Al menos ocho personas, incluyendo a cuatro menores, murieron electrocutadas a causa de las lluvias torrenciales que golpearon este fin de semana y hasta el lunes el suroeste de Sudáfrica, confirmaron hoy las autoridades.
«Ya se ha comenzado a distribuir arena (…) para ayudar a las comunidades afectadas, mientras varias agencias de ayuda humanitaria están ayudando con comida, mantas y otros suministros, como lotes para bebés», dijo este martes Charlotte Powell, portavoz de la Dirección de Riesgo de Desastres de Ciudad del Cabo, en la provincia del Cabo Occidental.
Powell atribuyó las muertes por electrocución, algunas de las cuales se produjeron en asentamientos informales, a las conexiones eléctricas ilegales, según recogen medios locales.
En Ciudad del Cabo y otras localidades de la provincia, las fuertes lluvias y vientos arrancaron árboles de raíz, provocaron el corte de carreteras y se estima que dañaron más de 1.000 viviendas.
Asimismo, mientas las operaciones de rescate continúan, sobre todo en las zonas rurales, más de 82.000 residentes seguían sin electricidad este lunes, una cifra que se redujo hoy a 15.000.
Sudáfrica ha experimentado en los últimos años un aumento de esta clase de fenómenos meteorológicos extremos, en concreto en la provincia oriental de KwaZulu-Natal, donde al menos siete personas murieron por los temporales acontecidos el pasado mes de junio.
Los más graves en los tiempos recientes, sin embargo, se dieron en abril de 2022, cuando devastadoras inundaciones desencadenadas por las lluvias torrenciales dejaron unos 450 muertos y pérdidas millonarias en la provincia, donde alrededor de 40.000 personas se vieron afectadas.
El mismo fenómeno golpeó a KwaZulu-Natal en 2019 y causó también en esa época del año unos 80 muertos.
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