«Ni siquiera Fidel Castro se atrevió a tanto», alerta el investigador católico Leonardo Fernández Otaño tras conocer la última ofensiva de Daniel Ortega contra la Iglesia nicaragüense.
Según han avanzado los diarios La Prensa y 100 % Noticias, y confirmado varios sacerdotes afectados, el gobierno sandinista ha bloqueado cuentas bancarias de la Iglesia Católica en las últimas horas. La medida sucede cuando en esta semana agentes policiales han detenido a tres sacerdotes católicos, uno de ellos bajo la acusación de traición a la patria.
Con la intensificación de la asfixia económica, la administración nicaragüense buscaría el cierre de algunos templos y la clausura de seminarios. Entre las diócesis afectadas se encuentran las de Managua y Matagalpa, cuyo monseñor, el obispo rebelde Rolando Álvarez, permanece en una celda de castigo desde que en febrero se negase a subir al avión que trasladó a 222 desterrados a Estados Unidos.
Arrecia guerra contra la Iglesia Católica. Más de 520 agresiones y contando», denunció el diplomático Arturo McFields, exembajador nica ante la Organización de Estados Americanos (OEA), citado por el diario español El Mundo.
Tras haber aplastado por la fuerza a la oposición, a la disidencia y a buena parte de la sociedad civil, forzadas al destierro, al exilio o la cárcel, Ortega y su mujer, la copresidenta Rosario Murillo, han centrado sus ataques en la Iglesia Católica, que mantiene su presencia en todo el país. Ya en la pasada Semana Santa se prohibieron buena parte de las procesiones y se persiguió a quienes se atrevían a salir a la calle.
La dictadura sandinista está asfixiando económicamente a la Iglesia, algo que ya venía haciendo de otras maneras, por ejemplo con las ayudas en alimentos de Cáritas, retenidos por largo tiempo en la aduana hasta que se arruinaba. Al no tener acceso a las cuentas bancarias, las iglesias no van a tener cómo pagar los compromisos financieros que todas parroquias generan, como electricidad, agua, teléfono y pago del personal. En relación a las casas de formación, se dificultaría el pago de la alimentación y de los docentes. Esto obligaría al cierre», detalla para El Mundo la abogada Martha Patricia Molina, especialista en temas religiosos.
«Esto es una realidad sin precedentes, una especie de Castro 2.0. El mismo guion que Cuba en el siglo pasado. Sin recursos, la Iglesia no puede operar. Por todo lo que ha sufrido la Iglesia nicaragüense no tiene los recursos de otras iglesias, se pone a la par de la cubana sólo que hasta ahora no han intervenido los colegios», avizora para este periódico Fernández Otaño.
La ofensiva revolucionaria de las últimas horas provocó la detención arbitraria del sacerdote Jaime Montesinos, párroco de la Iglesia Juan Pablo II de Sébaco. Las huestes oficialistas criminalizaron al padre al asegurar que conducía borracho un vehículo, en cuyo interior se encontraba una joven. En cambio, le acusaron de traición a la patria.
En arresto domiciliario se encuentran los sacerdotes Pastor Eugenio Rodríguez y Leonardo Guevara, párrocos de la Divina Providencia de Jalapa y de la Catedral de Estelí. En la cárcel, además del obispo Álvarez, permanecen los presbíteros Leonardo Urbina y Manuel García.
Por un lado, Ortega quiere mantener una carta abierta de negociación, por eso también ha seguido encarcelando a ciudadanos. Pero como ellos no son tan visibles como el grupo de los 222 desterrados a Washington, entonces necesita las cuentas de las diócesis», explicó Molina a El Mundo.
«Y por el otro, el sandinismo ve a la Iglesia como su peor y único enemigo interno, porque ya se aseguraron de aniquilar por completo todos los escenarios democráticos y tienen a casi todo el país bajo control. Menos a la Iglesia», sentenció la abogada.
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