El candidato a la Presidencia de Chile por el Partido Republicano y Social Cristiano, José Antonio Kast. EFE/ Elvis González

El bloque de países que, bajo el amparo del estadounidense Donald Trump, priorizan la gestión del orden público y la crisis migratoria, incorpora desde este domingo un nuevo aliado con el triunfo del ultraderechista José Antonio Kast en las elecciones presidenciales de Chile.

Kast, quien obtuvo el 58,1% de los votos frente al 41,8% de la izquierdista Jeannette Jara, formará junto a la Argentina de Javier Milei un polo de ultraderecha en el Cono Sur, alineado con gobiernos como los de Nayib Bukele en El Salvador, Daniel Noboa en Ecuador y Santiago Peña en Paraguay.

Milei fue el primero en felicitarlo y prometió trabajar «para que América abrace las ideas de la libertad» y se libere del «yugo opresor del socialismo del siglo XXI».

«Excepto Brasil, que es casi la mitad de Suramérica, el resto de los países hispanoparlantes apuesta por gobiernos entre hiperconservadores y de derechas radicales», afirma a EFE el académico de la Universidad de Chile, Gilberto Aranda.

Para el investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano (España), Carlos Malamud, «la gente vota pensando en soluciones inmediatas a su problema». Los argentinos eligieron a Milei por la inflación y la economía; los chilenos, a Kast por la seguridad y la migración.

Alineamiento geopolítico hacia EE.UU.

Kast, abogado y exdiputado ultracatólico que defendió a Augusto Pinochet (1973-1990) y presidió la red ultraconservadora Political Network for Values (2022-2024), participó en cumbres como la CPAC y la convención de Vox en Madrid.

Aranda destaca un «alineamiento geopolítico propicio a EE.UU. y su estrategia de seguridad», en sintonía con la reafirmación de la doctrina Monroe por Trump. Sin embargo, la ultraderecha latinoamericana enfrenta el dilema de elegir entre el pragmatismo comercial con China o un alineamiento total con Washington.

¿Voto castigo o derechización?

La victoria de Kast, líder del Partido Republicano y respaldado por la derecha y extrema derecha, se interpreta como un castigo al gobierno progresista de Gabriel Boric, incapaz de reducir la inseguridad.

«La insatisfacción genera una política pendular permanente», explica a EFE Benjamín Gedan, del Wilson Center (EE.UU.). Dorotea López, de la Universidad de Chile, añade que el electorado volátil alterna castigos según el contexto.

Expertos como Franco Delle Donne, autor de Epidemia Ultra, ven una «derechización» hacia visiones autoritarias y un debilitamiento del Estado de derecho. Kast representa a los «neopatriotas» que aprovechan la crisis de la globalización, según Cristóbal Rovira, de la Universidad Católica de Chile.

Latinoamérica alterna olas pendulares desde los 2000: la «marea rosada» (Lula, Kirchner, Morales, Bachelet), luego la derecha (Macri, Piñera, Duque, Bolsonaro) y un retorno izquierdista (Fernández, Lula, Boric, Petro).

Con Milei, Bukele, Trump y Kast —menos disruptivo que ellos—, regresa el conservadurismo. Aranda advierte que Chile podría ser el preludio de una «ola marrón» de derechas radicales, con Perú y Colombia en la mira para 2026.

¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!

Facebook X Instagram WhatsApp Telegram Google Play Store