«En aquel tiempo Jesús dijo: «¿Con quién puedo comparar a la gente de hoy? Son como niños sentados en la plaza, que se quejan unos de otros: Les tocamos la flauta y ustedes no han bailado; les cantamos canciones tristes y no han querido llorar. Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dijeron: Está endemoniado. Luego vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: Es un comilón y un borracho, amigo de cobradores de impuestos y de pecadores. Con todo, se comprobará que la Sabiduría de Dios no se equivoca en sus obras.»
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a Santa Eulalia, nacida en el año 290, en Mérida, España. Tenía 12 años de edad, cuando fue cruelmente martirizada, en esa misma ciudad el año 304. El gran San Agustín honró a esta gran santa en varios de sus sermones. Es la Patrona y alcaldesa perpetua de Mérida Augusta.
Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Mateo, capítulo 11, del verso 16 al verso 19. En el que JESÚS, pone en evidencia las contradicciones profundas que enfrentamos los seres humanos, al utilizar una imagen muy familiar para sus interlocutores. Los niños que tocan la flauta en una fiesta o en un duelo, pero los espectadores, no reaccionan ante ninguno de estos acontecimientos.
Y seguidamente JESÚS hace un símil, entre las actitudes de Juan el Bautista, y las de Su Propia Persona, para relacionarse con la gente. Juan el profeta del desierto que vestía austeramente y se alimentaba de los frutos del desierto, no es comprendido, ni escuchado. Más bien es encarcelado y asesinado por la ambición de poder del rey Herodes y su entorno. Y JESÚS, que es cercano a la gente, comparte la vida cotidiana, es uno más de los habitantes del pueblo, pero tampoco es comprendido, Por el contrario, es fuertemente criticado por andar con gente de mala fama, o de baja reputación.
Lo que, sí es claro que tanto la actitud de Juan, como la de JESÚS, han puesto en evidencia y estremecido los desafueros de las personas de su tiempo, y aún siguen poniendo a prueba a las personas de todos los tiempos. A fin de cuenta son dos gestos proféticos diferentes que conducen a un mismo fin. La austeridad de Juan que denuncia la ostentación y el lujo de los poderosos a costa del hambre del pueblo empobrecido. Y la sencillez de JESÚS, llamando a los excluidos y pecadores para hacerlos partícipes del banquete de la vida, ambos llevan a la realización del Reino de DIOS en medio de la humanidad.
Pero como ninguno de esos dos gestos proféticos se acomoda a los parámetros de apariencia y falsedad de los que ostentan el poder religioso, económico y político, sus representantes se resisten ante el llamado de atención, para que rectifique su manera de proceder, y que puedan llegar a una CONVERSIÓN, a un retorno a los Caminos de DIOS. Y es que lamentablemente esa es la actitud de los poderosos de todos los tiempos, que se creen los dueños de la verdad, de todo cuanto existe incluido la vida de sus semejantes, por eso arremeten sin ninguna contemplación o consideración contra todos aquellos que osen criticarlos o enfrentar sus desafueros.
Al confrontarnos con el texto, vemos que, en este segundo viernes del tiempo de Adviento, JESÚS nos hace un cálido llamado para que vivamos coherentemente nuestra Fe y sepamos escuchar el mensaje de salvación que nos llega de diversas maneras, por lo que hay que estar atentos a los signos y señales que se nos muestran en el día a día de nuestras vidas, para entender lo que DIOS quieres que hagamos en favor de nuestras vidas y la de nuestros semejantes.
De allí que hoy sea el tiempo propicio para preguntarnos: ¿De qué manera confronto la Palabra de DIOS con mi vida, lejana, cercana o indiferente? ¿Creo que DIOS está con nosotros o soy de los que cree, que DIOS nos ha abandonado y por eso estamos cómo estamos? ¿Estoy claro que DIOS necesita de todos aquellos que lo han aceptado en su corazón para poder hacer el cambio que todos estamos esperando?
Señor JESÚS, refuerza nuestra capacidad de discernimiento, para que iluminados con Tu Palabra de Salvación, salgamos al encuentro de nuestros semejantes, para servirles y amarlos, haciendo realidad Tu proyecto de Vida para la humanidad. Amén.
Luis Perdomo
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