Caracas.- Desde el pasado 20 de enero, Venevisión retransmite en sus pantallas la telenovela Ka Ina, dramático escrito por César Miguel Rondón y protagonizado por Hilda Abrahamz, Viviana Gibelli y Jean Carlo Simancas, estrenado en 1995.

Abrahamz, en ese momento, interpretó a Maniña Yerichana, una sacerdotisa que fue criada por un chamán yanomami, personaje que marcó su carrera y la convirtió en una de las actrices más recordada y respetada en la historia de la televisión venezolana: “Ka Ina marcó un antes y un después en mi carrera artística. Yo empecé en la actuación jovencita, después del Miss Venezuela en el año 81, mis personajes eran siempre de la mala, la antagonista. A raíz de Ka Ina empezaron a escribir personajes para mí y eso fue muy importante”.

Con cuarenta años de trayectoria artística, Abrahamz participó en casi treinta producciones dramáticas de Venevisión y RCTV. En el año 2012 hizo su debut cinematográfico interpretando a Delirio en Azul y no tan rosa, ópera prima de Miguel Ferrari, ganadora del Premio Goya a la Mejor Película Hispanoamericana.

¿Qué significa para usted el cariño y reconocimiento del público ante la retransmisión de Ka Ina?

R: La gente quería ver de nuevo la telenovela, algunos la habían visto por YouTube o Amazon Prime, pero a pesar que en la televisión venezolana han retransmitido otros dramáticos, faltaba Ka Ina. El público quiere recordar esa época bonita de nuestra televisión, cuando tenían a sus actores, podían prender el televisor y ver sus producciones dramáticas.

La gente extraña la Venezuela productiva, la Venezuela que hoy no tenemos. Ka Ina fue una telenovela que batió récords de audiencia, llena de magia, con grandes actuaciones, un libreto impecable, los paisajes de nuestra selva. Durante todos estos años en mis redes sociales, Ka Ina siempre ha estado presente en el público que me sigue; lo bueno con la retransmisión es que las nuevas generaciones pueden verla. Es una telenovela única. La gente está feliz y yo también estoy feliz.

Recuerdas ¿Qué fue lo más difícil para usted a la hora de interpretar a Maniña Yerichana y su experiencia de trabajar con el actor José Torres?

R: Al comienzo pensé que no iba a poder con ese personaje tan fuerte, tenía todo el peso de la historia y nunca me habían dado esa responsabilidad. Maniña era una mujer en todas sus dimensiones: amor, pasión y fuerza… Recuerdo que le planteé mi miedo al director, Manuel De Pedro, y él me dijo: “Hilda vas a poder porque este personaje eres tú”.

El trabajo fue agotador porque siempre grabábamos en exteriores en largas jornadas, especialmente en la noche. Yo andaba descalza, tenía que lidiar con animales, grabé con un escorpión, con un caricari; si bien eran animales domesticados y una persona se dedicaba a cuidarlos, era muy delicado interactuar con ellos.

Después me sentí cómoda. Trabajar con José Torres fue maravilloso, siempre repasábamos la letra, nos apoyamos y hasta hoy mantenemos una relación lindísima. Hicimos una buena dupla, de ahí que Maniña y Tacupay sean unos personajes entrañables. Para mí fue una bendición trabajar con él.

En su cuenta de Instagram, manifestó que los actores no reciben ningún pago por la retransmisión de la telenovela, eso habla mucho de lo desprotegido que están.

R: Es cierto, no recibimos ningún pago por la retransmisión de la telenovela. En Venezuela no solo los actores, todos estamos desprotegidos. No debería ser así, hemos trabajado toda la vida. Sé que en México los actores reciben regalías. Los programas se vuelven a transmitir y los canales vuelven a ganar dinero con la publicidad, ¿por qué no pagarles a los actores? Debería ser lo correcto.

Por otra parte, la página E! Online Latino incluyó a su personaje Olimpia Mercouri, de la telenovela Mi gorda bella, en la lista de las mejores malvadas de las telenovelas latinoamericanas junto a Itatí Cantoral y Gabriela Spanic.

R: Después de Maniña, fue mi papel más importante. Fue una de las telenovelas más vendidas de RCTV, se transmitió en muchos países y aún se sigue retransmitiendo. Yo he tenido una carrera maravillosa, le he puesto mucho amor a mi trabajo y he tratado que cada villana sea muy distinta a la otra.

Cuando me presentaron a Olimpia resalté su forma de hablar y mover la boca, como con rabia. También fue una mujer de carácter muy fuerte. Viene a mi mente las escenas que tuve con Daniel Alvarado, especialmente una donde peleábamos en la playa, fue una escena que implicaba mucha fuerza física, pero siempre enfrenté mis papeles, nunca me puse límites y acepté los retos que me asignaron los escritores y directores. Siempre hice lo mejor para mis personajes. Guardo unos recuerdos maravillosos de Mi gorda bella.

Usted ha tenido una carrera artística impecable. ¿Se arrepientes de algo? ¿Le faltó algo por hacer?

R: No me arrepiento de nada. Y si me faltó algo por hacer, pues lo haré ahora. Quiero seguir trabajando, tengo aún mucho por dar en mi carrera. Antes estábamos circunscritos a nuestros países y a las grandes empresas, ahora quiero explorar estas nuevas plataformas de streaming que les dan a los actores más posibilidades, un mundo distinto y más amplio.

 

«Al comienzo me señalaban como la miss, estaban todos los ojos encima de uno y decían cosas como: ‘Ella es muy bella, pero le falta’”, recuerda la actriz (Cortesía)

¿Hasta qué punto su belleza la ayudó en su carrera? ¿Subestimaron su talento actoral por su físico?

 
R: Yo entré a la televisión gracias al Miss Venezuela, como muchas, así que mi belleza me ayudó. Pero la belleza pasa. Tuve que prepararme y estudiar, simplemente ser bella no era suficiente para mantener una carrera artística de más de cuarenta años; hay que tener compromiso y, lo más importante, respeto hacia el público.
 

Al comienzo me señalaban como la miss, estaban todos los ojos encima de uno y decían cosas como: “Ella es muy bella, pero le falta”. Siempre le preguntaba a mis compañeros de trabajo, oía los consejos de Tomás Henríquez y Dilia Waikarán en la telenovela Selva María. Me preocupé y ocupé por hacer bien mi trabajo.

¿Qué representa para usted ser un ícono de la comunidad LGTBIQ+ por su interpretación de Delirio en la película Azul y no tan rosa?

R: Para mí son una comunidad muy importante, pero de toda la vida. Desde que salí del Miss Venezuela me conecté con ellos y tengo muchos amigos. Jamás me han gustado las injusticias, siempre he pensado que la comunidad tiene los mismos derechos que cualquier otra persona.
 

¿Hasta cuándo vamos a seguir señalando a una persona porque tiene una orientación sexual diferente? Vivimos en una sociedad donde todos somos distintos por nuestro grupo étnico, la cultura o la religión, y precisamente es a través de esas diferencias que podemos entendernos como seres humanos. Es muy difícil vivir en el closet, no es pecado tener una orientación sexual distinta, pecado es ser un violador, un pederasta o un criminal.

“Con Delirio pude llegar a tantas personas y familias, la gente se me acercaba y me decía que llevó a su mamá o a su papá a ver la película y pudo decirles que era gay. Para mí es un honor ser un icono de la comunidad. Además, Azul y no tan rosa fue muy importante porque representó dignamente a la comunidad en el cine, lejos de burlarse o de mostrarlos como personajes ridículos o afeminados, los mostró como seres humanos dentro de ese drama que significa vivir en una sociedad que te señala y te juzga todo el tiempo”, agrega.

Con tantos años en el medio artístico, ¿Cuál es su legado?

R: A través de las telenovelas que he hecho, de mi trabajo, de mi historia personal, de mi comportamiento como ser humano y ciudadana de este país que amo y sigo luchado por él.
 

Ahora estoy haciendo muchas cosas para dejar a las futuras generaciones, especialmente enseñando y dando mi experiencia a través de los cursos de actuación que estoy dando online, aprovechando la pandemia y la tecnología, para que la gente pueda seguir preparándose.

Y finalmente, ¿Cómo es la ventana por donde mira Hilda Abrahamz?

 
R: Es una ventana con mucha luz. Una ventana hacia el futuro, llena de esperanza y fe; aunque a veces esté un poco triste y pesimista con lo que está pasando en Venezuela. Hay una frase que dice: “Mientras más oscura la noche, más pronto llega el amanecer”; es necesaria esa oscuridad para tener por fin la luz.
 
Con información de Eluniversal.com

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