Viena, Austria. Enarbolando el «amor» en tiempos de pandemia, la Filarmónica de Viena ofreció este viernes, bajo la batuta del maestro ruso Valeri Guérguiev y con el tenor alemán Jonas Kaufmann, su tradicional concierto Noche de Verano en los jardines del Palacio de Schönbrunn de la capital austríaca.
Millones de personas han podido o podrán disfrutar el recital por internet, televisión o radio en más de ochenta países.
«Es una señal positiva que Viena regale al mundo este concierto en estos momentos», dijo Guérguiev a la televisión pública ORF.
El director de orquesta aludía así a la complicada situación creada por la expansión del nuevo coronavirus, y se felicitaba de que pese a las dificultades los filarmónicos vieneses hayan podido organizar el recital.
MÚSICA DE AMOR
El amor ha sido el hilo conductor de las obras del programa, elegidas de repertorios de cine, ballet, opereta y, sobre todo, del género de la ópera.
Así, los filarmónicos vieneses interpretaron la música de «El Caballero de la Rosa», de Richard Strauss, cuando Octavian entrega la rosa a Sophie, o la del amor sublime de «Tristán e Isolda», de Richard Wagner, mientras que el desafiante aria «Nessun Dorma», de la ópera «Turandot» (Giacomo Puccini), fue entonada por Kaufmann.
El variado programa incluyó también conocidas melodías de películas como «Doctor Zhivago» o de series de televisión como «Spartacus», entre otras piezas.
ESTRICTAS RESTRICCIONES
La COVID-19 no permitió que este año el concierto estival fuera semejante a las ediciones anteriores.
Inicialmente se había planificado para el 21 de mayo, en línea con su tradición de ofrecerlo al comienzo de la temporada cálida, pero tuvo que ser pospuesto y sujeto a las restricciones impuestas por las autoridades sanitarias.
El evento de entrada gratuita, que tiene lugar desde 2004, atrae normalmente a unos 100.000 amantes de la música que llenan los jardines de la antigua residencia veraniega del emperador Francisco José y su esposa Sisi (Elisabeth).
Hoy la gran mayoría de ellos tuvo que conformarse con seguir el concierto en la televisión, pues el recinto de Schönbrunn fue cerrado al público antes de ponerse el sol y solo se permitió la entrada a los ocupantes de 1.250 butacas que habían recibido una invitación para el recital.
Además de unos 300 afortunados que obtuvieron la entrada en un sorteo, fueron invitados patrocinadores, donantes y «amigos» que «hicieron posible» el nacimiento del «Concierto Noche de Verano y que nos han brindado un apoyo especial en estos momentos difíciles», explicó la orquesta.
Eso sí, cada asistente debió someterse a una prueba PCR y presentar su resultado negativo al entrar en el recinto.
La esperanza está puesta ahora en el próximo verano, según dijo Kaufmann a la ORF poco antes de comenzar el concierto.
Su deseo fue «despertar con el concierto el anhelo de Viena, para que vengan el próximo año».
EFE noticias
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