Cincuenta personas damnificadas y son atendidas por los propios vecinos. Foto: Níger Martínez

La crecida de los ríos Caroní y Orinoco continúa reclamando sus espacios, dejando a muchas familias damnificadas que se ven obligadas a abandonar sus hogares temporalmente.

En el sector Merecure, parroquia 11 de Abril en San Félix, justo al lado de la comunidad Las Batallas, una calle se encuentra inundada, y la crecida amenaza con llegar a otras viviendas cercanas.

Según los lugareños, 12 casas quedaron bajo el agua, mientras que otras están anegadas; sus propietarios aún pueden habitarlas, pero aseguran que si la crecida continúa como en 2018, tendrán que desalojar y buscar refugio.

Franklin Naranjo señaló que, además de la inundación, existen otros graves problemas que afectan a los residentes del vecindario.  Indicó que las casas desocupadas, aun siguen con fluido eléctrico, están inundadas, por lo que temen que los niños que se bañan en el río puedan sufrir electrocución.

Franklin Naranjo acompañado de otros residentes del sector que se dedican a la pesca

 

Laguna contaminada

Naranjo explicó que bomberos municipales visitaron la zona y alertaron a los vecinos para que eviten que los niños se bañen en la laguna, ya que esta se encuentra completamente contaminada. “Todas las aguas fecales de este sector y áreas cercanas desembocan en ese embalse”, afirmó.

Solicitaron a representantes de Corpoelec acudir a la calle La Laguna para realizar los correctivos necesarios, pues aún se pueden ver luces encendidas en las casas inundadas.

La laguna Merecure está ubicada detrás de cientos de viviendas de este sector y parte del barrio Las Batallas, Altamira I y otros barrios, extendiéndose hacia la zona del matadero municipal y Río Claro.

Alexander Campos y Armando González, pescadores, aseguraron que las cloacas de distintos barrios de la parroquia 11 de Abril y parte de la parroquia Simón Bolívar descargan en esta laguna. “Las culebras salen de la laguna y buscan meterse en las casas; ya hemos matado algunas. Estos animales son un peligro, especialmente para los niños que viven en las cercanías”, alertaron.

Caritas de Venezuela

Nerida Bolívar, quien ha vivido varias crecientes del río Caroní y Orinoco, construyó su casa sobre un relleno “suficientemente alto para que el agua no me inundara”. Recordó que una de las grandes crecidas, en 2018, hizo que el agua llegara hasta el segundo escalón de su escalera. “Mi casa no se inundó, pero sí varias viviendas de la calle”, dijo.

Vive con seis personas más y destacó que, durante el fin de semana, representantes de Caritas de Venezuela entregaron algunas ayudas a las personas damnificadas. “También estuvieron algunos concejales de Caroní, quienes se comprometieron a traer agua potable y enviar vehículos para retirar la basura que trajo el río, pero hasta ahora estamos esperando, no han regresado como prometieron”.

Ratificó que los mismos vecinos se han encargado de ayudar a las aproximadamente cincuenta personas que tuvieron que desalojar sus casas, ya que “no hemos recibido ayuda del gobierno”.

Ramón González afirmó que las inundaciones comenzaron a presentarse tras la paralización del dragado de los ríos Caroní y Orinoco. “El canal de navegación desapareció; por eso ya no vemos barcos navegando por este lugar hacia el muelle de Ferrominera Orinoco”.

Los lugareños aseguraron haber sido testigos de cómo la draga Guayana se hundió en aguas de ambos ríos, luego de encallar en el canal de navegación por falta de mantenimiento.

Según los entrevistados, el río seguirá creciendo durante varios días más. Por ello, solicitan que se fumigue la zona para evitar la proliferación de plagas, paludismo y dengue, enfermedades que afectan principalmente a la población infantil.

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