Ayorou (Níger).- «Huimos de nuestros pueblos para escapar de sus atrocidades y nos enfrentamos a la misma situación aquí». Tadora Iswaha vive en un campamento de desplazados en la localidad nigerina de Ayorou, fronteriza con Mali, un refugio que está ahora amenazado por los terroristas.

Su campamento, formado por decenas de tiendas, se ubica en la región occidental nigerina de Tillabéri, dentro de la zona conocida como «las tres fronteras», donde confluyen las de Mali, Níger y Burkina Faso, un espacio duramente golpeado por los yihadistas del Estado Islámico y Al Qaeda.

Se extiende a las afueras de Ayorou en una superficie de veinte hectáreas. Allí viven refugiados que llegaron de Mali, pero también desplazados internos como Iswaha, que habla con EFE durante una visita al campamento organizada por la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCHA).

Los desplazados dentro de Níger ascienden a 11.000 personas, huidas de 1.500 hogares. Iswaha es una de ellas, ahora representante de las mujeres de la comuna de Inatès, de la que se marchó la mayoría de su población en julio de 2019 por la presión yihadista.

«NO DORMIMOS POR TEMOR A LOS ATAQUES»

Ninguno de los vecinos de Inatès ha regresado a sus casas en estos cuatro años y ahora se encuentran con la amenaza otra vez cerca.

«A las diez de la noche de ayer (por el pasado martes 6), un miembro de la Guardia Nacional fue asesinado a tiros por hombres armados en el centro de Ayorou», explica Iswaha, que añade que «cada dos o tres días, hombres armados van a los pueblos de los alrededores por la noche a atacar y matar a civiles inocentes».

A sus temores se añade que el campamento no está cercado ni custodiado por las fuerzas de seguridad nigerinas. «Este sitio no está vigilado, vivimos con el temor constante de posibles ataques, casi no dormimos por eso», explica.

Níger, junto con Burkina Faso y Mali, forma parte de la región africana del Sahel Central, donde el terrorismo ha aumentado en los últimos meses. Según datos de la Comisión Europea, en el primer semestre de 2022 murieron en ataques 2.057 civiles en estos tres países, más del doble en comparación con 2021.

Este año ha estado marcado por la retirada de las fuerzas francesas de Barkhane y otras misiones internacionales de Mali, en respuesta al acercamiento de su gobierno golpista de Bamako a Rusia.

Las fuerzas galas se han recolocado parcialmente en Níger para apoyar a las tropas locales en la lucha contra los grupos terroristas instalados en la zona de las tres fronteras, pero las poblaciones de Tillabéri continúan gravemente afectadas por la crisis de seguridad.

Un sentimiento que comparten los refugiados en Ayorou. «Vivimos aquí desde hace 4 años gracias a la asistencia del Estado y de las organizaciones humanitarias. Hasta ahora ninguna familia planeaba regresar a Inatès, que está completamente despoblada debido a los ataques terroristas», explica Souley Rahimou, presidente de los desplazados de Inatès.

Antes de vivir en el actual campamento los refugiados habitaban en uno de 87 hectáreas con casas construidas, también en Ayorou, que abarcaba viviendas, una torre de agua, una escuela, un centro de salud y un almacén de alimentos. Lo construyó ACNUR en 2018 para albergar a 7.500 refugiados malienses llegados a Níger desde 2012.

«La inseguridad nos hizo salir de ahí. Hombres armados vinieron al campamento y nos amenazaron de muerte», explica a EFE Hama Abdoulaye, secretario general de la oficina central para los refugiados malienses en Níger.

ASESINATOS, SECUESTROS, SAQUEO DE GANADO…

El deseo de Abdoulaye es que el Estado nigerino cree «las condiciones para restaurar una seguridad duradera en el departamento de Ayorou y que los desplazados que se están en los campamentos espontáneos puedan volver al urbanizado».

Ayorou no es el único departamento de la región de Tillabéri que se enfrenta a una inseguridad persistente, pues doce de las trece comunidades de la región la padecen, según el Ministerio de Acción Humanitaria y Gestión de Desastres de Níger.

Esta crisis de seguridad provoca asesinatos periódicos de civiles y militares, secuestros y saqueo de ganado y de otros bienes en estas comunidades afectadas por el terrorismo.

La temporada de lluvias supuso un respiro para los desplazados de Níger, cuando la seguridad aumentó ligeramente. Se pasó de 156.107 personas desplazadas (24.553 hogares) el 21 julio de 2022, según los datos de la OCHA, a 153.455 desplazados internos (24.269 hogares) el 5 de septiembre.

Pero los flujos se han reanudado recientemente en las aldeas fronterizas con Burkina y Mali de Samira, Garbougna, Méhana, Dessa, Tamalaoulaou y Ezza, según las agencias humanitarias.

En esta franja, la OCHA está registrando «casos recurrentes de incursiones, robo de ganado, extorsión de bienes y recaudación de impuestos forzosos».

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