Ciudad Guayana.- Un envoltorio separa la distancia entre el paladar y el «oro dulce», dejando entrever aquel tesoro precioso adorado por las culturas precolombinas. Al rasgar el plástico, se activa el sentido del olfato y las papilas gustativas se preparan para degustar el chocolate al 70% en cada bocado.
«Chocolates Salamanca surgió como un experimento. Unos productores de la región me habían regalado unas semillas de cacao. ¿Qué hago ahora con esto?, pensé, traté de elaborar el chocolate en bola, pero eso me quedó como una arepa, la textura era muy blanda», comentó ―entre risas― la chocolatier empírica Roscío Salamanca.
La administradora de 43 años convirtió lo que era un pasatiempo en un negocio familiar. «Aprendí por mí misma, con el ensayo y error, hasta que perfeccioné la técnica y comencé a regalarlos entre mi círculo más cercano, pero mi familia a me motivó a venderlos y allí nació ‘@salamancachocolates‘», dijo.
La elaboración y tratamiento del chocolate ha sido aprendido por cuenta propia, viendo videos y leyendo mucho en internet. «Recientemente mi primer curso en Caracas. Humildemente llevé mis bombones y cuando el profesor los probó quedó maravillado de que yo hubiera alcanzado ese nivel de preparación sin formación previa», destacó Salamanca.
El 12 de octubre del 2018, la emprendedora subió a su carro una cavita con los bombones, para promocionarlo entre sus amistades, ese día los vendió todos y allí nació la empresa.
Sus tres hijos participan en todos los procesos, desde la elaboración del chocolate, la comercialización y hasta el diseño, fotografía y manejo de redes sociales: «Mis hijos me ayudan y me acompañan siempre», señaló.
Desde el taller en su casa, Roscío deja volar la imaginación, cual artista delante de un lienzo, y experimenta con texturas, olores y sabores. «Siempre que compramos chocolates, las nueces, almendras o maní están picado en trocitos y casi ni se notan, por eso se me ocurrió picar las almendras y el merey por la mitad, para que el consumidor pueda observarlas antes de comerlas», manifestó.
«El cacao y el merey son propios de aquí de Guayana. Utilizamos ingredientes de nuestra región para así apoyar a nuestros productores», agregó.
En el «menú» aparecen delicados bombones rellenos de parchita, guayaba, arequipe, arequipe y coco y brandy con pasas. El chocolate para taza es presentado, también, en forma de bombón pero aromatizados con canela, clavitos y guayabita.
Mientras que la barra de chocolate al 70% es «adornada» con merey y almendras.
Roscío Salamanca es uno de los rostros que sigue apostando por una Venezuela próspera, colaborando con su talento para la recuperación de los tesoros olvidados de nuestra tierra.
Jennifer Salcedo Malavé/[email protected]
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