“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “Aprendan algo del Reino de los Cielos. Un propietario salió de madrugada a contratar trabajadores para su viña. Se puso de acuerdo con ellos para pagarles una moneda de plata al día, y los envió a su viña. Salió de nuevo hacia las nueve de la mañana, y al ver en la plaza a otros que estaban desocupados, les dijo: «Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo.» Y fueron a trabajar. Salió otra vez al mediodía, y luego a las tres de la tarde, e hizo lo mismo. Ya era la última hora del día, la undécima, cuando salió otra vez y vio a otros que estaban allí parados. Les preguntó: «¿Por qué se han quedado todo el día sin hacer nada?» Contestaron ellos: «Porque nadie nos ha contratado.» Y les dijo: «Vayan también ustedes a trabajar en mi viña.» Al anochecer, dijo el dueño de la viña a su mayordomo: «Llama a los trabajadores y págales su jornal, empezando por los últimos y terminando por los primeros.» Vinieron los que habían ido a trabajar a última hora, y cada uno recibió un denario (una moneda de plata). Cuando llegó el turno a los primeros, pensaron que iban a recibir más, pero también recibieron cada uno un denario. Por eso, mientras se les pagaba, protestaban contra el propietario. Decían: «Estos últimos apenas trabajaron una hora, y los consideras igual que a nosotros, que hemos aguantado el día entero y soportado lo más pesado del calor.» El dueño contestó a uno de ellos: «Amigo, yo no he sido injusto contigo. ¿No acordamos en un denario al día? Toma lo que te corresponde y márchate. Yo quiero dar al último lo mismo que a ti. ¿No tengo derecho a llevar mis cosas de la manera que quiero? ¿O será porque soy generoso, y tú envidioso?» Así sucederá: los últimos serán primeros, y los primeros serán últimos.»
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana
La Iglesia universal celebra hoy la fiesta entre otros santos, en honor a San Alberto Hurtado, quien nació en Cruchaga; Viña del Mar, Chile en 1901, y murió en Santiago, Chile en 1952. Jurista y sacerdote jesuita chileno, conocido también como el padre Hurtado. El 10 de octubre de 1994, Alberto Hurtado fue beatificado por el papa Juan Pablo II; once años después, en octubre de 2005, fue canonizado por Benedicto XVI, se le considera una de las figuras religiosas chilenas más relevantes del siglo XX.
Y la liturgia del día nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Mateo, capítulo 20, verso 1 al verso 16, En el que JESÚS, para dar una enseñanza sobre la manera en que DIOS se hace presente a través de sus representantes en distintos momentos de la historia de la humanidad, nos narra la parábola de los trabajadores del viñedo, donde el propietario de un campo, a distintas horas del día, contrata a distintos grupos de trabajadores y al final de la jornada, al momento de la paga, hay conflicto por el descontento de quienes habían sido contratados de primero, pensando que iban a ganar más que los que habían sido contratados al final de la jornada.
Y es que para la mentalidad del hombre que ha crecido en un ambiente de dominación y explotación del ser humano por sus mismos semejantes, como consecuencia de distintos modelos económicos que han prevalecido a lo largo de la historia, no es fácil entender la lógica del Mensaje Evangélico. Porque les parece injusto que se dé lo mismo a todos, sin tomar en cuenta sus obras y sus sacrificios. Por eso es que JESÚS con la parábola del dueño de la viña, deja claro que la generosidad de DIOS va más allá de lo que para el mundo puede ser justo y equitativo.
Al confrontarnos con el texto y hacer una lectura alegórica, sobre las relaciones existentes en el Reino de DIOS, podemos ver que JESÚS establece una comparación, no entre varios trabajadores, sino entre diversos grupos de trabajadores. Cada grupo puede representar un pueblo o una clase social y, mientras unos recibieron la Palabra de DIOS hace muchos siglos, otros recién llegan a la fe. Por eso es que los antiguos reivindican constantemente su derecho a ser tratados mejor que los demás, pero la viña no les ha sido encargada en forma exclusiva.
Con la venida de Cristo, el Evangelio fue llevado a otros pueblos, hasta entonces paganos, que entraron en la Iglesia y formaron la cristiandad. También ellos pensaron que el Reino de DIOS y la Iglesia eran cosa suya. Pero no es así, el mundo, la misión y la Iglesia son de DIOS, y todos nosotros, somos simples jornaleros, que debemos agradecer en primer lugar haber sido llamados y segundo lugar recibir tan generosa paga que es el Disfrute del Banquete de la Vida Eterna. Y es por eso que JESÚS quiso desconcertarnos y sacarnos de la mente que tengamos méritos que DIOS debe premiar. Ya que la Fe, los dones y carismas son Gracias que DIOS nos da para que lo desarrollemos en favor de nuestros semejantes, y de esta manera tener un mundo más justo y solidario.
Señor JESÚS, ayúdanos a entender que nuestra relación Contigo, no debe ser la de aquel que va exigiendo sus derechos al dador del trabajo, sino más bien la de estar alegres por haber sido llamados a trabajar cuando estábamos desocupados y podíamos hacerlo. Amén.
Luis Perdomo
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