Quito.- La Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE) inició un estudio de aguas residuales para estimar la cantidad de contagiados de COVID-19 en la capital ecuatoriana y facilitar la toma de decisiones sanitarias, ahora basadas en un sistema de semaforización epidemiológico.

«Un poco a ciegas»

El SARS-CoV-2 causante de la enfermedad por COVID-19 se ha detectado molecularmente en varios tejidos y secreciones humanas, y varios estudios han encontrado su ácido ribonucleico (ARN) en las heces de pacientes sintomáticos y asintomáticos.

Estas observaciones clínicas coinciden con la detección del virus en aguas servidas de varias ciudades alrededor del mundo, y ahora Quito se suma al análisis con una investigación en la que están involucrados la UTE, el Municipio y el Hospital Carlos Andrade Marín, de la Seguridad Social.

Santiago Guerrero, del Centro de Investigación Genética y Genómica de la UTE, explicó a Efe que con el análisis epidemiológico de las aguas servidas se puede realizar un «cálculo indirecto» de contagiados en dos fases.

Epidemiólogos, biólogos moleculares e ingenieros en aguas residuales, participarán en la primera fase, que inició hoy con la toma de una muestra.

En ella buscarán detectar el ARN viral mediante RT-PCR, y el número de partículas virales por mililitro de agua residual se usará para determinar el número de partículas virales por gramo de materia fecal.

Estos datos se extrapolarán, teniendo en cuenta varios parámetros demográficos y ambientales, para estimar el numero de individuos infectados por el COVID-19.

«Vamos un poco a ciegas porque no sabemos cómo son las aguas servidas de la ciudad a nivel de composición química», indicó Guerreo, doctor en biología molecular y celular.

La lluvia confluye en las alcantarillas con las aguas servidas y eso hace que se diluyan las substancias y, en ocasiones, las industrias tiran compuestos químicos por las aguas, que podrían hacer que se degrade el material genético del virus y no se lo pueda detectar, comentó.

Con esa incertidumbre de por medio, esperan tener la próxima semana los resultados de la muestra tomada este viernes.

Si el virus es detectable, en una segunda fase, se realizará un estudio más amplio, con más muestras, tomadas en diferente tiempo y en distintas zonas.

«Esta es una manera que hemos buscado a nivel académico para ayudar a controlar y monitorear el número de infectados y sectorizar las poblaciones más afectadas en esta crisis sanitaria», dijo Daniel Simancas, director de investigaciones de la UTE.

Elementos claves

Al momento, los datos oficiales dan cuenta de que en Ecuador hay 35.828 contagiados confirmados por pruebas PCR y rápidas, mientras que la cifra de decesos por COVID-19 totalizan 3.056, a la que se suman 1.892 fallecidos probables por la enfermedad.

A la provincia del Guayas, la más castigada por el coronavirus con 13.516 casos confirmados por PCR, le sigue la de Pichincha, con 3.201, de los cuales 2.999 están en Quito.

Los resultados del estudio de la UTE son claves para la toma de decisiones sanitarias en momentos en Quito, al igual que todo el país, está sometida a un sistema de semaforización para retomar progresivamente las actividades.

Quito se mantiene en «rojo», pero la próxima semana se podría analizar la posibilidad de cambiar a «amarillo» y, a partir de allí el estudio de la aguas servidas puede ser determinante para conocer el proceso del contagio.

Si con nuevas muestras se determina que los casos aumentan o disminuyen, las autoridades tendrán una herramienta científica para determinar si el nivel de restricción vuelve a rojo o baja a verde.

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