¿Sentir una especia niebla del cerebro es una consecuencia del COVID-19? 

Si padeciste COVID-19 y no te sientes normal, ya que notas que se te va la onda mal plan, tienes dificultad para concentrarte y olvidas casi todo al momento, podrías estar experimentando la famosa  y tan terrible “niebla mental” ocasionada por este virus.

Una cosa son las secuelas físicas que deja la infección y otra mucho más desesperante, son las mentales. Estar en tus 30s como Julianne Moore en la película ‘Siempre Alice’ no está cool, ya que este tipo de Alzheimer u olvido, que sientes por llamarlo de alguna manera, está obstaculizando tu modo tradicional de funcionar e incluso, sucede en las actividades más sencillas que demanda la vida diaria, tal como ir a la cocina por algo y de repente cuando estás allí, ya no tienes ni idea a lo que fuiste.

¿Qué es la niebla del cerebro o mental?

Entonces el “brain fog” como lo llaman los investigadores que se traduce al español  como niebla mental o niebla del cerebro según el Harvard Health Blog, no es un diagnóstico médico como tal, ni tampoco un término científico. Se le da más bien este nombre debido a que las personas que lo sufren, lo utilizan para describir cómo se sienten cuando sus pensamientos son lentos, confusos y nada perspicaces o bien, carecen de agilidad mental.

Y claro que lo has experimentado en algún momento, cuando has estado enfermo y no de coronavirus precisamente, como por ejemplo piensa en una gripa cañona, una máster cruda o cuando sufres de jet lag por el cambio de horario en el viaje y andas todo lento. Y no le das usualmente mayor importancia porque no se queda permanente, pero, al parecer cuando tiene que ver por infección del SARS-CoV-2 al padecerlo como síntoma, al quedarte como secuela y el no saber por cuánto tiempo estará contigo, te resulta muy frustrante e inquietante.

Los síntomas

  • Problemas de memoria.
  • Fácil distracción.
  • Falta de claridad mental.
  • Pobre concentración.
  • Dolor de cabeza.
  • Confusión.
  • Dificultad para comprender palabras cotidianas.
  • Mareos.
  • Pensamientos lentos.

¿El coronavirus daña el cerebro?

Y así como te preocupas tú, los científicos también lo hacen debido a que el virus está teniendo efectos neurológicos y esto los lleva a preguntarse si este tiene la capacidad de infectar al cerebro y se le podría considerar “neurotrópico” o sea, que tenga una gran afinidad y avidez por el tejido nervioso, gracias a los síntomas neurológicos detectados en los pacientes que han sobrevivido a la enfermedad o bien, a aquellos pacientes hospitalizados que fallecieron, tuvieron afectaciones del tipo y bueno, cuyos tejidos están siendo estudiados cuando se realizan las autopsias.

Tony Wyss-Coray PhD y profesor de neurología y ciencias neurológicas de la Universidad de Stanford afirma que cerca de un tercio de los pacientes hospitalizados por COVID-19 experimenta síntomas cognitivos o psiquiátricos, como pensamiento confuso, olvido, dificultad para concentrarse y depresión.

Además, muchos de los cerebros de los pacientes que murieron por la enfermedad grave muestran profundos marcadores de inflamación molecular e incluso, aparecieron en aquellas personas que durante la enfermedad no presentaron signos clínicos de alguna discapacidad neurológica. Lo que sí nos muestra esto es que este virus sí afecta nuestro cerebro y al sistema nervioso como tal.

Todo se publica en un estudio súper reciente (junio 2021) de Wyss-Coray y de Andrew C. Yang en la tan prestigiada revista Nature denominado “Dysregulation of brain and choroid plexus cell types in severe COVID-19”, el cual pretendió explicar si los cambios neurológicos que ocasiona la enfermedad se deben directamente a una invasión del virus en el cerebro o más bien, a un daño indirecto debido a una infección periférica y a la asociada respuesta inmune. Para ello, estudiaron 8 tejidos de cerebros de pacientes muertos por COVID-19 y 14 muestras para hacer el comparativo con individuos que murieron de otras causas.

Ellos encontraron como resultados, cambios significativos en las neuronas de la corteza cerebral que es la que juega un papel importante en la toma de decisiones, la memoria y el razonamiento matemático. Hubo también, cambios en los circuitos que realizan funciones cerebrales superiores y otros moleculares que conllevan a desequilibrios en la señalización y que se asocian a déficit cognitivo y afecciones neurodegenerativas como sucede en el Alzheimer y el Parkinson.

Refirieron que se percataron que las células T del sistema inmune que buscan los patógenos eran más abundantes en los cerebros de los pacientes con COVID-19 muertos y además, hallaron que las respuestas inflamatorias en todo el cuerpo pueden causar también una respuesta inflamatoria de la barrera hematoencefálica y esto a su vez inflama el cerebro. Todo si te fijas bien, explica bien la niebla mental, la fatiga y otros síntomas relacionados que ocasiona el virus.

La buena noticia

Al menos en este estudio los científicos plantean que todo lo que encontraron respecto al daño del virus en el cerebro no se debe a que este lo invada directamente, ya que en propias palabras de Wyss-Coray buscaron arduamente la presencia del virus en los tejidos cerebrales y por más que indagaron, a pesar de sus herramientas tan sofisticadas y aparentemente seguras, no pudieron encontrarlo.

Esto contradijo otros estudios previos y es un punto de partida importante, ya que por lo menos hasta el momento en que se publicó esta investigación, nos habían hecho creer que el virus sí poblaba y atacaba directamente al cerebro. Entonces más bien, al parecer todo aquello que surge como síntomas neurológicos podríamos entender que es más bien consecuencia de un daño indirecto por parte del bichito. Menos mal, porque si no imagina cómo nos habría ido.

Con información de GQ

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