Los secesionistas del norte de Mali y organismos tribales locales denunciaron este viernes que el Ejército maliense y empresa rusa Wagner masacraron ayer jueves a entre 16 y 17 civiles de una aldea de la región norteña de Gao.
En un comunicado, el grupo Marco Estratégico Permanente (CSP, siglas en francés), que exige la independencia del norte de Mali, afirma que el ataque se produjo este jueves en el pueblo de Ersan, en la comarca de Almoustrat de la región de Gao, donde las fuerzas gubernamentales y sus aliados rusos cometieron «atrocidades chocantes e injustificadas» contra la población civil.
Según la nota, los soldados y los mercenarios decapitaron a 16 personas, seis de ellas personas ancianas, en una plaza pública, colocaron trampas explosivas en sus cuerpos, quemaron vehículos de los habitantes y destruyeron varias fuentes de agua.
El CSP pide a la comunidad internacional que rompa su «silencio inaceptable» y tome medidas urgentes para que los responsables de estos actos de violencia «insensata» sean castigados.
Según dos fuentes locales consultadas por EFE, el ataque fue perpetrado por una patrulla de reconocimiento formada por militares malienses y mercenarios de Wagner, que aseguraba el camino para un importante convoy de las fuerzas gubernamentales que se dirige actualmente a la ciudad norteña de Kidal.
En Kidal están basados los secesionistas del CSP, que recientemente declararon la guerra al gobierno golpista militar maliense.
La supuesta masacre fue condenada este viernes en un comunicado firmado por Bekaye ag Hamed Ahmed, portavoz del denominado Consejo Supremo de la Comunidad Idnane, un importante grupo tribal del norte de Mali y que tiene presencia en la zona afectada.
La nota del líder tribal habla de los mismos métodos usados para asesinar a los civiles, añade que entre ellos hay mujeres y niños, pero asegura que las víctimas fueron en total 17. Añade que los militares malienses y de la empresa rusa destruyeron todos los pozos de la zona.
Los secesionistas norteños retomaron el mes pasado los ataques contra las fuerzas malienses tras ocho años de tregua y después de la retirada de la misión de la ONU en Mali (Minusma), que fue el único mecanismo que vigilaba el alto el fuego en el norte del país.
Mali, gobernado desde agosto de 2020 por una junta militar golpista, es escenario desde 2012 de una compleja situación de violencia e inestabilidad, que ha causado miles de muertos y desplazados.
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