
El mercado de Puerto Ordaz, con más de siete décadas siendo el corazón del comercio local, inicia un proceso de recuperación tras un periodo difícil marcado por el cierre masivo de locales y la pandemia. Este emblemático espacio que fue punto de encuentro y centro vital para los primeros habitantes de la ciudad ha comenzado a retomar su vida comercial con 26 locales activos.
Entre los pioneros que aún venden en el mercado destacan los expendedores de verduras, pollos y varios negocios de comida, pilares que mantienen la esperanza de una revitalización total.
La pandemia provocó una crisis profunda, afectando especialmente sectores como el cárnico, las pescaderías y las charcuterías, muchas de las cuales cerraron sus puertas. A pesar de los intentos de reactivación anteriores, especialmente con el planteamiento de un proyecto a la gestión del ex alcalde Tito Oviedo que no se logró consolidar el resurgimiento.
Hoy, este plan renace con nuevas propuestas dirigidas al actual alcalde de Caroní, y con un involucramiento activo de emprendedores que buscan rescatar el mercado íntegramente.
Las mejoras visibles incluyen la recuperación de áreas verdes, la rehabilitación del boulevard de la comida, la solución de problemas de aguas blancas en sus alrededores y la construcción de nuevas alcantarillas.
Este retorno gradual de la actividad comercial no solo recupera un espacio físico sino también el sentido comunitario del mercado, donde generaciones de ciudadanos se han encontrado para comprar, socializar y compartir. La apuesta actual es transformar este centro en un mercado moderno que conserve su esencia histórica y cultural, adaptándose a las necesidades contemporáneas de la ciudad.
Perseverancia
Con más de 40 años como adjudicatario en el mercado, un vendedor de verduras y frutas cuenta con firmeza cómo ha resistido las dificultades de este emblemático espacio en San Félix.
«He sobrevivido a todo, la pandemia, la crisis económica y ahora la fluctuación constante del dólar», confiesa acompañado de su esposa, a pesar de los días sin ventas, no han cerrado su puesto ni un solo día, porque para ellos, este lugar es más que un negocio, es un patrimonio familiar.
Los productos los adquiere en la Plaza de Mayoreo de San Félix, un mercado mayorista donde los precios se disparan casi a diario debido al vaivén del dólar. “Lo poco que ganamos debe invertirse en pasajes para transportar la mercancía hasta nuestro puesto», explica. Sin embargo, su esperanza permanece intacta, sosteniendo que seguirán luchando para llevarle el pan a la mesa.
A pocos metros, en un rincón del mercado, otros rubros empiezan a mostrar vida. Los pollos beneficiados se venden en una esquina, y un joven emprendedor, con su máquina de coser, abre un espacio nuevo en medio de la tradicional venta de víveres.
Este tesón comercial es reflejo del esfuerzo de una comunidad que busca resistir y renovar sus lazos en un mercado que despierta lentamente luego de años duros.
Administración
Con tenacidad y visión, Milagros Rodríguez, administradora del mercado de Puerto Ordaz, libra una batalla constante para materializar las nuevas propuestas que planea presentar al alcalde Yanny Alonzo.
Dice que gracias a la colaboración de José Tanno, representante de la Corporación de Servicio Patriótico, se lograron avances significativos: se eliminaron los botes de aguas servidas y blancas que afectaban los alrededores, se construyó una alcantarilla que conecta con el colector del sector Puerto Libre y se podaron los árboles del lugar.
Milagros no se detiene ahí. La próxima etapa contempla el reacondicionamiento de los baños, restauración de la electrificación y la instalación de lámparas en puntos estratégicos, buscando mejorar la seguridad para comerciantes y visitantes.
Actualmente, 26 puestos permanecen activos, demostrando que el mercado nunca cerró sus puertas, aunque algunos adjudicatarios migraron o cambiaron de oficio por necesidad.
Entre las iniciativas se encuentra la integración de nuevos emprendedores provenientes del centro de Puerto Ordaz en el proceso de reactivación económica.
En materia de seguridad, Milagros ha sostenido reuniones con altos cargos policiales para fomentar patrullajes constantes y evalúa la posibilidad de que funcionarios de la policía comunitaria resguarden las instalaciones, una vez habilitado el espacio asignado para ellos.
El compromiso de los adjudicatarios del boulevard de comida se refleja en su interés por recuperar esta zona económica emblemática, donde se ofrece una variada oferta de platos criollos.
Milagros invita a la comunidad a redescubrir el mercado y su boulevard, símbolos de cultura y vida urbana que están en camino a renovarse con esfuerzo y dedicación.
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