Ciudad Guayana.- En la actualidad las calles de Ciudad Guayana se cubren de coloridas flores en diversos tonos que varían desde blanco, distintos rosados hasta lilas y morados, ofreciendo un panorama efímero pero muy hermoso: Son las flores del apamate, el “primo” rosado del araguaney que, al igual que éste, durante la mayor parte del año pasan desapercibidos, pero al llegar su floración, pierden sus hojas y resplandecen con el llamativo color que cubre todas sus ramas.

El nombre científico del apamate proviene de Tabebuia Rosea, un vocablo con el cual los indígenas de Brasil designan a éste árbol. Se le atribuye la propiedad de “llamar al agua”, porque se le encuentra a menudo cerca de los espacios del vital líquido.

Entre los nombres más comunes del “Apamate” se encuentran el Masculis y Guayacán Rosado, este es proveniente de la familia de Bignoniaceas de la categoría “Taxonómica” que reúne 650 especies en unos 110 géneros. La mayoría son los árboles, arbustos o lianas, esta familia tiene especies en todo el mundo pero más en la zona tropical.

Crece prácticamente en todo el país, se encuentra con más frecuencia en los bosques deciduos (que pierden sus hojas) de los estados Cojedes, Barinas, Portuguesa y Miranda. También se le puede observar en Guayana, Zulia y Yaracuy.

Apamate en las calles de Ciudad Guayana – Fotografía: Wuilmer Barrero

Cuidado Ambiental

En Ciudad Guayana existe una fundación encargada de la conservación y manejo ambiental en la región, desarrollando acciones en pro al ambiente, la diversidad biológica, el uso amigable de los recursos y el desarrollo sustentable, realizando diferentes trabajos a través de investigaciones, estudios, capacitaciones y educación ambiental.

Mediante el trabajo realizado por esta fundación se ha logrado la integración y participación de la comunidad con la que se ha llevado a cabo diferentes actividades y proyectos para la recolección de fondos para este fin.

Otro aspecto a la que esta institución hace mención es que es de suma importancia el poner en práctica el podar los árboles que existen, ya que si se dejan al abandono suelen enfermarse con la parasita “guatepajarito” perjudicándolos en su crecimiento y logrando que el árbol se seque.

Apamates en la Carrera Tocoma cerca de los módulos de la CVG – Fotografía: Cortesía

 

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