El boxeo es una actividad deportiva que es, quizás, la más antigua de todas las practicadas por el hombre desde su aparición en este planeta azul llamado Tierra.

Hace ya varias semanas y en ocasión de abordar el tema referido a las normas que rigen en la actualidad al boxeo, nos referimos al nacimiento hace más de siglo y medio de dichas reglamentaciones que, con insustanciales modificaciones a lo largo del tiempo, mantienen hoy su vigencia y a la par, de manera tangencial también hicimos mención al cuadrilátero cercado por 16 cuerdas en el que se desenvuelven los contrincantes en un combate,

En esta oportunidad abundaremos en detalles acerca del llamado ring, muy especialmente en lo concerniente al nombre que recibe y con el cual se le designa desde varios siglos más tarde del nacimiento de una actividad deportiva que es, quizás, la más antigua de todas las practicadas por el hombre desde su aparición en este planeta azul llamado Tierra, habitado hoy por unos 8 mil millones de seres humanos, pocos más, pocos menos.

Razón de llamarse ring

En cuanto a lo que se refiere al ring y al nombre con el que se le conoce desde siempre, viene a cuento preguntarnos: ¿Cuál es la razón para que al ring se le llame así, si tal palabra (“hring”) proveniente del inglés antiguo se traduce como aro, anillo, círculo, luce inapropiada puesto que el sitio de encuentro de los boxeadores es, como dijimos y se sabe, un cuadrilátero, esto es una figura geométrica de cuatro lados?

Hemos oído cientos de veces la pregunta, que tiene una respuesta simple a la que aquí procuraremos responder, luego de un breve recuento de los inicios de un deporte considerado, tal señalamos previamente, como de los más antiguos, si acaso no el más de los practicados por el hombre, que cuenta con millones de seguidores repartidos por todo el mundo y que es, incuestionablemente, pese a sus detractores, sin duda uno de los espectáculos masivos del mundo del deporte que goza de mayor popularidad y arraigo.

Los que escriben acerca de la historia de la humanidad nos han dicho que tal modalidad deportiva tuvo su asiento original en la región ocupada por el desaparecido reino de Abisinia, hoy Etiopía, en África central–unos 6-7 mil años AC–, que se inició como una confrontación que inexorablemente finalizaba solo con la muerte de uno de los dos contrincantes, quienes se enfrentaban sentados, desnudos o semidesnudos y con las manos sin vendar.

Algunos siglos después de aquel origen, los oponentes ya contendían con las manos precariamente cubiertas con guantes rudimentarios (o manoplas), con punzantes espinas en los nudillos. Con el transcurso del tiempo experimentó irrelevantes modificaciones, aunque siempre sin límite de tiempo en cuanto a la duración del combate, que concluía, tal dijimos, solo cuando uno de los contrincantes estaba extenuado a tal grado que no podía continuar en acción o bien que moría por el castigo recibido.

700 años después

Transcurridos unos 700 años A.C, aquel primitivo boxeo fue incorporado a los Juegos Olímpicos en los cuales, desde el principio y hasta nuestros días, se convirtió en una de las especialidades que más fervor despertaba entre los espectadores.

Sucede igual actualmente, toda vez que el choque entre dos hombres (y también ahora de dos mujeres, claro, ya que el boxeo femenino está en auge), genera tanto interés, y a veces más, como ocurre en un partido de fútbol, de beisbol o de baloncesto- por mencionar solo esas 4 populares y masivas actividades- entre los aficionados.

Hemos dado un largo rodeo sin haber dicho aún el motivo por el cual al ring se le llama así, además de tinglado, cuadrilátero, ensogado, encordado, tarima, etc.

Sin más vueltas y luego de lo anotado acerca de la primitiva confrontación con los gladiadores sentados, apuntemos que luego se optó por enfrentar de pie al par de rivales, encerrados dentro de un círculo (ring, en inglés, recalcamos) del que no se podía salir, lo que determinaba la derrota del infractor. Desde entonces y hasta hoy se le sigue llamando así.

Vale en este punto una acotación relevante: el boxeo estuvo proscrito durante años en Europa a la caída del Imperio Romano, 776 años a.c, con la expansión del cristianismo y el nacimiento de la Iglesia. Inglaterra lo revivió en los primeros años del siglo XVIII.

La historia es esta: en 1743 un exboxeador que enseñaba cómo pelear, de nombre Jack Broughton, creó las primeras reglas, tal contamos hace ya un buen rato en otra crónica. En una de ellas se disponía trazar dos círculos concéntricos en el menor de los cuales pugnarían los contendientes, obligados a no salir de él con la automática derrota decretada para quien lo hiciera.

Casi un siglo más tarde, en 1838, aparece el primer ring cuadrado, ideado por la Pugilistic Society (Sociedad Pugilística) de Londres, asentado en el suelo. Una segunda acotación, solamente curiosa: hasta donde se sabe el primer combate en que el vencedor recibió un pago en metálico lo animaron el repostero y el carnicero de un duque inglés, con triunfo del primero, en los albores del siglo XVIII).

Alrededor de 1865 se publican las mal llamadas reglas del Marqués de Queensberry, decimos mal llamadas, pues, en realidad fueron obra del fundador del Club Atlético Aficionado londinense, el entrenador y periodista John Graham Chambers, reglas que pusieron fin a los choques a manos limpias e interminables con la imposición de asaltos de 3 minutos con uno de descanso, tal como es hoy. El último campeón del mundo sin guantes puestos fue el peso completo John L. Sullivan y James J. Corbett el primero en pelear con ellos calzados.

Se presume que fue también Chambers a quien se le ocurrió levantar el ring–que había reemplazado al habitual círculo, pero que seguía y sigue siendo llamado ring, como en su origen–a 91 centímetros del suelo, a objeto de facilitar una mejor visión a los espectadores y calificadores (jueces). El cuadrilátero, originalmente de 7.3 metros por lado, actualmente con 16 cuerdas en total- antes de 2 por lado, de 4 luego y después de 12- debe tener dimensiones de no menos de 4.90 metros ni más de 6.90 y situado a una altura no menor de 0.90 metros del suelo ni a más de 1.22 metros.

Las 12 reglas de Chambers-Queensberry, como señalamos en artículo anterior, mantienen su vigencia y en ellas resaltan, como indicamos, la de duración de cada asalto (3 minutos, con uno de descanso) y la de que un boxeador es decretado perdedor cuando no puede levantarse de la lona o está imposibilitado de continuar la lucha, transcurridos 10 segundos de haberse paralizado las acciones por caída (knockdown) o bien a causa de uno o varios impactos que le dejan indefenso o inconsciente.

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