La campaña Mares Limpios ha provocado una revolución global en la forma en que vemos y usamos el plástico.
No existe una solución mágica para este desafío ambiental y la contaminación por plásticos no puede ser neutralizada por un solo sector de la sociedad o un solo país.
La campaña “Mares Limpios”, la iniciativa más grande para combatir la contaminación de residuos plásticos en los océanos, lanzada en 2017, trabaja con gobiernos, empresas y ciudadanos para eliminar esta contaminación de mares y ríos que está terminando con la biodiversidad y los ecosistemas en todo el mundo.
El ministro de Medio Ambiente de Antigua y Barbuda, Molwyn Joseph, señaló a EFE en Nairobi durante la IV Cumbre de Medio Ambiente de la ONU (#UNEA4), que el Gobierno de su país decidió “implementar el compromiso firmado en el Acuerdo de París de forma inmediata”.
Antigua y Barbuda ha desarrollado “un plan muy exitoso; en enero pasado Jamaica introdujo medidas sobre la prohibición de estos elementos de plástico, Barbados lo hará en abril, Trinidad y Tobago está en el proceso de hacerlo y Belice está en el mismo camino.
Muchos países están iniciando o han implementado legislación contra el plástico”.
Añadió que a finales de 2019 se eliminarán los “recipientes fabricados con poliestireno para guardar alimentos, así como platos, vasos, cubiertos, copas de un solo uso”.
Según la ONU Medio Ambiente, cada año más de ocho millones de toneladas de plástico terminan en los océanos y la contaminación por microplásticos se ha introducido en la cadena alimentaria humana por la ingesta de algunos peces de esos pequeños trozos.
El organismo calcula que cada año se consumen 500.000 millones de bolsas de plástico en todo el mundo, la mayoría hechas de polietileno, un polímero que tarda al menos 500 años en degradarse.
EFEVerde
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