Madrid.- Un hospital madrileño presentó este miércoles un exoesqueleto pediátrico para mejorar la movilidad de los niños con parálisis cerebral que, como gran novedad, incorpora un casco que obedece al cerebro de estos pacientes cuando empiezan a caminar.
El llamado exoesqueleto CP-Walker 2.0 es una herramienta para entrenar la postura más erguida de los afectados, pero también para que manejen bien la coordinación de sus músculos, explicó en rueda de prensa Ignacio Martínez, consultor de la unidad de Neuroortopedia del hospital Niño Jesús de Madrid, donde se presentó.
La parálisis cerebral infantil es la enfermedad neuromuscular más frecuente -su incidencia es de entre dos y tres casos por 1.000 nacidos vivos- y con esta herramienta podrían beneficiarse alrededor del 70 % de los pacientes, explicó el experto.
Este nuevo robot, que mejora un modelo anterior, está diseñado para ser un elemento adicional en el tratamiento de estos niños, que previamente pasan por una cirugía, y se incorpora en las terapias de rehabilitación.
Primer exoesqueleto para niños
Es fruto del trabajo de profesionales del Hospital del Niño Jesús y del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), organismo público español.
Cuenta con un motor en la cadera, otro en la rodilla, y ajustes para el control del tronco, y es capaz de aplicar fuerza en cada una de las articulaciones, para que los pacientes controlen sus piernas, dándoles un patrón de marcha para que entiendan cómo tienen que moverse.
Para que los niños se movieran, usaron terapias lúdicas como jugar a cazar Pokémon y, para que se mantuvieran erguidos, se incorporó un sensor con un rango máximo de inclinación, que al superarlo emite ruidos molestos, como los himnos de los equipos de fútbol rivales.
Este robot incorpora como novedad un casco -una especie de gorro de piscina con electrodos- que mide los campos eléctricos generados por el cerebro del paciente cuando éste tiene alguna intención de movimiento.
«Lo que buscamos (…) es la información relacionada con la intención de hacer movimiento. (…). Cuando el niño imagina que quiere moverse, entonces el robot arranca», explicó Eduardo Rocón, ingeniero del CSIC.
Para conseguir más pacientes para probar este robot pusieron en marcha un proyecto en el que participará un hospital de Chicago (EE.UU.).
Durante la presentación, uno de los menores incluidos en la iniciativa y que probó el robot, Miguel, de 15 años, dijo que espera poder andar mejor, y su madre afirmó que esta herramienta «es justo lo que necesita» su hijo.
EFE
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