La onza de oro troy acumula una revalorización del 10 % en lo que va de año y en las últimas semanas se ha consolidado por encima de los 2.000 dólares, llegando a rondar sus máximos históricos de agosto de 2020 en plena pandemia (2.075 dólares) y marzo de 2022 tras la invasión de Ucrania (2.070 dólares).
El oro, activo refugio por antonomasia para los inversores en períodos de incertidumbre y que llegó a negociarse en 2.063 dólares el pasado 5 de mayo, cotiza así al acecho de romper su techo tras una tendencia alcista que tiene varias explicaciones, de acuerdo a los expertos consultados por EFE.
La incertidumbre sobre las perspectivas económicas y una inflación más persistente de lo esperado en las principales economías han sido los principales catalizadores según el ejecutivo de XTB Joaquín Robles, quien también señala a la depreciación del dólar, la caída de los bonos y la fuerte demanda de oro de los bancos centrales.
Sobre esto último incide el analista de Renta4 Banco Jorge Bellas, al observar que 2022 ya fue un año récord para éstos en las compras del metal precioso y que la tendencia se mantiene en 2023, registrando el primer trimestre más fuerte de la historia.
En este sentido, destaca el perfil de compradores como los bancos centrales de China, Turquía, India y Singapur, países no occidentales que, tras observar las sanciones sobre las reservas rusas, prefieren disminuir su dependencia del dólar, la principal divisa del mercado internacional.
Además, desde las turbulencias financieras tras la quiebra de entidades como el Silicon Valley Bank (SVB) y la absorción de Credit Suisse por parte de UBS, la onza de oro, por su condición de activo refugio, ha incrementado su valor en 200 dólares.
La fortaleza o debilidad del dólar influye directamente en la cotización de estas materias primas, ya que éstas se negocian en dólares, por lo que un «billete verde» débil las hace más atractivas y viceversa, si la divisa cotiza al alza, materias como el oro se resienten.
Así, si en lo que va de año el oro acumula una subida del 10 %, el «billete verde» se devalúa el 2 % respecto al euro, que al cambio vale en torno a 1,1 dólares.
Las tasas de interés (llamados popularmente como «el precio del dinero») son el instrumento que los bancos centrales, a través de su endurecimiento con repetidas alzas en el último año, han utilizado para doblegar altas tasas de inflación cuya desaceleración es lenta y se encuentra lejos del objetivo.
Robles apunta que el oro, a diferencia de otros mercados, no descuenta bajadas de las tasas de interés antes de que acabe el año y aunque algunos bancos centrales como la Reserva Federal (Fed), con los tipos al 5-5,25 %, están cerca de concluir el ciclo de subidas, el tipo máximo se mantendría durante un periodo prolongado.
Refugio contra la recesión
Por tanto, Robles sostiene que las alzas del oro encuentran más bien su explicación ante la perspectiva de que en EE.UU. y otros países desarrollados se produzca una recesión, cuya profundidad y duración es incierta.
Sin embargo, Bellas se centra en que la búsqueda de oro como refugio por parte de los inversores se debe a los tipos reales en negativo en EE.UU. (tipo de interés nominal menos la inflación, al 4,9 % en abril), que provocan la pérdida de poder adquisitivo y hacen preferente al oro ante la inseguridad y la depreciación monetaria.
Este analista considera que la tendencia alcista del oro puede continuar, pero también existen riesgos que pueden empujarlo a la baja, como la toma de beneficios y una recesión dura que disminuya la demanda de joyería, aunque China se mantiene fuerte en ese sentido tras su reapertura.
Por su parte, Robles piensa que ese recorrido al alza está cada vez más limitado, aunque le augura unos precios estables en los próximos meses, siempre que no se diese un escenario de apetito por el riesgo ante un fuerte repunte económico y una progresiva caída de los tipos de interés.
El ejecutivo de Julius Baer, Carsten Menke, señalaba en un informe que el oro cotiza últimamente con suma volatilidad, un hecho que atribuye a la aparición de operadores especulativos a corto plazo y seguidores de tendencias en detrimento del inversor que busca seguridad.
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