Riga.- El nuevo Gobierno letón de coalición bajo la dirección del primer ministro Krišjānis Kariņš no podrá presentar un presupuesto de 2023 antes de marzo próximo y en su primer día ya se plantean dudas sobre si podrá aguantar toda la legislatura, hasta 2026.

El nuevo ministro de Finanzas, Arvils Ašeradens, admitió este jueves que «el plan óptimo prevé que el 9 de marzo podríamos acabar el trabajo sobre el presupuesto y el Saeima (parlamento) votar sobre él».

Hasta entonces, en aplicación de las normas letonas, el Gobierno funcionaría sobre la bases de un «presupuesto técnico», pudiendo gastar una doceava parte del de 2022 hasta que se apruebe el próximo. Solo entonces el gasto reflejará las políticas de la nueva coalición surgida de los comicios del pasado 1 de octubre.

El primer ministro Kariņš ha pedido a los legisladores que apoyen las medidas propuestas por su Gobierno en los ámbitos de la seguridad, la educación, la energía, la promoción de la competitividad y la garantía de la calidad de vida, bases del nuevo Ejecutivo.

Kariņš ha insistido en el vínculo que hay entre el apoyo a la educación de alta calidad y conseguir una economía competitiva y orientada hacia la exportación.

Agregó que para fomentar la competitividad hay que crear un entorno favorable a las inversiones, aumentar el volumen de exportaciones en el ámbito de las altas tecnologías y que eso está relacionado con la educación necesaria para tener profesionales adaptados.

La coalición entre los centristas liberales de Kariņš de Nueva Unidad (JV), los nacional-conservadores de Alianza Nacional (NA) y la nueva alianza de la Lista Unida (AS) sin embargo ya está dando signos de contradicciones internas.

Enfrentados por el voto para poner fin al largo debate de 27 años acerca de una ley de uniones civiles sin alusión al género, los parlamentarios de la NA y la AS, dos de los tres partidos de la coalición, se pronunciaron en contra, en aplicación del acuerdo que reconoce las diferencias entre los miembros del tripartito.

La votación fue retirada de la agenda del parlamento este jueves por voto de una mayoría que incluyó a legisladores de la coalición.

Iveta Kažoka, politóloga y directora del instituto de análisis de políticas públicas Providus, declaró a medios locales que los socios de la coalición «de algún modo han hilvanado al Gobierno sin saber claramente si quieren que una constelación semejante funcione en los próximos años».

Analizando la declaración del Gobierno, que tiene más de 320 puntos programáticos, esta experta declaró que tenía la sensación de que sus socios no esperan que la sociedad les pida el pleno cumplimiento de los objetivos marcados en el documento. «Ahí se promete casi de todo», razonó Kažoka.

Durante el debate previo al voto de confianza de la cámara este miércoles los diputados, incluidos algunos de los partidos de la coalición, admitieron que ya no podría haber 320 «prioridades» de Gobierno, sino que tendría que haber tareas concretas para cada ministerio.

La declaración de propósitos es muy larga y se han excluido objetivos específicos, declaró por su parte en un programa de debate en un canal de televisión por internet Jānis Ikstens, politólogo y decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Letonia.

Destacó que esta declaración es dos veces más larga que la del Gobierno saliente que también lideró Kariņš y tres veces más que los Ejecutivos precedentes, que encabezaron Laimdota Straujuma y Māris Kučinskis. Ikstens añadió que el texto es «muy fluido, general y yo no diría que muy motivador».

Ainārs Šlesers, líder del partido opositor Letonia Primero (LPV), pidió a cada uno de los catorce diputados nominados y posteriormente confirmados como ministros que citaran tres prioridades de sus ministerios. Ninguno de ellos respondió a la petición.

 

 

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