Evangelio del Día. Juan 15,26-16,4

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     Juan 15,26-16,4 “En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Cuando venga el Protector que les enviaré desde el Padre, por ser él el Espíritu de verdad que procede del Padre, dará testimonio de mí. Y ustedes también darán testimonio de mí, pues han estado conmigo desde el principio. Les hablo de todo esto para que no se vayan a tambalear. Serán expulsados de las comunidades judías; más aún, se acerca el tiempo en que cualquiera que los mate pensará que está sirviendo a Dios. Y actuarán así porque no conocen ni al Padre ni a mí. Se lo advierto de antemano, para que cuando llegue la hora, recuerden que se lo había dicho. No les hablé de esto al principio porque estaba con ustedes”.

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 La Iglesia universal celebra hoy la Fiesta entre otros santos en honor a San Juan de Ávila. Nació en Almodóvar del Campo, Ciudad Real, España el 6 de enero de 1500.  Fue un sacerdote y escritor ascético. Una de sus cualidades más admirables era su gran humildad. A pesar de sus brillantes éxitos apostólicos, siempre se creía un pobre y miserable pecador. Cuando estaba agonizante vio que un sacerdote lo trataba con muy grande veneración y le dijo: «Padre, tráteme como a un miserable pecador, porque eso es lo que he sido y nada más». El 10 de mayo del año 1569, diciendo «Jesús y María» murió santamente. Fue beatificado en 1894 y el Papa Pablo VI lo declaró santo en 1970. Es, desde 1946, santo patrón del clero español.

   Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Jesucristo según San Juan, del verso 26 del capítulo 15, al verso 4 del capítulo 16. en el que, habiendo invitado a los discípulos a permanecer en Su Amor, JESÚS, les advierte sobre las persecuciones que sufrirán de parte de los poderosos de este mundo, Y es que, en el evangelio de Juan, los discursos de JESÚS, después de la última cena, presentan una gran tensión. Por un lado, está la Paz dada por JESÚS, la unión de Amor con Él y con el Padre y la participación en la vida eterna ofrecida a los discípulos. Por el otro lado, está el odio de los poderosos del mundo, las persecuciones y el acecho de una muerte inminente, para todo aquel que asuma la condición de discípulo.

  Por eso es que en este diálogo de despedida JESÚS adelanta a los discípulos las consecuencias que tendrá su seguimiento. De igual manera que a Él lo han rechazado y llevándolo a la Cruz, los discípulos compartirán la misma suerte. Las razones son claras: el desconocimiento del PADRE y del mismo JESÚS llevan a posicionarse en contra de cualquiera que se tome en serio la propuesta cristiana. Por eso les dice que, no estarán solos, ni abandonados a su suerte, sino que les enviará un defensor que hablará por ellos y les dará fuerza en los momentos de amenazas de parte de sus perseguidores.

  Y es que, en esta dinámica de vida y muerte, estará presente el Defensor, el Espíritu de la Verdad y del Amor, que dará testimonio de JESÚS. Ese testimonio sobre JESÚS lo darán también, los discípulos, que permanezcan como fieles seguidores suyos, a lo largo de la historia, perseverando en su misión, aun ante las intimidaciones y seducciones de los poderosos que, muchas veces, pretenden actuar en nombre de DIOS.

 Al confrontarnos con el texto, vemos que la advertencia que recoge este pasaje proclamado hoy tiene como objetivo consolidar el seguimiento de los discípulos. El cual, lleva al cumplimiento de un itinerario, ya que, la misión de JESÚS fue comunicar el AMOR del Padre al mundo. Y una vez que JESÚS vuelve al Padre, envía a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, El Espíritu Santo, que además de ser portador de la Paz, conducirá a los discípulos en la Misión de comunicar al mundo, el Amor transformado de DIOS. Itinerario que en nuestra vida particular, la iniciamos con nuestro bautismo donde aparte de comenzar a formar parte de la Comunidad Cristiana, recibimos al Espíritu Santo, cuya Gracia es fortalecida en el Sacramento de la Confirmación, que es nuestro Pentecostés.

 Teniendo claro, que la Misión de Anunciar los Valores del Reino en un mundo plagado de maldades y de iniquidades, no es una tarea nada fácil, tal como nos lo advierte el mismo Maestro. Pero frente al desaliento que puede amenazar a sus seguidores, JESÚS nos ofrece la certeza de Su Presencia siempre alentadora a través del Espíritu Santo, que hablará por nosotros y nos ayudará a levantarnos de las caídas y de las dificultades. Y es esa fuerza la que nos da la posibilidad de testimoniar la Presencia del AMOR de DIOS en el mundo, y que nos ayuda a enfrentar de una mejor manera, las estructuras del mal enquistadas en nuestra sociedad.

Señor JESÚS, envía a nuestros corazones Tu Espíritu de la Verdad, para que nos ilumine y nos fortalezca y de esta manera podamos dar testimonios de Tu AMOR y de Tu Palabra, y enfrentar con valentía a todos aquellos que pretendan callar la Voz de la Verdad y de la justicia. Amén

Luis Perdomo

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