Caracas.- Rafael Ramírez, exministro de Petróleo venezolano, culpó, en una entrevista con Efe, al presidente Nicolás Maduro y la persecución a la que lo sometió de la millonaria demanda que la empresa estadounidense Harvest Natural Resources interpuso contra él, finalmente retirada por falta de pruebas este miércoles.
Ramírez, quien fue ministro y presidente de PDVSA durante 14 años con Hugo Chávez y, posteriormente, cerca de un año con Maduro, considera que el actual mandatario ha llevado al país a la ruina por su falta de conocimiento y por el nepotismo que aplica en los nombramientos de altos cargos sin experiencia para sectores que necesitan de experiencia y capacidad.
Al concluir su labor al frente del Ministerio de Petróleo, fue nombrado representante permanente de Venezuela ante las Naciones Unidas, hasta que Maduro y la empresa Harvest comenzaron lo que considera una cruzada en su contra.
P: Usted siempre ha defendido la transparencia de su gestión. ¿Cuál fue el motivo por el que el Gobierno comenzó contra usted la persecución que denuncia?
R: Yo estuve durante 14 años al lado del presidente Chávez como ministro de Petróleo, trabajando en su Gobierno, y manejé materias estratégicas y fundamentales, como es el petróleo. En Venezuela el petróleo lo es todo, y eso lo podemos constatar hoy día cuando Maduro ha destruido la industria petrolera, la situación de penuria que estamos confrontando. Pero cuando muere el presidente Chávez, el país se polariza entre dos fuerzas: la extrema derecha y el madurismo, que se conformó como un nuevo polo de poder. Yo no estaba dispuesto a participar con lo que Maduro estaba haciendo con el país. Desde el 2014, siendo vicepresidente de Economía, le advertí que estaba dando un viraje hacia las medidas de derecha en el punto de vista económico y no estaba en general de acuerdo con la manera como estaba conduciendo el país. Ya se perfilaba como un Gobierno autoritario, intransigente y tuve que salir de PDVSA porque ellos así lo quisieron. Les advertí que el manejo de PDVSA no era sencillo, que requería de equipos con experticia, con conocimientos y fueron desatendidas todas mis advertencias. Querían hacerse con el control de PDVSA y cuando salí de Naciones Unidas, ya desvinculado del quehacer diario en la industria petrolera en el país, observaba lo que estaba sucediendo, la cantidad de errores que se estaban cometiendo y como el país se perfilaba a un escenario de confrontación extrema que nunca habíamos tenido, y las sanciones lo agravan, pero la crisis económica ya había comenzado en 2015. Está muy asociada con la destrucción de la industria petrolera. En 2017, una vez que agoté todas las instancias para manifestar mi preocupación, empecé a contar (públicamente) todo lo que está pasando, y el Gobierno no aceptó eso. A partir de ahí, se ha desatado contra mi una de las campañas de linchamiento moral más feroces que existen en el país. Tengo el agravante que es desde los dos extremos, tanto desde la extrema derecha, que ven en mí el ministro de Chávez, como desde el Gobierno de Maduro que ven en mí el chivo espiatorio para su desastre. Yo me he mantenido opinando, trabajando, criticando lo que considero que tengo que criticar y tratando de defenderme de estos ataques, que son desproporcionados. En el marco de ese ataque, surge la demanda de Harvest en contra mía. Era una empresa norteamericana que estaba en el país (Venezuela) y finalmente cesó sus operaciones, y me pusieron una demanda temeraria culpándome de sus fracasos gerenciales y de que yo había solicitado sobornos en todo este tema. Cuando ellos introducen su demanda, yo estaba en situación de exiliado. Abandoné EE.UU. el 4 de agosto de 2017 y no pude regresar a mi país porque ya estaba amenazado de cárcel por Maduro. Ya me tenía sentenciado como un preso político, tal vez morir y de ahí a la tumba, y tuve que salir. En ese espacio, Harvest me demanda y como no pude atender el juicio, la juez me impone una multa de 1.400 millones de dólares. Cuando me entero, me hago parte del proceso, le digo al tribunal que eso es mentira, que son falsedades y que me voy a defender y comienzo el proceso. Yo pensaba que, como en EE.UU. hay un estado de derecho, iba a actuar y eso fue lo que hice. Cumplimos todo lo que se estableció en el tribunal. Incluso Harvest contrató una empresa de investigación para que buscaran donde estaba mi fortuna, pero es que eso no existe. Entonces, ¿cómo te pueden destruir una reputación, un nombre por razones políticas, abusando, en el caso de Maduro, de su investidura, el jefe de Estado junto al fiscal y al poder Judicial. Acudí a todo lo que se me solicitó y no se encontró nada en sus investigaciones y para todos quedó claro que estaban actuando en base a mentiras, en base a alegatos que no tenían ningún sustento y el día 26 (de agosto de 2020), ellos mismos renunciaron a continuar la demanda. Nosotros íbamos a un juicio, que era lo que yo quería, estaba listo para ese juicio en el que no iban a poder demostrar ninguna de las falsas acusaciones en mi contra, y se concreta esta decisión, se cancela el proceso. Yo no estoy acusado en el exterior, no tengo ninguna acusación. Mi único problema es con Venezuela y tiene una clara motivación política. Maduro tiene conmigo una vendetta personal y si me agarra, me encierra sin el debido proceso y sin nada. Ya me lo advirtieron algunos militares que me decían que no volviera a Venezuela, que la orden estaba dada, porque Maduro temía que yo fuera una figura que le hiciera contrapeso.
P: ¿Había intereses personales en el interior del Gobierno para que se procediera de esa manera? ¿Me puede dar nombres?
R: Tan pronto yo salí de PDVSA en el año 2014, Maduro comenzó a poner en la junta directiva a personas de su más absoluta confianza pero sin ningún tipo de experiencia en el área. Por ejemplo, puso de vicepresidente a Eric Malpica, que era el administrador de la Cancillería y es su sobrino político, de tal manera que él quería rodearse de su gente, pero el Gobierno, y sobre todo el área petrolera es un tema que necesita experiencia, conocimiento y asertividad. Y eso fracasó. Ellos le pudieron tomar el control de los ingresos petroleros, pero acabaron con ellos. Ahora es evidente que PDVSA está produciendo tan solo 339.000 barriles diarios de petróleo, y yo dejé la producción en 3.000.000. Esos son números que no se pueden ocultar, porque cuando tú ingresas al fisco nacional 100.000 millones de dólares, al país le va bien, como le fue con Chávez, pero cuando acabas con la producción petrolera, como ahora, que estamos en los mismos niveles de producción que en 1930, cuando estaba empezando nuestra industria petrolera. Esto es una consecuencia directa de lo que ha sido la acción directa del Gobierno sobre PDVSA.
P: ¿Cómo está PDVSA en este momento?
R: Muy mal. Está colapsada operacionalmente, en sus procedimientos de producción, de infraestructura, de compra. La gente no entiende que no solamente hay que saber de petróleo, sino que hay que saber mucho de producción petrolera, de yacimientos, de refinación. No vale que tú puedas poner una junta directiva de militares o de la guardia nacional o a tus amigos para hacer ese trabajo. Y así, hemos perdido 2.640.000 barriles de petróleo diarios y eso es una barbaridad. Eso no sucede ni en una guerra, eso no sucedió en Irak. Además, todo el parque de refinación está colapsado, no pueden producir gasolina. Al mismo tiempo que están intentando reactivar las refinerías, los ingenieros están presos. Están tratando de reactivarlas con personal sin conocimiento y así vienen los derrames, como pasó en la refinería de El Palito, con un derrame sin precedentes. No hay gas tampoco. Esta gente ha dejado que se deteriore toda la industria petrolera. Y el resto la están vendiendo, y eso es patrimonio de todos los venezolanos. Nuestra industria petrolera tiene 100 años acumulando activos. Cuando yo entregué PDVSA, era una empresa de 284.000 millones de dólares en activos, la quinta empresa más poderosa del planeta. Pero eso no quiere decir que no se pueda rescatar porque el petróleo está allí, la infraestructura está allí, pero hay que tener sentido común y patriotismo.
P: ¿Es posible que se rescate con el actual Ejecutivo?
R: No. El problema de PDVSA no es un problema técnico, sino político. Es Maduro quien toma las decisiones, es el presidente de la república quien coloca los miembros de la junta directiva. Con Maduro no hay manera. Harán alguna intervención, pero llevan más 9 juntas directivas, fracaso tras fracaso. Están muy mal. Esta gente no solo (no) tiene el conocimiento, sino que tampoco tiene el interés, porque al debilitar a PDVSA, la están privatizando, violando la ley, la Constitución. Están entregando una actividad que está reservada al Estado venezolano a su grupo económico que los sostiene en el poder. Con este Gobierno, PDVSA no se levanta y privatizándola tampoco. El presidente Chávez no se le ocurrió jamás poner en la junta directiva a sus amigos ni a los militares. Y pudo haberlo hecho, pero no. Maduro no se ha dado cuenta que él va a caer por el desastre de PDVSA.
P: ¿Cree que la demanda de Harvest contra usted se ha retirado por falta de pruebas o hay algo más?
R: Quiero ser enfático. No hubo ningún tipo de acuerdo con Harvest. Ellos intentaron extorsionarme. Harvest trató de aprovechar toda la campaña en mi contra y de repente se creyó el cuento de que yo tengo una fortuna milmillonaria y no. Yo soy un ingeniero de petróleo que tengo más de 30 años en el sector, pero no tengo fortunas ni mucho menos, ni he incurrido en actos de corrupción. Y ellos me acusaron a mí. Ellos tienen que demostrarlo. En todo el mundo, excepto en Venezuela, se presume la inocencia. Si tú me acusas, me tienes que demostrar que eso es así, pero no pudieron. Han actuado de mala fe, con falsos testimonios, con manipulación. Si hubiese habido algún acuerdo, Harvest lo hubiese dicho, pero no, solo se han retirado.
P: ¿Tomará medidas judiciales contra Harvest u otros responsables?
R: Es lo que creo que corresponde, pero es una estrategia que tengo que ver bien con mis abogados, porque yo, siempre que actúo, lo hago con convicción.
P: Muchos creen que Maduro se perpetuará en el poder. ¿Usted qué cree?
R: No hay manera de decir lo que uno piensa en el país, pero yo diría que en estas condiciones, no se puede ir a elecciones porque es increíble como Maduro hace lo que le da la gana con el poder Judicial, con la Fiscalía, con los organismos de seguridad. Yo mismo, cuando se estaban planteando las elecciones a la Presidencia de la República en 2018, yo quería postularme como precandidato del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) para competir con Maduro, pero Maduro no tiene un talante democrático y es imposible. Basta con preguntarnos cómo hacemos para votar los más de 4 millones de venezolanos que estamos fuera del país. No se puede. Él (Maduro) tiene un control a través de los programa de cajas CLAP y las ayudas, que cualquier persona que emita una opinión política, sea de un partido, periodista, militar, termina preso. Entonces, ahí hay un miedo y Maduro va a utilizar estas elecciones para mantenerse en el poder de manera ilegítima, no por las razones que dice Guaidó, sino porque cuando tú te desvías de sus objetivos, pierdes tu libertad. Se está violando la Constitución, las leyes, la situación del país es un desastre. Por eso yo he planteado no hay soluciones mágicas. Yo rechazo las sanciones, las invasiones, no acepto que ninguna tropa ponga un pie en nuestro país, pero también rechazo estas elecciones. Creo que tenemos que ir con un proceso de unidad nacional con una junta patriótica como la que tuvimos en el año 58 para sacar al dictador Marcos Pérez Jiménez, uniendo todos los factores políticos apegados a la Constitución, a nuestros planes y el respeto a nuestras leyes. Pero el daño es tan profundo que no se va a resolver solo, sino que tiene que haber una junta patriótica que restablezca, en primer lugar, la institucionalidad, el hilo constitucional, las leyes. No hay soluciones mágicas, pero sí, Maduro está manipulando todo para mantenerse en el poder. Y se mantendrá en la medida en que la oposición no sea soberana en la toma de decisiones, en la medida que le impongan, que sea tan sectarios. Ellos no acaban de ver que el chavismo no tiene nada que ver con el madurismo. El chavismo es un sentimiento, una reivindicación social, un movimiento progresista, de avanzada. Debemos adaptarnos a la nueva situación y tenemos que hacerlo, hacer algo como en España después de la muerte de Franco.
P: ¿Es posible lo que plantea?
R: Claro que sí. Las sociedades no se suicidan y nuestro país tiene muchos elementos de nuestra propia historia, nosotros somos la tierra de Simón Bolívar, que liberó a medio continente hace 200 años. Tenemos mucha fuerza moral para hacer esto, pero lo que tenemos que hacer es ponernos de acuerdo. Maduro ahora está jugando fútbol en un campo donde no hay equipo contrario, está haciendo lo que le da la gana, mete todos los goles que quiera. Y a pesar de eso, hay una cantidad de goles que no mete, pero a él nadie le hace oposición, nadie se planta con un programa nacional que incluya a todos los venezolanos. Debe ser incluido el chavismo en cualquier solución para Venezuela.
P: ¿Tiene Maduro enemigos a su lado?
R: Maduro está rodeado de pura gente complotada para desalojarlo del poder. Se mantiene porque hay una cantidad de intereses que están en juego ahí. Ahí está por el apoyo de los rusos y los militares. No entiendo cómo los militares han participado de esta violación de la Constitución, teniendo que ser ellos garantes. Pero los dictadores más emblemáticos, al final, caen, porque el país es insostenible y ya no pueden gobernar, no pueden resolver la situación creando un país de bodegones, así que en algún momento habrá una salida que espero sea en el marco de la Constitución y que sea por la movilización del pueblo. Pero ahora mismo, Maduro tiene organismos como las FAES (Fuerzas de Acciones Especiales) que son organismos criminales, con ejecuciones extrajudiciales, un sistema de terror y le va muy bien que la gente se vaya del país. Han destruido el país para mantenerse en el poder, haciendo barbaridades desde el punto de vista político, jurídico, económico y social que nos costará mucho resolver, pero que confío en que lo podamos hacer. Maduro tiene cada vez más problemas para mantenerse en el poder y el plazo lo va a poner el pueblo de Venezuela. Yo, si ahora mismo tuviese garantías para volver al país, voy a Venezuela y derroto a Maduro. Maduro no puede ganar ni siquiera una elección de junta de condominio. Es el Gobierno más impopular que hemos tenido en nuestra historia, un Gobierno que ha hecho mucho daño, mucha crueldad. Lo que están haciendo con los presos políticos es inhumano, lo que hacen FAES, las ejecuciones de muchachos en los barrios. Eso le da control social, pero nuestro país no está acostumbrado a ese tipo de dictadores y no creo que tenga mucho más tiempo en el horizonte político de Venezuela.
Sabela Bello EFE
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