Comerciantes informales en el sector Core 8 de la parroquia Unare. Foto: Nueva Prensa

En el marco de las elecciones presidenciales, la actividad económica en Ciudad Guayana se vio marcada por una mezcla de adaptaciones y expectativas entre los comerciantes informales y los grandes establecimientos comerciales. Este domingo, mientras la ciudadanía se volcaba en los centros de votación, los emprendedores locales se enfrentaron a una realidad económica influenciada por el evento electoral.

Luis Segovia, un vendedor de perros calientes y hamburguesas en el sector Villa Brasil, parroquia Cachamay, Puerto Ordaz, tomó la decisión de abrir su puesto a pesar de las restricciones. «Abrí hoy porque es un día en el que la gente está en la calle, votando, y lo hice más que todo porque trabajo ahorita con eso y tengo la esperanza de hacer, al menos, una venta», comentó.

Este emprendedor, quien normalmente opera en Alta Vista, ocupó ese punto en los alrededores de los centros electorales, Escuela Básica Nacional Guayana y Colegio Nazaret, para aprovechar la afluencia de electores. Segovia recalcó que se vio obligado a cerrar viernes y sábado, debido a la «Ley Seca».

Comerciante informal
Luis Segovia, venta de hamburguesas y perros calientes. Foto: Nueva Prensa

A pesar de su optimismo, a las 10:25 a.m. aún no había hecho ninguna venta. «Me vine más temprano para instalarme acá, estimo cerrar a las 5:30 de la tarde. El trabajar hoy domingo no impidió que ejerciera mi derecho al voto y el de mis empleados tampoco», asegura. Su oferta incluyó perros calientes a 1,5 dólares y hamburguesas a 3,5 dólares.

Por otro lado, el señor José, conocido por su venta de chicha, decidió instalar su unidad de trabajo en el Colegio Nazaret, un centro de votación en la parroquia Cachamay. «Es primera vez que me pongo aquí a trabajar. Hay que buscar la manera de conseguir el dinero», expresa José, quien habitualmente se encuentra en el sector Castillito. A pesar de que su presencia en el nuevo lugar ha sido una novedad, ha logrado obtener ventas superiores a las de días anteriores gracias a la afluencia de votantes. Señaló que su horario de trabajo sería flexible, dependiendo de la venta del producto.

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Puesto del señor José, en el colegio Nazaret. Foto: Nueva Prensa

Luis Durán, vendedor de chicha que ha operado desde la pandemia, ha tenido que adaptar su puesto itinerante del Centro Comercial Trébol a un “chicha móvil”, debido a la disminución de las ventas en su lugar habitual. «Hoy he vendido más por la cola, porque está muy larga. Con mi carrito me he paseado por la cola todo el día. Ya vendí este termo, voy a buscar otro», comenta Durán. A pesar de los desafíos que enfrentó para votar debido a problemas con su cédula, ha encontrado una oportunidad en la afluencia de personas a los centros de votación.

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José Durán, venta de chicha en el centro electoral Diego de Ordaz I. Foto: Nueva Prensa

En una línea similar, Jesús Liporachi, técnico en telecomunicaciones de 50 años, decidió vender agua debido a la alta concentración de personas en los centros de votación. «Pensé que iba a haber más movimiento, pero la gente salió preparada, la gente salió con agua. Normalmente, soy técnico de telecomunicaciones, pero salí a vender agua, porque pensé que haría falta», explica Liporachi. Aceptando pagos tanto en efectivo como pago móvil, ha tenido ventas modestas, observando que las personas venían bien equipadas.

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Jesús Liporachi, técnico en telecomunicaciones, aprovechó el evento electoral para vender agua. Foto: Nueva Prensa

Carley Ortuño, una joven comerciante de 20 años, decidió aprovechar la oportunidad de la jornada electoral para vender productos en la zona. «Hoy tomé la iniciativa, porque mi abuela vive en esta casa, la situación ahorita requiere hacer algo extra, porque el sueldo no da», señala Ortuño. Con una panadería propia, ha optado por vender refrescos y sándwiches para aprovechar la movilización de los votantes. Aunque las ventas han estado flojas, según explicó, se mantiene optimista y abierta desde las 6 de la mañana.

Puesto de Carley Ortuño, frente al centro electoral Auyantepuy. Foto: Nueva Prensa

Sonia Bastidas, de 58 años, costurera, también se sumó a las actividades económicas del día. «Abrí mi puesto a las 9 de la mañana, vendo ‘Besitos de coco’, galletas y papelón. Normalmente, me dedico a la costura, pero hoy quise aprovechar las elecciones,» comentó Bastidas, quien ubicó su puesto frente al centro electoral Fe y Alegría de Core 8. Aunque las ventas estuvieron lentas, según comentó durante la entrevista, indicó que había concretado algunas. «Tengo cinco años vendiendo los fines de semana, por los buhoneros de Core 8. Le pedí permiso a la dueña de la casa para instalarme frente a su casa y me dijo que sí,» añadió. Sus «Besitos de coco» están a 30 bolívares.

Contexto económico

El contexto económico en Venezuela, sin embargo, añade una capa de dificultad adicional para estos comerciantes. La inflación descontrolada y la devaluación constante del bolívar han erosionado el poder adquisitivo de los ciudadanos, resultando en una baja generalizada en las ventas. El país atraviesa un complejo escenario económico, exacerbado por la caída en la producción de petróleo y la inestabilidad política. Esto se refleja en la capacidad limitada de los consumidores para gastar en productos no esenciales.

La falta de liquidez y el desempleo son otras barreras que limitan el gasto de los venezolanos, afectando directamente a los pequeños comerciantes que luchan por sobrevivir en un mercado cada vez más reducido. La devaluación del bolívar obliga a los comerciantes a ajustar constantemente sus precios y buscar nuevas formas de mantener sus negocios a flote.

Durante el mes de marzo de 2024, la situación económica en Bolívar reflejó una notable presión sobre el poder adquisitivo de los residentes. Según datos de la Unidad de Análisis Económico de Fedecámaras Bolívar, la Canasta Alimentaria en el estado alcanzó un costo de 518,62 dólares, cifra que ilustra el elevado costo de vida en la región. En contraste, la Canasta Básica Alimentaria específica para la Región Guayana se situó en 128,93 dólares.

Este diferencial en los costos de los productos básicos resalta la complejidad del panorama económico local, donde la inflación y la devaluación de la moneda han impactado de manera significativa en el poder de compra de los ciudadanos.

Adaptaron horarios

Además de la actividad en los pequeños negocios, varios grandes establecimientos comerciales en Ciudad Guayana adaptaron sus horarios o cerraron temporalmente para permitir que sus empleados puedan cumplir con su deber cívico. Estos ajustes reflejan el impacto significativo de la jornada electoral en la economía local, demostrando un esfuerzo por equilibrar las necesidades comerciales con el derecho al voto.

La dinámica económica en Ciudad Guayana durante este domingo electoral ha sido un testimonio de la capacidad de adaptación y resiliencia de los comerciantes locales, quienes, a pesar de las restricciones y desafíos, buscan aprovechar las oportunidades que se presentan en medio de un día de intensa actividad cívica.

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