Miembros de la comunidad bayaka en su hábitat en las zonas boscosas de Sangha-Mbaéré, en el sur de la República Centroafricana. La crisis climática tiene rostro en la República Centroafricana (RCA): el del pueblo indígena bayaka, que lucha por sobrevivir en sus amenazados bosques y anhela soluciones de la cumbre climática COP30 que se celebra en Belém (Brasil). EFE/ Jean-Fernand Koena

La crisis climática tiene rostro en la República Centroafricana (RCA): el del pueblo indígena bayaka, que lucha por sobrevivir en sus amenazados bosques y anhela soluciones de la cumbre climática COP30 que se celebra en Belém (Brasil).

Entre la sobreexplotación de recursos y el cambio climático, el modo de vida tradicional de los bayaka, también conocidos como aka y que representan alrededor del 1% de la población centroafricana, corre serio peligro.

Asentados durante generaciones en las zonas forestales de Sangha-Mbaéré (sur), esta comunidad –un pueblo pigmeo nómada del grupo Mbenga– vive de la caza, recolección y aprovechamiento de productos forestales.

Unesco

Sus tradiciones orales fueron declaradas en 2023 obras maestras del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Con la expansión de la actividad forestal y el impacto del cambio climático, su entorno y modo de vida se deterioran rápidamente, especialmente en zonas como Mambelé.

«Aquí en Mambélé, vivimos en el bosque; es nuestro hábitat. Es todo lo que nos legaron nuestros abuelos. Encontramos plantas medicinales y la caza nos alimenta», declara Emmanuel Bendo, miembro de la comunidad bayaka, quien advierte que la vida tradicional es ya solo un recuerdo debido a la destrucción de los bosques por empresas madereras.

La escasez de caza y productos forestales ha desestabilizado la economía bayaka, quienes antes eran autosuficientes y ahora deben cubrir sus necesidades básicas.

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