Viena.- Slavoj Zizek, uno de los filósofos más influyentes del mundo, critica a los «falsos pacifistas» que piden no ayudar militarmente a Ucrania, y considera que la izquierda no debería alinearse con la ultraderecha en la defensa del presidente ruso, Vladímir Putin.
En una entrevista telemática con EFE, el pensador esloveno de 74 años aboga por entregar armas a Ucrania para que se defienda de la agresión rusa y considera equivocado el argumento de que ese paso alarga el conflicto.
«Por supuesto, dar armas a Ucrania prolonga la guerra. Pero, ¿cuál es la alternativa? Está claro que la guerra terminaría rápido con una victoria total rusa, con la ocupación de Ucrania», señala desde Liubliana.
Zizek, que entiende el ruso, recuerda que la propaganda difundida en la televisión estatal rusa muestra los argumentos reaccionarios con los que Moscú justifica la invasión, como la «desatanización» de una Ucrania hundida en «un decadente estilo de vida occidental».
«Lo que me molesta de estos pacifistas es que hablan en términos generales. Por supuesto, todos estamos a favor de la paz. Pero escuchen, ¿son también conscientes de que la paz siempre beneficia al ocupante?», critica Zizek, que carga contra una «neutralidad» que beneficia al agresor.
UN CONFLICTO GLOBAL
El pensador marxista, uno de los críticos culturales y polemistas más conocidos del siglo XXI, considera que la guerra de Ucrania, que define como «neocolonial», es el reflejo de un conflicto global.
A su juicio, el capitalismo está en crisis y el neoliberalismo anda de repliegue, mientras surge un «neofeudalismo o autoritarismo capitalista» que, entre otros países, representa la Rusia de Putin.
Al proyecto político de China le encuentra elementos «neofascistas» en su mezcla de modernidad tecnológica y control social. Y destaca al politólogo «neoconservador» Wang Huning como el auténtico cerebro del régimen de Pekín.
La apuesta de Zizek frente a estos modelos autoritarios es un sistema europeo «socialdemócrata», entendido como aquel en el que la democracia se combina con unas garantías vitales mínimas, como educación y sanidad gratuitas.
CONTRA LA LÓGICA BINARIA
Zizek señala que parte de la izquierda ve a «Occidente, la OTAN y el complejo militar-industrial de EE. UU. como el eje del mal», y aplauden a quienes se oponen a ellos. Pero esa es «una lógica muy peligrosa», advierte.
«Creo que está surgiendo un mundo nuevo, multipolar, en el que, si bien debemos seguir siendo críticos con el orden parlamentario neoliberal global, debemos admitir, no obstante, que pueden surgir cosas todavía peores», resume.
Y afirma que a veces hay que unirse para hacer frente a un mal mayor, y apunta a la posición de la izquierda durante la Segunda Guerra Mundial, cuando luchó contra el fascismo a pesar de sus críticas al imperialismo de EE. UU.
«A alguna gente en la izquierda le gusta analizar cómo los derechos humanos y el capitalismo liberal enmascaran la explotación, pero se sienten desconcertados cuando un líder aboga abiertamente por un nuevo orden autoritario», reprocha.
El pensador es muy crítico con algunos políticos de «Die Linke», el partido izquierdista alemán, que se unieron a la ultraderechista AfD en su petición de no intervenir frente a la invasión rusa.
«Sus argumentos son: ¿por qué involucrarnos en una guerra que no es nuestra? ¿Por qué poner en peligro el nivel de vida de nuestros trabajadores?», dice Zizek, agregando que esa posición la considera de «una cobardía y un egoísmo brutal».
Y recuerda que Putin ha apoyado a todos los partidos de extrema derecha europeos para debilitar a la Unión Europea y, por eso, lamenta la «extraña alianza» entre cierta izquierda antimperialista y la ultraderecha en su discurso sobre la invasión rusa.
El filósofo, que en 2003 fue muy crítico con la invasión de Irak por parte de EE.UU., considera también un error la posición de «neutralidad» de países en desarrollo, como Brasil, justificada en parte por el pasado imperialista y colonialista de Occidente.
Zizek reconoce la hipocresía occidental en muchos aspectos, pero recuerda que Rusia y China también son potencias imperialistas y el neocolonialismo se debería combatir en todos los sitios, tanto en Ucrania como en la Cisjordania bajo ocupación israelí.
Para que las relaciones internacionales funcionen, asegura, todos deberíamos «hablar el mismo idioma cuando se trata de conceptos como ocupación o libertad».
«En América Latina también es cierto que han sufrido el imperialismo estadounidense durante décadas, y, según esa lógica, todo lo que perjudique a EE. UU. lo consideran positivo», indica.
El pensador muestra su admiración por la izquierda latinoamericana y destaca a los presidentes de Colombia, Chile y Bolivia, pero señala que, en general, los movimientos progresistas deberían alejarse de proyectos «fracasados» como los de Cuba, Nicaragua y Venezuela.
«Esos son proyectos fracasados, y la izquierda latinoamericana debería encontrar el coraje de renunciar a ellos», concluye.
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