Kiev.- Miles de fieles ortodoxos ucranianos de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana subordinada canónicamente al Patriarcado de Moscú pasaron este miércoles por el Monasterio de las Cuevas de Kiev para apoyar a los monjes de esta congregación a los que el Gobierno ucraniano quiere desalojar por considerarlos pro-rusos.
Estas muestras de apoyo coinciden con el último día del plazo dado por el Ministerio de Cultura a los monjes para que abandonen este monasterio cuasi milenario establecido en el siglo XI, que ocupa un lugar central en las tradiciones ortodoxas de Rusia y Ucrania.
La Iglesia Ortodoxa Ucraniana a la que pertenecen los afectados ha presentado hoy un nuevo recurso judicial contra la decisión del Gobierno de no renovar el acuerdo que les permite administrar el monasterio.
“Venimos aquí todos los domingos desde que nacimos; es muy importante para nosotros y para nuestras familias”, dice a Efe en el Monasterio de las Cuevas Anastasia Batenko, que acudió a mostrar su solidaridad con los popes junto con sus hermanos Bárbara y Sergéi, que también son estudiantes como ella.
Los Batenko piden al Gobierno que rectifique para poder continuar practicando su religión como lo han hecho siempre y seguir rezando “en nuestra iglesia”.
“Por supuesto que hay colaboracionistas (con Rusia), pero eso no quiere decir que lo sea toda la iglesia; míranos a nosotros, que somos ucranianos corrientes”, argumentó Batenko.
El mitropolita Pavlo y el resto de monjes y popes ortodoxos que viven en el monasterio han dejado claro en numerosas ocasiones que no se marcharán de este lugar, en el que los servicios de inteligencia ucranianos hicieron redadas a finales del año pasado en las que dijeron encontrar materiales de propaganda rusa.
Desde el inicio de la invasión, las autoridades ucranianas han detenido a varios prelados de la iglesia ortodoxa subordinada canónicamente a Moscú bajo acusaciones de bendecir desde los púlpitos al ejército ruso que invade el país y de pasar información a los militares enemigos para ayudarles en sus operaciones.
Esta Iglesia Ortodoxa Ucraniana muy mayoritaria en el país hasta hace poco rompió en mayo del año pasado con el Patriarca Kiril y con la Iglesia Ortodoxa Rusa en protesta por el ferviente apoyo del líder religioso ortodoxo a la agresión de su país contra Ucrania.
Sin embargo, algunos expertos advierten de que esta ruptura unilateral no tiene efectos canónicos, y muchos observadores en Ucrania dudan de la autenticidad del paso dado por una jerarquía que ha mostrado constantemente sus simpatías por Rusia en público hasta hace muy poco.
“Si hay agentes del FSB que se les juzgue y se les castigue, pero no pueden hacer pagar a toda esta iglesia”, dijo a Efe otro de los feligreses que acudieron este miércoles al Monasterio de las Cuevas de Kiev a mostrar su desacuerdo con el Gobierno.
El Ejecutivo ucraniano ha insistido en la presencia de agentes del servicio secreto ruso entre la élite eclesiástica afiliada hasta hace poco a Moscú, cuya depuración por parte de los servicios de seguridad de Kiev ha provocado las protestas internacionales del Kremlin.
Cumpliendo un viejo anhelo del movimiento por la independencia de Ucrania, Kiev creó en 2018 su propia iglesia ortodoxa autocéfala independiente de Moscú, la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, que fue reconocida un año después por el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla.
La Iglesia autocéfala Ortodoxa de Ucrania ha incrementado su seguimiento desde que Rusia lanzara su guerra de conquista en febrero del año pasado, pero muchos ucranianos siguen fieles a su tradición y aspiran a seguir siendo parte de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana que aún no se ha separado canónicamente de Rusia.
El exmilitar, antiguo agente de inteligencia ucraniano y exconsejero presidencial del presidente Zelenski, Oleksii Arestovych, es una de las voces ortodoxas más populares del país.
En una de sus últimas intervenciones públicas, Arestovych recordó que el colaboracionismo con Rusia es una realidad probada entre parte de la élite de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, al tiempo que las familias de muchos ucranianos que mueren combatiendo a los rusos en esta guerra quieren enterrar a sus hijos y maridos en sus iglesias.
“No creo que todos allí sean del KGB, pero es indudable que hay muchos que simpatizan con el Kremlin”, dijo Arestovych sobre la jerarquía de esta congregación. “Es una tarea difícil para nuestro Estado y nuestra sociedad”, dijo el exconsejero presidencial.
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