Abu Dabi.-El neerlandés Max Verstappen (Red Bull) y el siete veces campeón mundial inglés Lewis Hamilton (Mercedes) llegan empatados a puntos -y con la tensión elevada a la máxima potencia- a la última carrera del año, el Gran Premio de Abu Dabi, que decidirá este fin de semana, en el circuito de Yas Marina, el Mundial de Fórmula Uno más emocionante de los últimos años.
Hamilton, de 36 años, ganó el pasado domingo el debutante Gran Premio de Arabia, donde elevó a 103 su propio récord histórico de victorias en F1 al firmar su octavo triunfo del año, igualando los 369,5 puntos de Verstappen, de 24; segundo en Yeda y que sigue líder al contar una victoria más. De tal manera, este domingo será campeón del mundo el que acabe la carrera por delante; pero si ninguno puntúa, el título se lo anotará, por lo antes reseñado, el neerlandés: dando lugar a todo tipo de suspicacias a causa de la extrema agresividad de ambos contendientes.
La inmensa rivalidad dentro de las pistas se ha trasladado fuera de ellas y las relaciones entre ambos pilotos y entre los responsables de Mercedes -que apunta a un octavo título seguido de constructores- y de Red Bull -segunda, a 28 puntos de la anterior (587,5-559,5)- son, en el mejor de los casos, manifiestamente mejorables.
En Yeda, la polémica alcanzó su grado máximo tras numerosos incidentes entrambos; entre los que destacaban los de Silverstone (Inglaterra), donde Hamilton festejó la victoria mientras Verstappen estaba en una clínica local después de que ambos chocaran; y Monza (Italia), donde ambos colisionaron y quedaron fuera de carrera. En el primer caso, se decretó culpabilidad del astro inglés, sancionado con 10 segundos; y en el templo de la velocidad lombardo la responsabilidad recayó sobre la joven estrella neerlandesa; que en Arabia recibió idéntica sanción que el británico, por una acción que, desde el punto de vista de la escudería austriaca, fue bastante menos peligrosa.
Verstappen, que debía devolver posición tras haber rebasado a Hamilton por fuera de la pista tras la segunda resalida de la caótica carrera del pasado domingo, efectuó lo que, desde la perspectiva de Mercedes fue un ‘brake test’; frenando más de lo debido, antes de aducir que le estaba cediendo el paso al británico y que éste no quería rebasarlo. En una zona donde poco después se podía usar el DRS y ‘Mad Max’ hubiese podido volver a adelantar a ‘Sir’ Lewis -nombrado caballero por la Reina Isabel tras haber igualado el año pasado los siete títulos del alemán Michael Schumacher-, que admitió ser consciente de esa realidad, añadiendo que él no era «tonto».
Al final, el capitán de Red Bull fue sancionado con diez segundos -al ser considerada su mayor responsabilidad en el lance por parte de los comisarios de la FIA, ante los cuáles ambos tuvieron que comparecer tras la carrera-, lo que no impidió que conservara la segunda plaza.
Como quiera que la tensión ya era muy elevada desde Sao Paulo (Brasil), donde Hamilton logró la primera de sus tres victorias en las tres últimas carreras, después de sudar tinta para adelantar a un Verstappen que vendió muy caro ser rebasado (en un par de acciones que rozaron la ilegalidad y no fueron sancionadas); y que la misma quedó evidente en Qatar, donde el austriaco Toto Wolff -jefe de equipo de Mercedes- y el inglés Christian Horner -su homólogo en Red Bull- escenificaron la ruptura de relaciones; ambos pilotos enarbolan abiertamente el hacha de guerra después de lo sucedido en Arabia.
Verstappen, que mostró su total desacuerdo con la decisión de los comisarios antes incluso de que éstos hubiesen emitido su veredicto -en una jornada que rozó el esperpento-, abandonó antes de tiempo la ceremonia del podio en Yeda. Donde él y Hamilton, que lo tildó de loco tras tocarse en pista, no se saludaron.
Con todas estas premisas, resucitaron los fantasmas de otras épocas -las del brasileño Ayrton Senna y el francés Alain Prost o las de Schumacher y el canadiense Jacques Villeneuve; cuando un Mundial se resolvió en la última carrera mediante un accidente. Que, en caso de producirse en la capital de los Emiratos Árabes Unidos, le otorgaría la corona a Verstappen. Ganador el año pasado en Abu Dabi, donde nadie iguala los cinco triunfos de Hamilton.
Yas Marina, que debutó en el Mundial en 2009, superaba inicialmente los cinco kilómetros y medio; pero tras algunos retoques -entre ellos, la eliminación de la chicane del principio y el ensanche de la horquilla que conforma ahora la quinta de sus 16 curvas- mide a partir de este año 5.281 metros. El domingo está previsto darle 58 vueltas, para completar un recorrido de 306,1 kilómetros.
Este viernes arrancarán los entrenamientos libres, en un Gran Premio en el que se rodará con neumáticos de la gama de compuestos más blanda: los C3 -duros, reconocibles por la raya blanca-, C4 -medios, raya amarilla- y C5 -blandos, roja-.
El español Fernando Alonso (Alpine), que en Qatar elevó a 98 su relación de podios en la F1, siete años después de que hubiese capturado el anterior, es décimo en el Mundial, con 77 puntos; cinco más que su compañero francés Esteban Ocon, al que en los últimos metros de la pasada carrera le arrebató el tercer puesto el finlandés Valtteri Bottas, compañero de Hamilton. Al que el mexicano Sergio Pérez, colega de Verstappen, ya no le podrá arrebatar (Red Bull) la tercera plaza en el certamen; aunque ‘Checo’, con 190 puntos, tienen asegurado el cuarto puesto final.
El otro español, Carlos Sainz (Ferrari) es séptimo, con 149,5 puntos, a cuatro y medio de su excompañero Lando Norris (McLaren); y también opta a la quinta plaza de su actual colega, el monegasco Charles Leclerc (158). El madrileño y su pareja en la ‘Scuderia’ tienen prácticamente asegurada la tercera plaza final en el Mundial de constructores. En el que el doble campeón mundial asturiano y Ocon deberán certificar la quinta plaza final para Alpine en Yas Marina.
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