acompañado de su rabino y fuertemente escoltado por la policía, que ahora está bajo su mando como ministro de Seguridad Nacional. Medios israelíes informan de que incluso el primer ministro, Benjamín Netanyahu, se reunió anoche con él para pedirle que desistiera de sus planes.

«STATU QUO»

Según el «statu quo» vigente desde 1967 -cuando Israel ocupó la parte este de Jerusalén donde se ubica la explanada- el recinto está reservado exclusivamente al culto de musulmanes, mientras que los judíos solo pueden entrar como visitantes, ya que las leyes judías prohíben a sus fieles orar en el lugar más sagrado para ellos, algo reservado solo a algunos rabinos.

Por eso, el rezo judío se practica en el Muro de los Lamentos -ubicado en uno de los laterales de la explanada-, y así lo aconseja el Gran Rabinato de Israel, aunque en los últimos años, algunos rabinos alineados con el movimiento del sionismo religioso han cambiado esa recomendación y abogan por el rezo donde se levantó el Segundo Templo.

Para los palestinos e incluso para Jordania -país que custodia el lugar desde 1967-, ese cambio es más político que religioso, un intento de judaización e israelización de todo Jerusalén, por lo que se oponen firmemente e incluso los grupos más radicales como Hamás o la Yihad Islámica amenazan con escaladas de violencia.

De hecho, las visitas al recinto de judíos, muchos de ellos son colonos como Ben Gvir que rezan a escondidas, han ido en aumento hasta alcanzar en 2022 la cifra récord de 48.238, que entran en los horarios en que el lugar sagrado es abierto a turistas, según el Waqf, la fundación jordana encargada de custodiarlo.

La Autoridad Nacional Palestina, que gobierna en zonas reducidas de Cisjordania ocupada, condenó la visita que calificó como una «provocación sin precedentes» y una «grave amenaza para la arena del conflicto».

Las consecuencias de la visita de Ben Gvir también preocupan a la oposición israelí, cuyo líder, el ex primer ministro Yair Lapid, alertó ayer de que es una «provocación que conducirá a una violencia mortal y costará más vidas”.

La visita a la Explanada de las Mezquitas en septiembre de 2000 del entonces líder de Likud, Ariel Sharon, fue el detonante de la Segunda Intifada, y la entrada masiva de judíos -y cargas policiales contra palestinos- en el recinto fue una de las causas que encendió la violencia en mayo de 2021, que provocó una grave escalada militar con Gaza y enfrentamientos entre árabes y judíos en varias ciudades mixtas de Israel.

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