
En el corazón del territorio que alguna vez formó parte del municipio Casacoima, en Delta Amacuro, se encuentra una comunidad que parece estar atrapada en un limbo administrativo y social: Las Morucas.
Separada de San Félix por un solo puente que cruza el caudaloso río Yocoima, esta comunidad brilla por su productividad agrícola, pero se opaca por la precariedad que ahoga su día a día.
Desde 2011, cuando el Tribunal Supremo de Justicia reasignó esta parcela de tierra a Bolívar, a los habitantes les quedó una incertidumbre persistente, ellos no saben a quién acudir o quién responde por las vías en estado deplorable y quién se ocupa del puente que hoy se parece más a un peligro que a una infraestructura, es lo que dicen los vecinos.
Carlos Hernández, agricultor de la zona, no tiene dudas. Para él, la única mejora visible ha sido aquella estructura que une físicamente a Las Morucas con el resto del municipio, pero que hoy está agrietada, corroída y al borde del colapso.
“Aquí siempre ha sido así, aislados. Nuestra gente depende de los caminos para sacar su trabajo al mercado, y si no hay transporte, no hay ingresos”, relata con voz baja, pero firme.
En efecto, las vías de Las Morucas comunican con el caserío Río Claro y con la zona campesina El Platanal, pero los caminos de tierra se vuelven ríos de lodo en temporada de lluvias y polvo impaciente en sequía, extendiendo la sensación de abandono.
Para los habitantes, lo que genera frustración es que la frontera administrativa no solo dejó las tierras en disputa, sino también sus esperanzas. “No sabemos si somos de aquí o de allá, y nadie parece querer resolver esto”, comenta una vecina mientras transita por la deteriorada calle.
Río Yocoima: una amenaza
Wilfredo Rojas recorre diariamente las calles de tierra que conectan el Centro Comercial La Económica, en Vista al Sol, San Félix, hasta la comunidad de Las Morucas. Para él, el tramo más deteriorado es el que atraviesa La Piña de Cacahual, aunque un poco más adentro, en la zona campesina, las vías aún son transitables, aunque con dificultad.
“Necesitamos que asfalten estas carreteras, es lo único que puede salvar la economía de esta zona agrícola”, dice Rojas con preocupación. Esta comunidad, explicó, vivió años en medio de la incertidumbre sobre su jurisdicción municipal. «Antes nadie sabía si éramos de Casacoima, en Delta Amacuro, o del municipio Caroní, Bolívar. Ahora que se decidió que pertenecemos a Caroní, seguimos atrapados en un dilema, a la espera de las mejoras de los servicios».
El deterioro no solo afecta a las vías. El puente que conecta Las Morucas sobre el río Yocoima está en pésimas condiciones. “Está completamente corroído. Las defensas metálicas de uno de los lados han desaparecido, y las que quedan no ofrecen ninguna protección ni para vehículos ni para peatones”, señala Rojas. Parte de la estructura metálica por la que la gente cruzaba se ha caído, y el resto está al borde del colapso.
Además de esta crisis estructural, el río Yocoima agrega una amenaza constante. En años anteriores, el río se desbordó, cubriendo completamente el viaducto y extendiendo las aguas hasta la antigua alcabala, dejando a varias familias damnificadas. Este año, la Comunidad teme que el río vuelva a salir de su cauce y provoque nuevos daños.
Oscuridad e inseguridad
La inseguridad agrava aún más la situación. Los vecinos denuncian que durante la noche el puente se vuelve un punto oscuro y peligroso, donde la delincuencia se multiplica y varios residentes han sido víctimas de robos y asaltos.
Antes existía un puesto de control policial, pero luego del traslado del territorio al municipio Caroní, la Policía de Delta Amacuro desalojó el comando. Hoy los moruqueños claman por patrullajes y presencia policial para resguardar su seguridad.
Las Morucas sigue atrapada entre caminos en ruinas, un puente a punto de caer y la sombra del río Yocoima que no promete tregua. En medio de estos obstáculos, la voz clara de los perjudicados resume la urgencia: “Queremos que nos escuchen, aquí no hay más tiempo para falsas promesas. Necesitamos un camino seguro y un puente que no amenace nuestras vidas.”, es lo que indican.
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