Madrid, España. Perdida ya la cuenta del número de álbumes que Pat Metheny ha entregado al mundo, esta leyenda viviente de la guitarra y ganador de 20 premios Grammy sigue empeñado en enfrascarse en retos y ofrecer la mejor versión de sí mismo… principalmente para sí mismo.
«Hacer música y entenderla es mi gran premio; si me encierro en un cuarto a tocar no necesito ni siquiera que alguien lo escuche para sentirme bien», afirma el músico estadounidense a Efe en una entrevista con motivo de la publicación esta semana de «Road To The Sun» (BMG).
Con aproximadamente medio centenar de trabajos editados desde el inicial «Bright Size Life» (1976), puede parecer mentira que Metheny (Lee’s Summit, 1954) haya encontrado de nuevo un factor diferenciador más allá de sus colaboradores, los también ganadores del Grammy Jason Vieaux y el cuarteto de guitarras de Los Ángeles LAGQ.
«Una de las primeras razones que me llevaron a componer música no fue escribir un estándar de blues, sino contar con una plataforma para mejorar en la improvisación. Lo que hace más especial este proyecto, sin embargo, es que es un disco íntegramente escrito de antemano, sin nada de improvisación», asegura su autor.
De hecho, sus acompañantes en este viaje hacia el sol y también las manos que han interpretado las partituras más rigurosas de toda la carrera de Metheny, célebre justo por dejar escalar libre su imaginación, no provienen en absoluto de ese ámbito.
Hacía más de una década que LAGQ se habían postulado para colaborar con el guitarrista, pero este postergaba el momento, «ocupado siempre entre giras y otros proyectos», con ese ritmo vertiginoso de publicar un álbum al año prácticamente.
«Estando de vacaciones con mi familia en Guadalupe, una isla del Caribe, me despertaba cada mañana a eso de las 4 o 5 y observaba aquel paisaje. Me pareció que si tenía que escribir un álbum para ellos, ese era un buen lugar para empezar. Al final del viaje ya tenía un boceto bastante definido de 30 minutos», rememora.
Lo hizo con una sola guitarra, contraviniendo otro de los principios de su proceso creativo. «Normalmente solo cojo la guitarra para comprobar algunas cosas puntuales, pero la mayor parte de las veces compongo con el piano, porque me es inmensamente más fácil», sorprende.
Los últimos tres años, entre idas y venidas y el lanzamiento de otros discos como «From This Place» (2020), los ha dedicado a este «Road To The Sun», que incluye la pieza de seis movimientos del mismo nombre en la cual es inevitable percibir algo de sabor español.
Tras otros proyectos en formato de trío o con vocación orquestal, el instrumento de seis cuerdas es el protagonista absoluto de este trabajo, que completa una suite de guitarra solista de cuatro movimientos llamada «Four Paths Of Light», interpretada por Vieaux.
«La guitarra es un instrumento español y su historia está muy vinculada a esa cultura. Pero a la vez, si dices la palabra guitarra a 15 personas diferentes, obtendrás 15 ideas distintas de lo que significa: para unos será Metallica, para otros Taylor Swift», reflexiona.
En su caso, dice, su manera de rasgar las cuerdas está anclada en el «country» y la música del medio oeste americano. «Pero los que han participado son músicos muy vinculados a la tradición real del instrumento. Podría decirse que yo no intentaba llegar a eso, pero que ellos no podían evitarlo», comenta con cierto aire de travesura.
Para alguien que empezó a tocar la guitarra de manera «seria» a los 12 años, sorprende la vitalidad y entusiasmo con los que sigue hablando de su trabajo. «No puedo esperar a levantarme cada mañana, hasta el punto de que algunas noches solo me acuesto para poder despertarme lo más temprano posible», bromea.
Ahora bien, en su casa nadie verá «ni rastro» de todas las distinciones recibidas en estos años. «Me incomoda. No quiero verlos. Cuando me han dado un premio, lo he agradecido mucho; de hecho, me sigue resultando increíble que a alguien le importe lo que hago, pero al mismo tiempo intento no darle ningún valor», señala.
«Para mí lo único que importa es el ahora y el mañana», insiste Metheny, que considera que sus esfuerzos ya «han sido ampliamente recompensados», no solo por la posibilidad de trabajar con algunos de sus mayores héroes y también amigos (Herbie Hancock, Jim Hall, Milton Nascimento, David Bowie…), sino por la «más subjetiva» de las razones: «la música en sí misma».
«De niño dedicaba la mitad del día a practicar con la guitarra, pero no estudiaba. No sabía nada, pero a través de la música aprendí matemáticas, ciencia, lengua… Todo. Por eso me siento tan contento de meterme en un cuarto, tocar y entender ahora lo que no podía hace 50 años. No necesito siquiera que alguien lo escuche», apostilla esta leyenda incansable.
EFE noticias
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